Y dice Ana Becciu, amor, sobre este Manifiesto: «La metáfora, fundada en los términos del horror, del grito general alojado en la garganta de la humanidad.» ¿En la garganta? Más bien en la vagina, Ana, amor. Y Vivían Gornik, amor, dice en una Introducción: «El Manifiesto de Valérie Solanas es la voz de alguien que nunca más podrá satisfacerse con otra cosa que no sea sangre.» Estas son las feministas, desocupado lector, estas son las jeunnes feuilles en fleur con las que nos ha tocado dialogar.
Me he leído el tierno librillo, porque mi buen amigo Tello me había invitado a una mesa redonda en Barcelona sobre el tema. Lo siento, hombre, no poder asistir a esa mesa redonda o colisión de los planetas, pero ya me había yo apuntado a la guerra de las galaxias, tío, o sea el otro día, así que no puedo. He seguido tiernamente a la dulce Valérie en su menstrual guerra contra el hombre, hasta ese punto en que propone eliminar a toda la humanidad masculina mediante cámaras de gas (porque el fascismo es siempre igual a sí mismo, muy poco original, y Valérie, Hitler con sostén, no añade nada al Hitler con una cruz gamada por calzontillos).
He procurado razonarme a mí mismo la desaparición cruenta del macho sobre la tierra, haciéndome sensatos los argumentos de la dulce Valérie, y he llegado incluso a resignarme a mi inevitable liquidación o transformación en j abones perfumados para la higiene íntima de las nuevas amazonas galáxicas, pero he aquí que Valérie, en su cabreo cósmico contra el macho universal y contra el guapo Andy en particular, pide finalmente la extinción de las mujeres, exige que se deje morir la vida humana en esta mediocre estrella que sale en los mapas. Y me dije digo (eran ya como hasta las 3 de la mañana de lectura): aquí te he pillado, tía, ya te he cogido, tú no odias al hombre, tú odias la vida, como Hitler, como todo fanático, como todo fanatismo, tú eres un pire mental con faldas, amor.
«Scum matará a todos los hombres que no formen parte del Cuerpo Auxiliar Masculino de Scum.» Así dice la ninfa. Previamente nos ha aclarado y propuesto, como plan de trabajo, la liquidación de redactores-jefes, empleados, gerentes, políticos, todo, incluso los que se pasean pacíficamente por los arrabales al anochecer, porque dice que lo hacen de una manera machista y altanera. Algunos vamos a salvamos en el Cuerpo Auxiliar Masculino de Scum -que yo ya he llamado al teléfono interplanetario de Scum para apuntarme-, pero el destino que nos reserva la dulce Valérie, después de haber cumplido nuestra misión, que consiste en ayudarlas a ellas a matar hombres, es entregarnos dócilmente a las cámaras de gas, porque si no lo hacemos dócilmente, seremos unos machistas deleznables.
Bueno, pues esta fastuosa parida concluye con unos anuncios de libros de Lidia Falcón y Carmen Alcalde, por las que yo tenía un respeto, antes de saber que su misión histórica, entre la compra en el hiper y la tertulia en la peluquería, es acabar con la vida humana sobre la Tierra (ya digo que a los hombres hay que matarlos y a las mujeres dejarlas que se extingan), Valérie, la dulce Valérie, lleva cuellecito de piel y collarcito, en las fotos, que hay que ir mona a la guerra de los mundos. Lidia, Carmen, Valérie: he aquí las dulces ninfas con quienes tenemos que convenir nuestra extinción sin machismo altanero. Del gas ya no se salva ni Ellseo Bayo.
Información sobre el Manifiesto Scum.