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PSICOPEDAGOGA FAMILIAR ARANTXACOCA
"Madre alienadora, padre excluido"
VÍCTOR-M. AMELA - 20/06/2007
Tengo 31 años. Nací y vivo en Barcelona. Soy psicopedagoga familiar. Vivo en pareja y tengo un bebé de seis meses, Dominic.
Soy librepensadora. No comento mis creencias religiosas.
Constato hoy un incremento del síndrome de alienación parental: uno de los progenitores intenta extirpar al otro de la esfera afectiva de su hijo.
Las familias necesitan psicólogo?
- Sobre todo en defensa de los menores.
¿Estamos dañándoles?
- A mí ahora me inquieta mucho el incremento del síndrome de alienación parental.
¿Qué es eso?
- Es un atentado al derecho del menor de disfrutar de dos progenitores, a tener dos referentes, a tenerlos integrados dentro de sí.
A contar con un padre y una madre, ¿no?
Tanto si están vivos como si están muertos, el menor tiene derecho a integrarlos afectivamente a ambos desde el bienestar.
¿Y quién perturba ese derecho del menor?
El alienador parental.
¿Quién es ese tipo?
Uno de los dos progenitores.
Pues empezamos mal...
Sí. Un progenitor se convierte en alienador cuando actúa de modo que logra indisponer al menor con su otro progenitor.
Ah, ya voy entendiendo...
Sucede en muchas separaciones de pareja: un progenitor programa mentalmente al menor para que identifique al otro progenitor como una amenaza, como al enemigo.
¿De verdad podemos "programar mentalmente" a un menor?
¡Claro! Es una auténtica programación mental con fines perversos.
¡Un lavado de cerebro como el de una secta!
Un ejemplo.
Imagine a una madre separada que le dice a su hijo, antes de librarlo al padre en su fin de semana: "No tienes por que hacer nada que no te apetezca...".
Ah, qué sutil...
Instila en el menor una actitud refractaria hacia el padre, ¡la actitud de defenderse de él! Y, claro, aquí me llegan padres desesperados porque su hijo de diez años les ha espetado: "¡Tú a mí no me mandas!".
Tristísimo: así es imposible ser padre...
El padre, loco de dolor, ve como pierde el afecto de su hijo. ¡Y al hijo le roban al padre!: el alienador (la madre, en este caso) inflige un gravísimo maltrato psicológico al hijo, pues le extirpa al padre de su esfera afectiva, de su psique. ¡Una mutilación emocional!
En este caso que me cuenta, ¿el menor está metabolizando el odio de la madre?
El padre se retrasa diez minutos en recoger al menor, y la madre comenta: "Ay, otra vez nos ha fallado tu padre". ¡"Nos", dice!: fusiona al menor a ella. Y el menor se identifica, y se desvivirá por no "traicionarla".
¿Y con qué consecuencias?
Interiorizará el abandono (y eso derivará en tristezas, depresiones...), se sentirá culpable de lo que sucedió, ¡y no soportará separarse de su madre! Y pronto será el menor quien actuará por ella: se negará a ver al padre.
¡Parece un ejercicio de vudú, de posesión!
No es mal modo de verlo.
Me ha hablado de una madre alienadora: ¿es el esquema habitual, o hay otros?
Por desgracia, es el más frecuente. Es un triángulo: madre alienadora, padre excluido, menor alienado. ¡Psíquicamente mutilado!
El padre es el que más sufre, en principio.
"Este niño me adoraba, y ahora... ¡no le reconozco!", me dicen padres entre sollozos. Es la señal: el niño ha sido alienado. Es decir, ha mutado su identidad afectiva: ¡al igual que una anoréxica se ve gorda, ahora este niño ve en su padre a un enemigo!
Todo un drama..., ¿irreversible?
Habría que retirarle el hijo alienado (maltratado) al alienador (maltratador): retirarle la custodia, apartarle una temporada.
Hágase, pues.
Hay un problema: los jueces. Los jueces no quieren mojarse: la custodia, para la madre. ¡No quieren complicarse! No contemplan el síndrome de alienación parental como maltrato psicológico. ¡Y se consuma!
Pues vaya con nuestros jueces...
Los jueces optan por preguntar al niño. Y, claro, el niño alienado habla por boca del alienador... Y el juez no profundiza más.
¿Qué puede hacerse?
A la sociedad, que ya se ha concienciado acerca de maltratos como el mobbing y el bullying, le toca ahora concienciarse de este maltrato de alienación parental.
¿Qué aconseja a un progenitor que empiece a detectar este síndrome en su hijo?
Pese a todo, comunicárselo al juez. Insistir. Luchar por el menor. Por su bien. A un padre excluido le he dicho: "Lucha por tu hijo, ¡para que un día comprenda que tú quisiste tenerle a tu lado!". La madurez del hijo, un día, podría devolvérselo...
Magro consuelo.
Lo peor, lo más duro para el padre excluido, es verse insultado, ¡insultado!, por su hijo. Se registran muchas depresiones, claro...
¿Qué síntomas en un niño deberían alertar al progenitor?
Si el niño viene con una lista de normas del otro progenitor: "Que haga o no haga esto", que si la ropa, que si los deberes... O cuando el niño le suelta al padre: "¿Por qué no nos das más dinero?" O cuando el padre le riñe y el niño replica: "¡No me hables así o irás al juez!". O le dice: "¡No me toques!".
¿Alguna pista más?
El niño puede somatizar su caso en alteraciones digestivas. Y empeorar en la escuela, por una merma de atención y memoria.
¿Todos somos alienadores en potencia?
Sí. Sobre todo si eres una persona susceptible, tajante, monolítica, exagerada, y si sueles pensar que todo el mal está en el otro.
¿A qué extremo puede llegar el alienador?
Una acusó con falsedad a su ex de acoso sexual sobre sus hijos, para que el juez los apartase cautelarmente del padre... ¡y así culminar sin trabas la alienación del menor!