sábado, 20 de mayo de 2023

Víctimas de violencia de género piden el 28-M la abstención

...... ante el abandono de los partidos.
El Consejo Nacional de Mujeres y Menores Resilientes de la Violencia de Género denuncia que el Gobierno ha desoído sus peticiones para una reunión.
Marcos Ondarra, 19/05/2023 
El Consejo Nacional de Mujeres y Menores Resilientes de la Violencia de Género ha anunciado a THE OBJECTIVE su abstención en las próximas elecciones municipales y autonómicas a modo de protesta por el «menosprecio» que, en su opinión, sufren por parte del PSOE, Unidas Podemos, Sumar y el Partido Popular. A Vox ni siquiera lo consideran por «negar esta lacra».

La portavoz de esta entidad que representa a cientos de víctimas de esta lacra, Elena del Pilar Ramallo, lleva tiempo pidiendo que se las escuche antes de que las formaciones comiencen a realizar sus promesas electorales de cara a los próximos comicios locales y autonómicos del 28 de mayo. Pero ha sido en balde.

«Ante el abandono general del Gobierno, de los partidos con representación en el Congreso y de todos los partidos que optan a Gobiernos autonómicos, queremos manifestar que (…) la abstención será nuestro modo de manifestar nuestro rechazo», anuncia Ramallo, que lamenta que «en este país todas las víctimas, tanto de violencia machista como de terrorismo, somos traicionadas por los políticos».

Piden reunión a Sánchez
La portavoz del Consejo recuerda al presidente del Ejecutivo Central, Pedro Sánchez, que «estamos pendientes de la reunión solicitada con él para que conozca nuestra realidad». Es ya la única a la que aspiran, pero han intentado -en balde- reunirse en esta legislatura con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, con la secretaria de Igualdad del PSOE, Andrea Fernández, o con la ministra de Igualdad, Irene Montero. También con las distintas formaciones de la Comisión de Igualdad del Congreso.

«Ninguna [formación] nos ha contactado: ni Ciudadanos, ni el PP nos han siquiera contestado. En el PSOE nos contestaron pero hicieron oídos sordos a lo que les decíamos», denuncia Ramallo. Pero desde el consejo apuntan con mayor vehemencia a Podemos y «su mutación» Sumar porque «ningunean y desprecian los derechos de las mujeres y madres víctimas de violencia»: «Lo han hecho desde sus ministerios de Igualdad y Trabajo y lo harán desde cualquier lugar en el que ostenten gobiernos».

Duras críticas al PP
«Denunciamos las mentiras del Gobierno actual sobre su compromiso para con las mujeres y madres víctimas de violencia y nuestros hijos. Y la falta absoluta de compromiso del PP, que pretende gobernar este país despreciando a las madres y mujeres víctimas porque nos considera víctimas de 2ª», abunda Elena del Pilar Ramallo, que considera «vergonzoso» que el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, dice, «pretenda gobernar este país ignorando nuestra existencia y dolor».

Desde el Consejo aclaran que, por parte de políticos, se están «dando ciertas declaraciones falsas sobre la violencia machista» que «afectan directamente» a las víctimas y a sus vidas. En este sentido, Ramallo señala que se está incumpliendo la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género (Loivg), y añade que se sanciona por pedir las víctimas sus derechos y que no se les pagan las prestaciones, victimizándolas nuevamente.

La portavoz del Consejo apunta que «esto ocurre en gobiernos del PP» autonómicos y denuncia que, aunque lo han puesto en conocimiento de la formación, esta les ha «ignorado». Además, se ha informado a cargos autonómicos socialistas en donde esto ocurre, y tampoco han obtenido respuesta. «El PSOE lo permite sin actuar ni atendernos, dejándonos indefensas», abunda.

«Vamos a hablar su idioma»
Por eso, ante esta situación de «impotencia», esta entidad que aglutina a centenares de víctimas, y que dice tener la capacidad de influir en el voto de miles, se ha propuesto «entrar en la contienda electoral para que no se vote ni a los que nos desprecian ni a los que solo se interesan por nosotras en campaña». En este sentido, acusan a la izquierda de ejercer el despotismo ilustrado: «Todo para el pueblo pero sin el pueblo». «Vamos a hablar a los políticos en su idioma, a ver si nos entienden».

viernes, 19 de mayo de 2023

Tras el Divorcio mantén tu Autoestima.

La clave de la autoestima
: «Hacer lo que necesitas y no lo que esperan de ti no es ser egoísta, es ser generoso contigo».
La psicóloga Ana Belén Medialdea plantea una reflexión en torno a los matices que rodean al concepto de egoísmo y revela cuál es su relación con la autoestima.
Salirse de lo establecido o de lo que se espera de ti suele sorprender. 
Ana Belén Medialdea, 18/05/2023 
Me gustaría invitarte a reflexionar sobre el concepto de generosidad y de egoísmo. ¿Alguna vez te has sentido egoísta por hacer lo que tú necesitabas en vez de hacer lo que se esperaba de ti?
Seguramente, en más de una ocasión, te habrá invadido el sentimiento de culpa o de malestar por no haber hecho lo que creías que se esperaba de ti. Quizás, te hayas sentido egoísta y te hayas juzgado a ti mismo por haber pensado un poquito más en lo que tú necesitabas y no tanto en lo que otras personas necesitaban de ti.

