miércoles, 2 de julio de 2025

Dime cuánto te gastas en tu boda y te diré cuándo te divorcias

.... la teoría que explica una psicóloga sobre el futuro de los matrimonios.
La experta señala que existen varias hipótesis que explicarían la vinculación entre el valor monetario del casamiento y el futuro de la relación
Marta Sierra, 01 Julio 2025 
Entendidas las bodas como un acto de amor que lleva la relación de una pareja a un nuevo nivel, la industria ha promovido la idea de que, cuanto más dinero se gaste en el enlace y el anillo de compromiso, más tiempo durará el matrimonio. De esta manera, se vincularía el valor monetario con una mayor cantidad de amor o de interés en que la pareja sea duradera.

Sin embargo, un estudio realizado por investigadores de la Universidad Nacional de Singapur (NUS) y la Universidad Emory sugiere que la tendencia es completamente inversa: tras analizar los datos de una encuesta realizada a más de 3.000 personas casadas en Estados Unidos, concluyen que "los tipos de bodas asociadas con una menor probabilidad de divorcio son aquellas que son relativamente económicas pero con alta asistencia”, señala la investigación titulada ’Un diamante es para siemprey otros cuentos de hadas: La relación entre los gastos de la boda y la duración del matrimonio.

Las posibles causas de este fenómeno
Tal y como señala el estudio, “un gasto relativamente alto en el anillo de compromiso [entre $2.000 y 4.000 ] está inversamente asociado con la duración del matrimonio entre los encuestados hombres”. 
A esto se añade que “un gasto relativamente alto en la boda [más de $20.000] está inversamente asociado con la duración del matrimonio entre las encuestadas mujeres” y que “un gasto relativamente bajo en la boda [entre $5.000 y 10.000] está positivamente asociado con la duración entre los encuestados hombres y mujeres.”

Partiendo de estos datos, la psicóloga Claudia Nicolasa (@claudianicolasa en TikTok) explica que existen algunos motivos por los que puede ocurrir esta vinculación entre el gasto y el futuro de la relación.
En 1º lugar, destacan las expectativas: “Cuanta más ilusión y expectativas depositas en esa ceremonia, como si fuera a cambiar la relación, mayor puede ser la decepción posterior con la vida matrimonial”. Así, muchas personas entienden el casamiento como un punto aparte en la relación, como una forma de empezar una nueva etapa fundamental que puede arreglar conflictos pasados o devolver ciertas ilusiones.

Por el contrario, “si simplemente lo ves como un acto simbólico, sabiendo que tu pareja y tú vais a ser los mismos, con los mismos defectos y virtudes”, es más probable que la relación tenga éxito o, al menos, que dure más tiempo.

La 2ª hipótesis que plantea la psicóloga es la idea de la superficialidad. Aunque no siempre es así, “detrás de bodas ostentosas puede haber parejas con una mayor tendencia a valorar lo material, el estatus, las apariencias de cara al exterior”. De esta manera, Claudia Nicolasa explica que se tienden a “cuidar menos el vínculo, a priorizar más sus propias necesidades individuales y trabajar menos en la relación”.

Qué pasa con el dinero y bienes de la herencia en caso de divorcio.
Por último, la psicóloga destaca que, las personas que pueden permitirse un matrimonio caro, también suelen tener dinero para hacer lo mismo con el divorcio. Por el contrario, “las personas con bajos recursos pueden caer más en situaciones de dependencia, teniendo que permanecer juntos pese a no ser felices”. 
Así, es frecuente que, en estos casos, la pareja desee separarse, pero no pueda hacerlo por una cuestión monetaria, sobre todo en un contexto en el que el coste de vida cada vez es más alto, más aún si debe hacerse frente a todos estos gastos (alquiler, hipoteca, alimentación...) con un único sueldo.

España: Aumento de rupturas familiares durante verano

.....  el divorcio se consolida como amenaza a estabilidad del hogar. 
El Instituto de Política Familiar y expertos en derecho y psicología alertan del repunte de separaciones tras las vacaciones estivales y piden una respuesta política, social y pastoral urgente. 
El verano, tradicionalmente asociado al descanso, el ocio y el reencuentro familiar, se está convirtiendo en una de las estaciones más críticas para la salud del matrimonio en España. Así lo evidencian los últimos datos judiciales y sociológicos, que muestran un incremento preocupante de separaciones y divorcios al término del periodo estival. 
Según las cifras recogidas por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), cada septiembre se registra un repunte del 20 % en las demandas de divorcio en comparación con otros meses del año. 
En 2024, se superaron las 95.000 rupturas matrimoniales en el conjunto del país, con un aumento del 3,6 % respecto al año anterior. 

