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Hombres maltratados
© 7 de Noviembre, 2008, Autor: amanecer Cautiva del Amor
Historia de un hombre maltratado, desde el punto de vista de la hija:
Soy hija de un hombre maravilloso que fue abusado secretamente.
Comparto esta historia con el dolor de mis propios ojos de mi temprana niñez, y lo comparto ahora en mi condición de mujer joven.
Compartíamos un hogar en donde no existía la abundancia, pero no carecíamos de las necesidades básicas que fueron suministrados por un único ingreso económico: el de mi padre. Aún así, la vida era cómoda…
Lamentablemente sufríamos de una pobreza profunda, pero la pobreza de la que hablo no era de dinero, era una pobreza de amor y respeto.
Las memorias que tengo de mi padre mientras duró su matrimonio con mi madre, son las de un hombre triste y serio.
Las únicas sonrisas que recuerdo de él son de cuando nos sentaba en sus rodillas y jugaba con nosotros, teniendo muchas veces como música de fondo los gritos e insultos de mi madre:
“eres un inútil”, “no hay dinero, pero eres un conformista”, “no sirves para nada”, “eres una basura”…
De nada sirvió el esfuerzo que mi padre intentando ocultarnos a los hijos el extraño y abusivo comportamiento de mi madre.
A pesar de su esfuerzo, no lograba ocultar los gritos de mi madre, los portazos, y su propio llanto que derramó muchas veces en la oscuridad de los corredores de mi casa mientras pensaba que dormíamos.
Pensé entonces en aliviar el dolor de mi padre, y me levantaba muy temprano para verlo antes de que se fuera a su trabajo sabiendo que serían las únicas mieles del día, porque nos esperaba un día más en el que mi madre descargaría todas sus frustraciones en contra de nosotros.
Como todo llega a su fin, un día, el día más triste de mi vida, vi alejarse a mi padre del hogar.
Por fin se separaba de mi madre, después de 11 años de abuso y maltrato.
A mis escasos 9 años, pude darme cuenta de que mi madre tiene la capacidad de destruir, tiene la capacidad de que incluso el más paciente y dedicado padre sienta que no vale nada, ni como hombre ni como humano.
Me di cuenta que en lo material, para mi madre nunca nada fue suficiente.
Tuvo en aquel tiempo la capacidad de hacer para nosotros sus hijos, la peor pesadilla, que culminó con la separación de mi padre.
Él por fin dejaba a su esposa que le maltrató y abusó por tantos años…
Hoy veo a mi padre casado con una mujer maravillosa a quien respeto y agradezco el haberme dado una familia que me ama”.
Muchas veces creemos saber educar a nuestros hijos pero no nos tomamos el tiempo necesario para saber cómo se sienten nuestros hijos que pueden estar callando sus opiniones por respeto o por temor a sus mayores.
Esta es parte de la anatomía del abuso familiar que muchas veces se vive en los hogares, muchas veces muy cerca de nosotros, esperando que esto sirva para inspirarnos cuando estamos cayendo en el atroz error de pensar solo como mujeres y se nos olvida el bienestar de nuestros hijos.
¿Nos das tu opinión?
Con el cariño de siempre:Amanecer cautiva del amor
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