En consulta suelo encontrar con mucha frecuencia a personas que me dicen: «Ana, estoy muy cansada de estar para todo el mundo menos para mí, tengo que aprender a ser un poco más egoísta. Es más, quiero ser más egoísta y pensar más en mí». En estos casos siempre digo lo mismo, quizá tienes que aprender a ser menos egoísta contigo mismo para ser más generosa contigo. ¿Te estás preguntando qué quiero decirte con esto? Pues verás, nos han enseñado que cuidarse y respetarse por encima de cualquier necesidad ajena no es un acto de generosidad, sino de egoísmo.

Cuando nos autoengañamos aceptamos como verdad una realidad que no tiene por qué ser cierta.
La mayoría de las personas hemos crecido con la idea de que cuanto más hagamos por los demás, cuánta más ayuda le proporcionemos y cuánto más generosos seamos, más valemos como personas. Es como si hacer todo esto por los demás, nos sirviera para colocarnos el título de «buenas personas». En cambio, no hacerlo es de ser personas egoístas. 
Vamos, que si no te apetece ser «generoso» con alguien, si no te apetece o no puedes ayudar en ese momento ofreciendo la ayuda que te están solicitando es porque no eres buena persona. 
A la mayoría nos han enseñado desde pequeños que tenemos que pensar más en los demás que en nosotros mismos y por lo tanto hemos aprendido que es normal pensar antes en las necesidades que tengan los demás que en las necesidades que tenemos nosotros.

«Te fallas a ti mismo cuando no eres generoso contigo por serlo con los demás»
Quizás en este momento estés pensando: «¡Claro, ahora tiene sentido que cuando alguien me pide algo, antes de pararme a pensar si puedo o no, si me apetece o no, lo 1º que hago es intentar hacerlo!» Sí, hay muchas personas que han aprendido que para que los demás las valoren, tienen que ser ese tipo de «buena persona» que tiene que ser más generosa con los demás que consigo misma. 
Ese tipo de persona que antes de pensar un poquito en lo que le va a suponer decir ese 'sí', ya lo está diciendo y eso hace que no piense en las consecuencias directas que ese 'sí' va a tener para su propia persona.

Trabajar la autoestima no significa, como muchas personas creen, trabajar en uno mismo tanto que ya siempre tengas que decir a todo que 'no' y volverte una persona egoísta. Sanear tu autoestima significa sanear la relación que tienes contigo mismo y aprender a ser generoso contigo. Aprender a protegerte y valorarte para no ser egoísta contigo. De lo que se trata es de no ser egoístas con los demás, pero tampoco serlo contigo. 
Se trata de no hacerte a ti, lo que no te gustaría hacerle a los demás.

Se trata de hacer por los demás lo que realmente puedes desde tu salud y sin gastar toda la energía que necesitas para ti. Porque tú también te necesitas y si das todo, sin medida, no estarás siendo generoso contigo. Estarás siendo egoísta e irresponsable contigo.

Me encantaría que ahora te pararas un momento a reflexionar sobre estas preguntas que te planteo: Hazte estas preguntas:
¿Soy generoso conmigo cuando mi vida gira en torno a la tuya para obtener tu valoración?
¿Soy generoso conmigo cuando me aparto de lo que quiero y necesito para satisfacerte?
¿Soy generoso conmigo cuando callo para no ofenderte?
¿Soy generoso conmigo cuando te digo que sí a algo que realmente no quiero?
Si hago esto, ¿estoy siendo generoso conmigo o estoy siendo un egoísta conmigo?
Si estoy siendo poco generoso conmigo y muy egoísta conmigo para evitar serlo contigo, ¿qué lugar me estoy dando a mí mismo? ¿me estoy tratando como algo que me importa? ¿me estoy dando un buen trato?

¿Qué tal te ha ido con las preguntas? ¿Qué has sentido mientras te respondías? ¿Crees que estás siendo generoso contigo o estás siento un poco egoísta?
Complacer a los demás está bien siempre y cuando lo hagas por placer. Siempre y cuando lo hagas porque realmente te apetece y no por la necesidad de no sentirte egoísta si no lo haces. Si lo haces motivado por esto, estarás actuando desde el miedo y no desde tu libertad.

No olvides que te fallas a ti mismo cuando por evitar ser egoísta con los demás lo eres contigo. Te fallas a ti mismo cuando no eres generoso contigo por serlo con los demás.
Te honras y te cuidas a ti mismo cuando haces las cosas por placer, porque quieres, porque lo deseas, porque lo necesitas por ti, no para no ser egoísta contigo, sino todo lo contrario: para tener un acto de generosidad con tu persona.