El Instituto Nacional de Estadística (INE) confirma que el fenómeno tiene carácter estructural, y que el periodo posterior a las vacaciones es especialmente delicado. Las causas son diversas, así lo denuncian los expertos en psicología familiar, que, señalan que la convivencia prolongada durante las vacaciones, con mayor tiempo compartido, expectativas idealizadas y tensiones económicas, suele actuar como detonante de conflictos larvados
Lo que se oculta en la rutina del año, estalla en verano”, afirma la psicóloga Ana Belén Medialdea. A ello se suman, según diversas investigaciones, factores como la presión de la familia política, el aumento de casos de infidelidad, y la escasa preparación emocional y espiritual de muchas parejas.

Desde la sociedad civil, el Instituto de Política Familiar (IPF) ha alertado del “deterioro silencioso pero profundo” de la institución familiar en España. Su presidente, Mariano Martínez-Aedo, ha declarado: “El divorcio se está abriendo paso como una salida fácil a las dificultades, pero sus consecuencias son devastadoras para los hijos, para la estabilidad emocional de los adultos y para la sociedad en su conjunto”. 
El IPF insiste en que el matrimonio y la familia “no son construcciones culturales modificables al antojo de cada época, sino realidades naturales y fundamentales para el bien común”. Por ello, pide que tanto las administraciones públicas como los medios de comunicación y la Iglesia refuercen su compromiso en la promoción del matrimonio como unión estable entre un hombre y una mujer, abierto a la vida y sostenido en la fidelidad. 

La cultura del descarte ha entrado en el corazón del hogar”, añade Martínez-Aedo. “Y esto no puede dejarnos indiferentes. Una sociedad que no cuida a sus familias, está condenada a la fragmentación y a la soledad”. Desde el ámbito eclesial, también se alzan voces que piden una pastoral familiar más audaz, formativa y cercana, capaz de prevenir crisis y acompañar en la dificultad. En muchas diócesis se ha reforzado la atención a matrimonios jóvenes, la preparación al matrimonio y la mediación familiar como recursos preventivos. 

Sin embargo, los números siguen creciendo. El aumento de hogares monoparentales (más del 80 % liderados por mujeres tras la ruptura) y las consecuencias económicas y emocionales que afectan sobre todo a los hijos, muestran la dimensión del problema. Según estudios recientes, los hijos de padres separados presentan mayor riesgo de fracaso escolar, ansiedad, inseguridad afectiva y dificultades en sus relaciones futuras.

En este contexto, el verano se ha convertido en un “termómetro de salud familiar
Lo que debería ser tiempo de renovación y descanso, se transforma para muchas familias en el preludio de un proceso doloroso y desestructurador. La Iglesia, a través de sus movimientos familiares y diócesis, ha reiterado su llamado a recuperar el valor del compromiso conyugal, la centralidad del amor fiel, y la misericordia como camino de sanación para las heridas del matrimonio. Mientras tanto, expertos, asociaciones y pastores coinciden: urge una respuesta educativa, legal y pastoral. Porque no se trata solo de cifras, sino de personas, de historias rotas y de una verdad olvidada: que la familia es la primera escuela de humanidad y la célula indispensable de una sociedad viva.

Exención de pago de pensión alimenticia a hija de 23 años

Al haber terminado su formación y accedido al mercado laboral
, pues la norma no obliga a sufragar la educación profesional que los hijos deseen,
ElDerecho.com
01-07-2025
El Tribunal Superior de Justicia de Aragón ha admitido el recurso de un padre que solicitaba que se extinguiera la obligación de hacerse cargo de los 624,60 euros de pensión alimenticia de su hija de 23 años, así como de la proporción de los gastos extraordinarios, puesto que la joven ya había acabado sus estudios e incluso había conseguido un trabajo relacionado con su formación. Un juzgado de Zaragoza estimó la demanda paterna que rechazó posteriormente la Audiencia Provincial.

