Aquellas personas que se sienten incómodas con el hecho de que sus parejas se masturben teniendo una relación posiblemente tienen ciertas creencias que les llevan a pensar que no es una práctica sana y natural. Estas personas deberían saber que:
- Todos los seres humanos, chicos y chicas, comienzan a estimular sus genitales en la infancia más temprana (explorando su cuerpo de forma natural)
- Masturbarse no provoca daños físicos, a no ser que se utilice una técnica especialmente agresiva o algún objeto peligroso.
- La masturbación no altera el aspecto o la funcionalidad de los genitales y en ningún caso reduce la fertilidad de hombres o de mujeres.
- No existe una cantidad establecida de masturbaciones que sea nociva o excesiva. Algunas personas se masturban cada varios meses y otras a diario y no hay nada de malo en ello. Solo se podría considerar un problema, como cualquier otra actividad, si impide la vida diaria.
- Tampoco es anormal o nocivo no practicar la masturbación.
- Una persona puede masturbarse por muchas razones; excitación previa, cansancio, estrés o simplemente porque le apetece. No es necesario estar insatisfecho sexualmente o no tener suficiente sexo en pareja para masturbarse, no tiene nada que ver las relaciones sexuales de pareja con la masturbación.
- La masturbación no sustituye al sexo en pareja. Es una práctica personal que pertenece a la vida íntima de cada uno que también puede ser compartida en pareja.
La diferencia entre fantasia y deseo.
Pero una de las principales preocupaciones de las personas a las que les molesta que su pareja se masturbe es el contenido de las fantasías que sirven de estímulo para la masturbación.
Es muy importante entender que las fantasías sexuales son elaboraciones mentales destinadas a estimular y excitar y que no tienen por qué corresponder con deseos, es decir que cuando se fantasea con una escena, una práctica o una persona no siempre significa que queramos llevar esa fantasía a la realidad. Por ejemplo; una fantasía muy común de las mujeres heterosexuales es la de tener relaciones sexuales con otra mujer, pero es algo que tiene sentido erótico en su mente y que no llevarían a la realidad.
Lo cierto es que nuestras fantasías son solamente nuestras y nunca debemos sentirnos culpables por lo que pensamos, soñamos o imaginamos. Podemos fantasear con lo que queramos. Así tampoco podemos pretender controlar lo que nuestra pareja imagina.
¿Masturbarse es una infidelidad?
Algunas personas, sobre todo mujeres, se sienten traicionadas al descubrir que su pareja se masturba. Esta sensación aumenta si el estímulo que utilizan sus parejas es la pornografía y se mezcla con la inseguridad al compararse con las actrices porno.
Los hombres comienzan a masturbase en la pubertad y no tienen por qué parar durante toda su vida. Aunque muchos comienzan utilizando la imaginación casi todos terminan utilizando algún estimulo visual (revistas o películas) que les proporciona una excitación más intensa. En cierto modo se puede decir que se acostumbran a tener las imágenes eróticas sin tener que fantasear.
El mecanismo es exactamente el mismo que cuando utilizan la imaginación, simplemente es más rápido y directo. Es un estímulo excitante como cualquier otro.
Con esto se quiere dar a entender que al utilizar pornografía no significa que deseen a las actrices, al igual que al fantasear no significa que quieran llevarlo a la realidad.
En cuanto a los límites de la fidelidad, no hay leyes para esto, deben ser establecidos por la pareja. Lo que está claro es que lo que para una persona puede ser una tremenda traición para la otra será un acto natural, por ejemplo un hombre puede considerar que su mujer es infiel al abrazar a otro hombre y ella no tener ninguna intención más allá que expresar su cariño.
De la misma forma una mujer se puede sentir ofendida si su pareja utiliza la pornografía cuando el hombre lo hace simplemente como alternativa a la fantasía.
Es importante establecer cuáles son los límites del respeto entre ambos miembros de la pareja y llegar a un acuerdo sobre las expectativas en la relación.