Si te apetece leer más sobre autoestima y sobre cómo fomentar una relación sana con uno mismo con los demás, te invito a leer mi libro: 'Las 5 estaciones de la autoestima'.

jueves, 18 de mayo de 2023

La razón científica por la que siempre eliges al mismo tipo de pareja

Las 6 fases del amor: ¿En cuál está tu relación?
Un estudio de la Universidad de Princeton ha dado respuesta a la razón por la que siempre buscamos similitudes en la personalidad con otras parejas pasadas.
Alba Llano, 17 mayo 2023
En España existen más de 11.000 mujeres y hombres que viven en pareja (según datos del INE), de las cuales más de un 30% acaban en separación o divorcio. Pero ¿y si un porcentaje importante de las causas de esas separaciones fuera que siempre acabamos escogiendo al mismo tipo de pareja una y otra vez? Nuevas relaciones en las que en vez de aventurarnos, acabamos por seguir un mismo patrón.
Si esta situación te resulta familiar, te aconsejamos que eches un vistazo al estudio que ha realizado precisamente sobre esto la Universidad de Princeton. Un estudio, en el que se ha demostrado qué similitudes hay en la personalidad entre parejas pasadas y actuales y por qué ocurre.

¿Por qué existen similitudes entre nuestras actuales parejas y las pasadas?
Este estudio realizado durante 9 años en Alemania, examinó la similitud entre las exparejas y las parejas actuales de cada individuo. Un total de 159 hombres y 173 mujeres que fueron encuestados por separado acerca de 21 ítems centrados en patrones generales, más que en rasgos similares y sobre los que se determinaron las siguientes conclusiones:
Una de las razones por las que según los investigadores de Princeton esto ocurre, es porque siempre tendemos a buscar parejas que se parecen a nosotros mismos y que por tanto también pueden conducir a que puedan parecerse entre ellas.

También se concluyó que había una similitud diferenciadora entre participante, pareja actual y expareja. 
De esta manera, la descripción de la pareja actual refleja de alguna manera la personalidad del participante y por lo tanto, son similares.
Mientras que el perfil de las exparejas cuenta con características similares a la personalidad de la pareja actual.

¿De dónde vienen esos modelos o personalidades aprendidas?
En cuánto a de dónde procesen ese tipo de modelos y personalidades que repetimos una y otra vez, para entenderlas tenemos que remontarnos a los 1º vínculos con las figuras parentales y también con nuestra propia identidad. En muchas ocasiones al estar con una pareja, podemos tender a idealizar al otro o poner en él o en ella todo lo que creemos que nos falta o nos sobra, haciendo, por lo tanto, una proyección idealizada de nosotros mismos.

Todo ello unido a otros factores igualmente importantes como la búsqueda del ideal, la necesidad afectiva o la atracción física e intelectual. 
Pero normalmente siguiendo los patrones de relación que aprendimos en la infancia, bien sea a través de un apego seguro o con una figura de apego más rígida e inflexible.

En el 1º caso, lo más habitual es que busquemos parejas similares al estilo educativo sano en el que nos hemos criado y que por lo tanto, puedan tratarnos de manera sana y satisfactoria. Por el contrario, cuando el tipo de apego es más rígido o cuando existe un rechazo ante nuestras necesidades, solemos generar estados de miedo, inseguridad y ansiedad. Es ahí cuando entonces buscaremos parejas que puedan mantener estos estados y cuando las relaciones podrán estar marcadas por el conflicto.

Cómo salirse de estos patrones
Por suerte, siempre tendremos la opción de desaprender estos modelos y aprender a relacionarnos de una manera sana con nosotros mismos y con el resto de las personas, abriéndonos por lo tanto, a características diferentes.
Para ello solo tendremos que ser conscientes de nuestros miedos e inseguridades y hacer por afrontarlos, bien sea haciendo un trabajo personal con nosotros mismos o con la ayuda de un psicólogo o psicóloga especializada que pueda darte las herramientas necesarias para trabajar en ello y conseguir alcanzar esa nueva perspectiva.

Tipos de custodia en España tras un divorcio

Otras Noticias:
Separación de bienes o régimen de bienes gananciales: estas son las diferencias
...... ¿cuál es más aconsejable para los menores?.
Pilar Pereira, 18 Mayo 2023 
Cuando nos encontramos en un proceso de separación o divorcio y tenemos hijos menores, es esencial priorizar el bienestar de los niños. 
En este sentido, es importante informarse sobre los diferentes tipos de custodia disponibles en un divorcio y cuál de ellos es más adecuado para nuestros hijos.
En España, existen 4 tipos de custodia en casos de divorcio con hijos, y la elección dependerá de las circunstancias particulares de cada familia, puesto que cada proceso es único y requiere una consideración individualizada para poder garantizar el mejor interés de los niños involucrados.

Guarda y custodia atribuida a 3º
La custodia extraordinaria es una modalidad especial que se puede solicitar en casos excepcionales y únicamente basada en el interés del menor, sin considerar otros motivos. Aunque no es fácil obtenerla, es posible hacerlo. Se establece que también puede ser atribuida a parientes cercanos, como hermanos económicamente independientes o tíos. Además, puede ser otorgada a personas sin parentesco que lo soliciten o incluso a instituciones adecuadas. Esta modalidad de custodia se solicita solo cuando el menor se encuentra en situaciones de maltrato o abandono familiar. Es una medida extrema que busca proteger al menor y garantizar su bienestar en circunstancias extraordinarias.