En su recurso ante esta Sala, el progenitor expuso que la hija finalizó el Bachillerato y accedió a los estudios de Grado Superior de Higiene Bucodental. Tras superarlos fue contratada indefinidamente a jornada completa, contrato que de manera voluntaria rescindió a los 8 meses para iniciar sus estudios universitarios de Odontología. Además, consideraba que el inicio de una carrera universitaria de la misma especialidad que el grado ya finalizado, sumado a que encontró trabajo relacionado con sus estudios, conllevaba la necesidad de extinguir la pensión de alimentos con los efectos fijados en la resolución de primera instancia.

El órgano provincial entendía que la joven no había terminado su formación, además de carecer autonomía personal y económica. Asimismo, el tribunal afirmaba que realizar un grado de Formación Profesional para acceso a la universidad no puede entenderse como final de la etapa de formación académica cuando resulta acreditado que 1 año después se ha matriculado en la universidad, “lo que evidencia la real voluntad de prosecución de la formación superior elegida”. 
Y, en lo que se refiere al trabajo remunerado que realizaba al que renunció voluntariamente, el tribunal expuso que no es óbice para seguir percibiendo la pensión por “desarrollar unos determinados trabajos temporales”.

Los magistrados del alto tribunal de Aragón recuerdan que según la interpretación y aplicación del art. 69 CDFA, se exigen como requisitos fundamentales que el hijo no hubiera completado su formación profesional y que no tuviera recursos propios para sufragar los gastos, a lo que hay que añadir que no haya alcanzado los 26 años, salvo las excepciones que, convencional o judicialmente, se puedan establecer.

No obstante, el tribunal apunta que el precepto “no obliga a sufragar la educación profesional que los hijos deseen o decidan, ni alcanzar un nivel formativo determinado -como pudiera ser el universitario- sino que la norma establece la necesidad de completar su formación profesional, esto es, una formación que les permita acceder al mercado laboral con arreglo a las circunstancias y antecedentes concurrentes en cada caso, que deberán ser ponderados; y siempre que no cuenten con recursos propios para sufragarla por su cuenta”.

En este caso concreto, la Sala observa que la joven ha completado un grado superior en Higiene Bucodental, que le ha capacitado para suscribir contratos de trabajo acordes con su formación y remunerados adecuadamente, el último de ellos a jornada completa e indefinido, al que renunció voluntariamente. 
Por lo tanto -concluyen los magistrados- ha obtenido formación profesional y había accedido al mercado laboral en condiciones aceptables

la custodia compartida: «no es un derecho automático»

Las buenas intenciones no son suficientes para conseguir la custodia compartida: «no es un derecho automático».
Barbara Hermida, 02/7/2025 
El Tribunal Supremo ha rechazado otorgar la custodia compartida a un progenitor. Ello, debido a que no ha demostrado que este cambio en las medidas establecidas tras la separación de los progenitores contribuya al bienestar del menor. 
Algo que demuestra que esta custodia compartida entre padre y madre no es un «derecho automático» de ambos, sino una respuesta a las necesidades del caso específico del menor.

Un padre ha acudido hasta el alto tribunal para conseguir una custodia compartida de su hijo junto a su expareja.
Antonio (nombre ficticio) solicitaba el 2 de noviembre de 2021, ante el Juzgado de Primera Instancia nº 27 de Madrid, la modificación de medidas con respecto a su hijo menor, Pío, nacido en 2008. Unas medidas acordadas, el diciembre de 2020, por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer nº 7 de Madrid.

Demanda en la que el hombre solicitaba que se dictase una nueva resolución, concediendo la guarda y custodia compartida a ambos progenitores. Ello, con la propuesta de que ambos adoptasen y ejecutasen las decisiones entorno al hijo en común, así como un aumento del contacto y visitas entre padre e hijo.
También, entre otras propuestas, la extinción de la pensión alimenticia a cargo del padre. Ello, fijando en sustitución una pensión a careo de la madre de 240 euros mensuales, así como un sufragio de los gastos extraordinarios, con un cargo del 70% a la madre, y un 30% al padre.