Guarda y custodia distributiva
La guardia y custodia distributiva, también conocida como partida, es la menos común entre las modalidades de custodia. Solo puede ser determinada por un juez y requiere de motivos muy justificados para su aplicación. Esto se debe a que implica una separación de los hermanos, lo cual no siempre es beneficioso para los niños. Es difícil que se den situaciones que justifiquen esta modalidad y que lleven a un juez a solicitarla. Un ejemplo podría ser el caso de un menor de 12 años que no desee vivir con el progenitor al que se le ha otorgado la custodia. 
Otra posibilidad podría ser si uno de los hermanos desea estudiar en el extranjero y uno de los progenitores puede proporcionarle esta oportunidad.

Custodia monoparental
En España, la custodia exclusiva solía ser la más común en el pasado, pero en la actualidad la custodia compartida está ganando terreno, ya que se considera más beneficiosa para los hijos. La custodia exclusiva implica que solo uno de los padres se encarga del cuidado de los menores, ya sea la madre o el padre. En estos casos, el progenitor custodio tiene derecho al uso de la vivienda familiar y es responsable de gestionar la pensión de alimentos que corresponda a los niños. 
El otro progenitor, el no custodio, deberá pagar la pensión de alimentos.

Custodia compartida
En este tipo de custodia, ambos progenitores comparten la guarda y custodia de los hijos, lo que implica que tienen los mismos derechos y responsabilidades. Esto no solo abarca los gastos, sino también los periodos de convivencia, que suelen alternarse en semanas, meses, trimestres o incluso semestres. Es una opción muy beneficiosa para el bienestar de los hijos, pero requiere que los progenitores vivan en la misma ciudad. Además, generalmente no se concede si uno de los padres reside a más de 30 km de distancia del otro.

Dentro de la custodia compartida, existen diferentes modalidades. 
Por ejemplo, está la custodia compartida con domicilio rotatorio de los hijos, donde cada progenitor tiene su propia vivienda y los niños se desplazan de una a otra. También está la custodia compartida con domicilio fijo de los hijos, donde los niños siempre residen en el mismo domicilio y son los padres quienes rotan según las temporadas. En algunos casos, incluso después de que se haya firmado el divorcio, los padres pueden optar por una coexistencia, es decir, vivir juntos en el mismo domicilio.

Defiende tus derechos en un divorcio: claves para conseguir lo que mereces

En algunas ocasiones puede considerarse que una de las partes se encuentra en una situación más vulnerable tras el divorcio, y que, por lo tanto, tiene derecho a una compensación.
Ariadna Arias, 17/05/2023 
En España, según los datos proporcionados por IPF, se rompe un matrimonio cada 5 minutos. Además, según indica el Instituto Nacional de Estadística, la tasa de divorcios se sitúa en torno al 60%, es decir, de cada 10 parejas que se casan, 6 están destinadas a finalizar el matrimonio.
Cuando esto ocurre, las partes involucradas pueden pensar en cómo proteger sus intereses y hacer valer sus derechos, ya que romper el vínculo matrimonial suele tener consecuencias. 
A la hora de conocer los derechos y responsabilidades, las parejas pueden consultar a un abogado. De esta manera, tendrán una idea de cuáles son los principales intereses a proteger, así como los derechos que se pueden ejercer para garantizar el máximo bienestar posible tras la ruptura.

Intereses durante el divorcio
Cuidar los intereses económicos, sobre todo cuando existen bienes en posesión conjunta, es una de las preocupaciones que suelen tener las parejas. Al respecto, el Código Civil establece que todos los bienes adquiridos durante el matrimonio son considerados bienes comunes
Por lo tanto, se supone que cada cónyuge tiene el 50% de derechos sobre los bienes adquiridos durante el matrimonio, aunque hay excepciones a esta regla.

Además, si bien la ley indica que los bienes comunes deben dividirse equitativamente, no especifica cómo hacerlo. Por eso, siempre es necesario que los cónyuges pacten un acuerdo mutuo sobre la división de bienes o, en caso de no poder hacerlo, soliciten la ayuda de un mediador o de un tribunal.

En el caso de los matrimonios con hijos, el ordenamiento jurídico español establece como preceptiva la intervención del Ministerio Fiscal en el proceso de divorcio de las parejas con hijos, a fin de garantizar el respeto a los derechos e intereses de los menores. Esto es especialmente necesario cuando la pareja no está dispuesta a llegar a ningún acuerdo y resulta obligatoria la celebración de un divorcio contencioso.

Derechos en el proceso de divorcio
Las partes involucradas en un proceso de divorcio tienen una serie de derechos que deben ser respetados y protegidos. 
Toda persona que está a punto de terminar su matrimonio tiene la oportunidad de usar estos elementos jurídicos en favor de sus intereses. 
Ser conscientes de estos derechos y saber cómo hacerlos valer es el principal trabajo de los abogados que representan a cada cónyuge. 
Por supuesto, junto con los derechos, también existen ciertas obligaciones que la pareja debe cumplir en aras del bienestar individual y común.

En términos generales, la pareja en divorcio tiene derecho a la información y a participar activamente en todo el proceso. Esto significa que ambos deben recibir información clara y precisa sobre el desarrollo del litigio, y que deben tener la oportunidad de defenderse y presentar pruebas, así como ser escuchados. Igualmente, las partes tienen el derecho a solicitar la custodia de sus hijos y de participar en la toma de decisiones que afecten significativamente la vida de estos. 
Otro derecho básico que es necesario defender tiene que ver con solicitar la división equitativa y justa de los bienes adquiridos durante el matrimonio.

¿Tienen los mismos derechos ambas partes en un divorcio?
En algunas ocasiones puede considerarse que una de las partes se encuentra en una situación más vulnerable tras el divorcio, y que, por lo tanto, tiene derecho a una compensación. Por ejemplo: un miembro de la pareja se ha dedicado al cuidado del hogar y los niños. En estos casos, es casi seguro que el Juez decida otorgarle el derecho a recibir una pensión compensatoria o una manutención conyugal, sobre todo si el esposo o la esposa tiene ingresos más altos. Asimismo, la parte vulnerable tiene el derecho a reclamar una parte de la pensión o jubilación del otro, calculada desde el inicio del matrimonio hasta el día del divorcio. 
En este caso, la ley establece lo mismo sin importar el género.

Por otra parte, existen derechos que protegen a la mujer si esta ha quedado desprotegida o vulnerable debido a una situación de violencia de género. Por ejemplo, puede permanecer en el hogar conyugal o recibir una indemnización por su abandono si el Juez lo considera justo y equitativo. También podrá recibir protección legal y asistencia jurídica gratuita si carece de recursos económicos suficientes.

¿Es necesario contratar un abogado durante el divorcio?
Para proteger sus intereses y hacer valer sus derechos en un divorcio, los involucrados deben contar con el asesoramiento de un abogado especializado en el tema. Asimismo, es esencial que ambos cumplan con sus obligaciones, como respetar las normas establecidas por la ley y el proceso de divorcio, colaborar en la resolución de conflictos y cumplir con los acuerdos pactados. De esta manera, podrán estar seguros de que sus intereses y derechos serán respetados y protegidos.

¿La convivencia antes del matrimonio aumenta las posibilidades de divorcio?

Otros Medios: abc, el debate,
Lucía Hernández,17.05.2023 
La edad tardía del compromiso matrimonial también puede afectar a aumentar los riesgos de separaciones.
La edad media para casarse en España es de 36 años
Un informe del Instituto de Estudios sobre la Familia (IFS) desvela que convivir con tu pareja antes del matrimonio aumenta las probabilidades de divorcio en un 15%.

La edad media para casarse en España está en más de 30 años y por lo general, hay una creencia común de que casarse con más edad puede disminuir el riesgo a divorciarse en comparación con un matrimonio temprano. Para comenzar a convivir, en cambio, no es necesario consagrar el matrimonio, e incluso esto se ha entendido siempre como un punto favorable para la pareja, para conocerse a fondo antes de formalizarlo con una boda. Sin embargo, un estudio de Stanford, ha desmentido esta creencia, determinado que la convivencia prematrimonial puede suponer un mayor riesgo de divorcio.

Los matrimonios religiosos pueden ser más estables
Las razones que explican la no convivencia de una pareja antes de casarse en la actualidad, se pueden reducir a la religión o la incapacidad de independizarse. En el caso de los matrimonios religiosos, el estudio declara, que los matrimonio religiosos pueden llegar a ser más estables, porque se reduce la posibilidad de convivir antes de la unión y aumenta la probabilidad de comprometerse a una edad temprana.

Las cuestiones abordadas en este estudio, han utilizado datos de la Encuesta Nacional de Crecimiento Familiar, analizando las respuestas de más de 53.000 mujeres de entre 15 y 49 años. Para hacer el estudio se preguntó la afiliación religiosa y la fe en la que se educó.

En los datos unificados se concluyó que, las mujeres siendo religiosas tienen un 20% menos de probabilidades de iniciar una convivencia antes del matrimonio en comparación con las mujeres no religiosas. A los 35 años, alrededor del 65% de las mujeres con una educación no religiosa, ya habían cohabitado alguna vez, frente a un 50% de mujeres religiosas que no lo habían hecho nunca. Por tanto, la religión reduce las posibilidades de que los jóvenes cohabiten y aumenta las probabilidades de que se casen directamente sin haber cohabitado.

La convivencia posterior al matrimonio es más estable
Las mujeres criadas en un hogar religioso, cohabitan más tarde, se casan más y sobre todo antes. Según el estudio, las mujeres criadas en un hogar no religioso se casan en torno a los 25 años, las mujeres religiosas a las 24 y las criadas en un hogar evangélico en torno a los 23,5 años. 
De la misma manera, las mujeres religiosas tienen probabilidades inferiores de divorciarse. 
La tasa anual de divorcio de las mujeres casadas sin educación religiosa es del 5%, mientras que de las religiosas alrededor del 4,5%.