Pretensiones que, sin embargo, rechazaba el Juzgado de instancia. Así, justifica el fallo que existe un obstáculo legal para la custodia compartida, ante la falta de acuerdo de los progenitores. Del mismo modo, también se justifica que las actuales medidas están siendo positivas para el menor, muy vinculado a su madre.

La custodia compartida debe ser positiva para el menor
Del mismo modo, alega el juzgado que la situación laboral del padre está «caracterizada por la falta de estabilidad y unos horarios incompatibles con el interés del menor«. Algo que, para el juzgado, deja claro que el que ha propuesto la modificación «no demuestra que ésta redunde claramente en beneficio del menor».

Decisión que el hombre recurría en apelación ante la A. P. de Madrid. Tribunal que, en su sentencia 325/2024, volvía a desestimar las pretensiones de Antonio. 
En concreto, considerando que la sentencia recurrida es «correcta y ajustada a Derecho».
Y, del mismo modo, se apoyaba la AP en el informe pericial emitido, que detectaba que la custodia compartida «no es la medida más protectora ni acorde con los intereses y necesidades del menor».
«La custodia compartida no es un derecho automático. Debe construirse sobre hechos. No sobre buenas intenciones», valora Mª Paloma Abad Tejerina, socia de Abad Saez Abogados, quien ha dado a conocer la sentencia.

Algo que llevaba al hombre a presentar un recurso de casación ante el Tribunal Supremo. En concreto, ante la sala de los magistrados Antonio García Martínez (ponente), Mª Ángeles Parra Lucán y José Luis Seoane Spiegelberg.
Magistrados que, en su sentencia 782/2025, denegaban nuevamente las pretensiones del progenitor, quien alegaba que la sentencia impugnada «se opone a la doctrina jurisprudencial del TS en lo referente a los beneficios de la custodia compartida. Y a la preferencia en su establecimiento como mejor forma de proteger el interés superior de los menores».

«La sentencia no ha vulnerado el principio de protección del interés superior del menor, sino que lo ha aplicado de forma razonada, suficiente y conforme a la doctrina jurisprudencial y constitucional», expone el TS. Ello, valorando la falta de estabilidad en el proyecto de parentalidad del padre. Sin apoyos externos, y sin un horario laboral adaptable al menor, al ser interino, y estando expuesto a riesgos de cese o traslado.
Elementos que hacen desestimar el recurso. Y con ello, negar la custodia compartida al progenitor.

domingo, 29 de junio de 2025

claves para vivir el amor tras un divorcio a los 50 años

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Empezar una relación de pareja tras una separación si has cumplido los 50 requiere tiempo, honestidad y ganas de crecer a nivel personal
Nuria Hernández Castellano, 28/06/2025 ·
Un divorcio suele ser un trago amargo, pero si además se produce una vez pasados los 50 años puede dar lugar a una crisis personal en la que la persona pueda sentirse sola o frustrada al ver cómo su relación de pareja se ha roto. Pero no hay que preocuparse en exceso porque después de un tiempo, las aguas siempre vuelven a su cauce y por supuesto que es posible ser feliz tanto si se quiere estar soltero de nuevo como si la intención es buscar una nueva relación de pareja.

Vivir el amor después de un divorcio a los 50 años es posible y puede ser una experiencia profundamente enriquecedora. Ya no se trata de “volver a empezar” donde todo era nuevo, sino de reconstruirse desde la madurez, la claridad emocional y las experiencias de vida pasadas. Elegir amar de nuevo tras un divorcio significa hacerlo desde una base más libre, más consciente y más respetuosa con uno mismo. Eso es fundamental para empezar de nuevo.

La nueva etapa puede ser la mejor si se elige con tiempo, honestidad y ganas de crecer. A los 50 años o más ya no se trata de encajar en patrones juveniles, sino de construir un vínculo que se sienta genuinamente nuestro, con autonomía, respeto y una profunda conexión vital que nos impulse hacia adelante.

En los últimos 30 años, los divorcios de parejas mayores de 50 años han crecido un 40% en España. Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2022 más del 33  % de los divorcios fueron entre personas mayores de 50, frente al 20 % de 2013, lo que representa un incremento de 13 puntos porcentuales.
Según un estudio elaborado por el Observatorio Demográfico CEU, adscrito al Centro de Estudios, Formación y Análisis Social (CEU-Cefas), más de 1/3 se separa antes de cumplir los 20 años de casados; 1 de cada 5, en los 1ºs 10 años; y 1 de cada 8 lo hace en los 1ºs 7 años de matrimonio.