Por tanto, a pesar de la creencia de que la elección tardía de la pareja es más sensata, sin embargo, hay que tener en cuenta más factores para hablar de un matrimonio exitoso, como las creencias y la concepción de la convivencia. El matrimonio temprano tiene riesgos de todas maneras, pero la educación religiosa lo compensa, entre otros factores, por evitar la convivencia anterior, que es más inestable que la convivencia posterior al matrimonio. Además, el tipo de unión hace que varíe el resultado y tiene en cuenta que el efecto de la religión puede afectar en la inestabilidad en gran manera.

miércoles, 17 de mayo de 2023

El Supremo corrige a Hacienda y equipara el trato fiscal a los divorciados que venden la vivienda familiar

Otras Noticias:

Sienta jurisprudencia al equiparar la situación del cónyuge que permanece en el inmueble con la del que tuvo que abandonarlo cuando cualquier de los 2 adquiere otro domicilio habitual.
Ricardo Coarasa,17.05.2023 
El Tribunal Supremo ha fijado jurisprudencia para revertir la negativa de Hacienda a reconocer a los cónyuges separados o divorciados el derecho a la exención del IRPF por compra de vivienda habitual cuando, tras la separación, se habían visto obligados a abandonar el domicilio familiar.

Hasta el momento, la Agencia Tributaria únicamente avalaba el trato fiscal favorable al cónyuge que permanecía en la vivienda familiar, y no al que no lo hacía, pero la Sección IIª de la Sala Tercera del alto tribunal considera ahora que hay que equiparar ese trato fiscal en el Impuesto sobre la Renta cuando los separados o divorciados venden la que fue su vivienda en común y adquieren una nueva en los 2 años siguientes, equiparando por tanto "la situación de ocupación de la vivienda habitual a la situación del cónyuge que permaneció en la vivienda".

Los magistrados fijan así doctrina sobre uno de los aspectos más controvertidos del derecho a la exención en el IRPF, cuando las ganancias patrimoniales obtenidas en la transmisión de la vivienda habitual son reinvertidas en la adquisición de una nueva.

Hasta ahora, cuando el cese de la situación de residencia efectiva se ha producido con más de 2 años de antelación a la fecha de la transmisión de la vivienda, la Agencia tributaria ha interpretado que no se cumpliría 1 de los requisitos para la exención de las ganancias: el que exige que la vivienda hubiera constituido la residencia efectiva del cónyuge que pretender obtener la exención, bien en la fecha de la transmisión o al menos en los 2 años anteriores a la misma. 
Un requisito que no se da en los cónyuges que debieron abandonar la vivienda familiar por atribución del uso al otro cónyuge tras la separación.

Plazo de 2 años
En la Sentencia, dictada el pasado 5 de mayo, la Agencia examinó el recurso contra la decisión de la Agencia Tributaria de denegar la exención de las ganancias por venta de la vivienda habitual por este motivo, pese a cumplirse el resto de requisitos.
El Tribunal Supremo establece que "en las situaciones de separación, divorcio o nulidad del matrimonio que hubieren determinado el cese de la ocupación efectiva como vivienda habitual para el cónyuge que ha de abandonar el domicilio habitual por tales causas, el requisito de ocupación efectiva de la vivienda habitual en el momento de la transmisión o en cualquier día de los 2 años anteriores a la misma, que exige el apartado 3 del art. 41 bis del reglamento de la Ley del IRPF se entenderá cumplido cuando tal situación concurra en el cónyuge que permaneció en la misma".

El art. 41 del Reglamento del IRPF de 2007 estipula respecto a la exención por reinversión en vivienda habitual que "podrán gozar de exención las ganancias patrimoniales que se pongan de manifiesto en la transmisión de la vivienda habitual del contribuyente cuando el importe total obtenido se reinvierta en la adquisición de una nueva vivienda habitual".

Esta misma normativa deja claro que "se entenderá que el contribuyente está transmitiendo su vivienda habitual" cuando esta "constituya su vivienda habitual en ese momento o hubiera tenido tal consideración hasta cualquier día de los 2 años anteriores a la fecha de transmisión", un requisito que se le negaba al cónyuge que ya no vivía en el domicilio familiar tras la separación.

La Abogacía del Estado recurrió
Del mismo modo, recuerda el Supremo, "si hasta el momento de la venta el otro progenitor y sus hijos comunes hubieron continuado en la residencia que el cónyuge separado hubo adquirido en todo o en parte, debe entenderse que este cónyuge gozaba asimismo de la residencia habitual en la vivienda al momento de su definitiva venta".

La Abogacía del Estado recurrió una sentencia del TSJ de la Comunidad Valenciana que reconocía a un divorciado el derecho a desgravarse los beneficios de la venta de la que fue su vivienda habitual en la compra de una nueva porque en su opinión "no procede la exención de las ganancias derivadas de la venta de la vivienda habitual cuando hace más de 2 años –en este caso son 12 años- que el contribuyente dejó de ocupar efectiva-mente la vivienda, por la razón que sea".

Según su criterio, la sentencia recurrida hizo "una interpretación extensiva de las condiciones para la deducción por inversión de vivienda habitual al caso de reinversión de la ganancia patrimonial por la enajenación de aquella vivienda".

"Asimilación" del tratamiento tributario
Pero para el tribunal en la normativa del impuesto "no existe ningún elemento interpretativo" que justifique "una ruptura de la asimilación del tratamiento tributario del ex cónyuge que permanece en la vivienda habitual, en su caso junto a los hijos comunes, con el otorgado al cónyuge que debe cesar en el uso de la vivienda habitual por la situación de separación, nulidad o divorcio".

La interpretación que establece la equiparación del trato fiscal para ambos cónyuges en estos supuestos, defiende la Sala, es "la mas coherente con la plena efectividad del principio de igualdad ante la ley y en el sostenimiento de las cargas públicas, igualdad que, por su carácter de derecho fundamental y principio básico de la ordenación del sistema tributario, informa la interpretación y aplicación del ordenamiento jurídico".

Con esta sentencia, informan fuentes del alto tribunal, "se fija una jurisprudencia que profundiza en la interpretación integradora del conjunto de requisitos para disfrutar de la exención por reinversión en vivienda habitual, y garantiza la igualdad de trato de los cónyuges afectados por estas situaciones".

Diferencias entre el matrimonio y la pareja de hecho en España

Otras Noticias:
¿Cómo hacerse pareja de hecho? Requisitos por comunidad 
En nuestro país existen diferentes maneras de formalizar una relación de convivencia en pareja.
IRENE G. DOMÍNGUEZ, 07/05/2023 
Formalizar una relación de pareja es un paso importante que hay que meditar y son muchos los que aún se sienten indecisos sobre qué se adapta más a ellos: el matrimonio civil o la pareja de hecho. Se trata de una decisión personal en la que influyen aspectos legales y económicos que deben tenerse en consideración.
No existe en nuestro país una ley estatal que regule las parejas de hecho, lo que se traduce en que cada comunidad autónoma las contempla a nivel jurídico de diferentes maneras.

Sin embargo, sí podemos diferenciar estas 2 relaciones de convivencia en pareja en su nivel de formalidad, su régimen económico, sus derechos y deberes, su tipo de separación y su fiscalidad:

Nivel de formalidad
El matrimonio es un acto formal, regulado por el Código Civil y que requiere de la celebración de una ceremonia que puede ser civil o religiosa. Para contraer matrimonio hace falta el consentimiento, la acreditación legal firmada por los involucrados en un registro y dos testigos.
Por otro lado, la pareja de hecho no precisa de ningún acto formal y se puede registrar en un documento público en el que se declara la convivencia estable entre 2 personas, el consentimiento voluntario y el empadronamiento en la comunidad autónoma. Dicha convivencia estable tendrá que ser de 1 o 2 años, según la región.

Régimen económico
En cuanto al régimen económico, existen 3 opciones diferenciadas en el matrimonio: el régimen de participación, la sociedad de gananciales o la separación de bienes. 
Este régimen tendrá que ser pactado antes de llevar a cabo el acto formal.
En cambio, el régimen económico se acuerda ante notario en el caso de las parejas de hecho, que tendrá menos ventajas fiscales en comparación con los cónyuges de un matrimonio.

Derechos y deberes
Los cónyuges tienen una serie de derechos y están obligados a cumplir con una serie de deberes establecidos por la ley como, por ejemplo, la obligación de mantenerse mutuamente, el derecho a la herencia o la posibilidad de adoptar hijos en común.
No obstante, en el caso de la pareja de hecho estos derechos y deberes no están regulados de forma tan exhaustiva y dependen sobre todo del acuerdo que hayan alcanzado entre ambas partes.

Tipo de separación
En caso de separación, 2 personas que hayan contraído matrimonio tienen derecho a un proceso de divorcio que esté regulado por la ley. 
Ésta establece las condiciones de la separación, como pueden ser la división de bienes o la custodia de los hijos.
Por otra parte, en situación de pareja de hecho la separación depende de un acuerdo propio previamente establecido en el que se hayan pactado las condiciones de la separación sin la intervención de un juez.

Fiscalidad
En cuanto a la fiscalidad se refiere, los cónyuges tienen ventajas fiscales en comparación con la pareja de hecho, como la posibilidad de presentar la declaración de la renta conjunta o la exención de impuestos en caso de transmisión de bienes.
Estas ventajas fiscales no se aplican en España a las parejas de hecho, quienes tendrán que tributar de manera independiente.

Otros aspectos a tener en cuenta
Es importante tener presente otras cuestiones como las pensiones de viudedad, las herencias o los hijos en común:
Comenzando con las pensiones de viudedad, a partir del 2022 en España, las parejas de hecho tienen derecho a acceder a ellas, tal y como ha ocurrido siempre con el matrimonio. Para que sean concedidas es necesario que se cumplan una serie de requisitos que exige la ley:
Que la pareja de hecho esté inscrita en el Registro de Uniones de Hecho de la comunidad autónoma a la que corresponda.
Que la inscripción se produzca con una antelación mínima de 2 años respecto a la muerte de la persona.
Que se acredite, por ejemplo, mediante facturas o certificados de empadronamiento que ha existido convivencia durante los últimos 5 años.
Que el fallecido no haya estado casado con otra persona.
Que los ingresos de la persona superviviente no superen el límite establecido en cada comunidad autónoma.
Que exista una acreditación de un periodo mínimo de cotización por el fallecido.