El amor a partir de los 50 es más libre y sin tantas ataduras. 
El término 'divorcio gris' refleja la idea del final de una relación después de décadas de convivencia, impulsado por una mayor esperanza de vida, el fin de la crianza de los hijos y la cercanía de una posible jubilación.
Este cambio en la forma de ver las relaciones revela nuevas dinámicas sociales: las parejas mayores de 50 años ya no se sienten obligadas a permanecer juntas hasta el final y eso hace que tengan mucha más libertad para elegir con quién pasar su vida o pasarla en soledad si es lo que desean.

Volver a empezar tras el divorcio

Tras el divorcio, pensar de nuevo en el amor no es fácil, pero sí posible. Además, cuando ha cumplido los 50 años, puede sentir que va a quedarse solo, ya que quizá también muchos amigos ya tienen su vida en pareja o algunos se han ido perdiendo por el camino con el paso de los años. Pero reestructurar tu vida y volver a enamorarte es algo que puedes hacer (si es lo que deseas) y aquí te dejamos algunos consejos para empezar de nuevo:
+ Date el tiempo que necesites para sanar y reubicarte emocionalmente. 
*  Antes de buscar compañía romántica, es vital procesar el duelo: reconocer las
   emociones (tristeza, culpa, alivio…), 
* aceptar el cierre de una etapa personal y reaprender a estar solos. 

Reconecta contigo mismo. Cuando se han pasado años en pareja, puede que se pierdan ciertas aficiones o momentos en los que estar solo es maravilloso también. Redescubrir actividades y pasiones olvidadas fortalece la autoestima y permite disfrutar de la propia compañía.
Redefine lo que buscas en el amor. Los deseos cambian con los años. Lo importante ya no es solo la compañía, sino la complicidad, el respeto, la comunicación profunda, la libertad y la pasión reconfigurada. Se busca una relación madura, no perfecta.
Amplía tu red social. Ahora hay aplicaciones para conocer gente nueva, de otros ambientes diferentes al tuyo o que comparta aficiones o sueños iguales a los tuyos. Aprende de la experiencia pasada
Analizar con transparencia los patrones que llevaron al divorcio, como la falta de comunicación, las discusiones o la falta de entendimiento, permite acercarse al nuevo vínculo con métodos más saludables, evitando repetir errores.

Es bueno pasar el duelo tras un divorcio. 
Ábrete a la vulnerabilidad. Conocer desde cero a otra persona implica asumir incertidumbre, mostrar las propias fragilidades y construir confianza desde cero. No busques lo que tenías antes. A los 50 se tiene más experiencia y es fundamental expresar necesidades, escuchar con atención y saber ver al otro lo que quieres o no quieres de una nueva relación sentimental.
Libertad compartida. El nuevo vínculo puede combinar compañía con autonomía: mantener actividades independientes, fechas libres, espacios propios. 
La clave es disfrutar del tiempo juntos, no la dependencia mutua.
Toma al amor como un proyecto positivo. Con herramientas, paciencia y elección consciente, a partir de los 50 puede vivirse un amor más auténtico y satisfactorio.
No perfecto, pero genuino: que aporte luz y crecimiento personal compartido.

Tres claves para vivir el amor a los 50
Después de los 50, la clave para amar bien a otro es haber hecho las paces contigo mismo. Aprende a disfrutar de tu propia compañía, redescubre tus pasiones, hobbies y necesidades emocionales. Esto te da claridad sobre qué tipo de amor buscas y fortalece tu autoestima, evitando caer en relaciones por miedo a la soledad.
A esta edad, ya no se trata de llenar vacíos o seguir normas sociales. Se trata de construir relaciones que sumen, que te den paz, que estén basadas en el respeto y crecimiento mutuo. Busca conexiones reales que se basen en valores compartidos, comunicación honesta, admiración y libertad.
Amar de nuevo implica vulnerabilidad. Abre el corazón sin miedo, pero también con criterio. Tómate el tiempo para conocer al otro, sin prisas ni presiones. A partir de los 50 no se trata de impresionar, sino de conectar desde la verdad, sin filtros ni disfraces.