Por otro lado, las condiciones para el acceso a las herencias dependen de cada comunidad autónoma, así que los requisitos legales varían depende de dónde estuviera empadronada la pareja de hecho. En el caso del matrimonio, las herencias están reguladas por el Código Civil.

En lo que respecta a los hijos en común de la pareja, tanto las parejas de hecho como los matrimonios tienen los mismos derechos y obligaciones. Sin embargo, como se ha mencionado anteriormente, las pautas para negociar la custodia de los hijos pueden ser muy diferentes entre ambas relaciones de convivencia en pareja.

En resumen, el matrimonio es una institución más formal y regulada, con una serie de derechos y deberes establecidos por ley, mientras que la pareja de hecho es una opción más flexible, que depende en mayor medida del acuerdo entre las partes.

la ciencia dicta de quién te enamoras

..... Ni Cupidos ni amor a 1ª vista.
A la hora de establecer una relación, ya sea de amor o de amistad, somos menos dueños de nuestras decisiones de lo que creemos, según una nueva investigación a la que se debe sumar lo que ya sabemos de las hormonas.

Azucena Martín,15 mayo 2023
A la hora de establecer relaciones de pareja, influyen muchos factores, pero también entra en juego algo esencial cuando establecemos relaciones de amistad: la atracción por la personalidad del otro. Y esto, según un equipo de científicos de la Universidad de Boston, es algo que podemos estar haciendo mal.

Los autores de una nueva investigación han observado que, por lo general, nos basta con un factor en común o en desacuerdo para saber si queremos tener una relación con esa persona. Esto se basa en algo conocido como razonamiento autoesencialista y, al parecer, podría estar llevándonos a perdernos conocer a muchas personas interesantes.

Dicho razonamiento establece que las personas consideramos que tenemos un núcleo profundo, o esencia, que da forma a quienes somos. Dicho de otra manera, creemos que todas nuestras opiniones o preferencias van en un pack, de modo que, si alguien tiene una, posiblemente también tenga el resto. Es un pensamiento que nace del hecho de que, al pensar en nosotros mismos, tenemos mucha información, pero del resto de personas no sabemos tanto, por lo que rellenamos los huecos de la incertidumbre con nuestras propias percepciones.

La esencia te aleja de una buena relación
Para la realización de este estudio que se acaba de publicar, sus autores reclutaron a un grupo de personas y les hablaron sobre las opiniones de un personaje ficticio acerca de 1 de 5
 temas muy relevantes: el aborto, la pena de muerte, las pruebas con animales, la eutanasia o la posesión de armas.
Una vez que se les dio esa información, se les encuestó sobre las raíces de su identidad. Para ello, los investigadores idearon una encuesta dirigida a establecer cómo de cerca estaba cada persona del razonamiento autoesencialista.

Como ya habían predicho, los que estaban más cerca del autoesencialismo tendían a mostrar más o menos propensión a establecer una relación con el personaje ficticio si estaban de acuerdo o en contra de su opinión sobre un solo tema. No necesitaban saber más. 
Esto, en parte, podría tener sentido. Al fin y al cabo, son temas que incluso se pueden relacionar con los derechos humanos o de otros seres vivos. 
Las opiniones con respecto a eso pueden estar muy ligadas a otros aspectos de la forma de ver la vida de una persona.

Por eso, los autores de la investigación repitieron el experimento sobre algo tan trivial como contar el número de puntos azules en una pantalla. Era un cálculo complicado, por lo que algunos estimaron por encima y otros por debajo. Y, de nuevo, los que estaban más cerca del autoesencialismo se mostraron más propensos a establecer una relación con el personaje que había contado aproximadamente el mismo número de puntos.

¿Esto qué tiene que ver con el amor?
Este estudio no se realizó con referencia a las relaciones de pareja. Pero sí que es cierto que muchas veces las relaciones románticas empiezan simplemente como la atracción a establecer una amistad con una persona. Después entran en juego el cerebro y las hormonas:
La testosterona despierta el deseo sexual, 
la oxitocina promueve el apego hacia la otra persona y 
la dopamina y las endorfinas provocan esa familiar aparición de mariposas en el estómago.

Por todo esto, cuando empezamos una relación, no hay ningún querubín lanzando flechas de amor. Nuestra idea de la identidad humana empieza a trabajar y, después, las hormonas hacen el resto. 
¿Hace todo esto que la situación sea menos romántica? No tiene por qué. 
Saber por qué nos enamoramos no inhibe el placer de hacerlo. Eso sí, démonos la oportunidad de conocer a las personas más allá de su opinión sobre una sola cuestión. Quizás nos sorprendamos si ponemos nuestras hormonas a trabajar en esa relación.

martes, 16 de mayo de 2023

¿Os divorciáis? Claves para que no afecte negativamente a los hijos

La psicóloga Virginia Rodrigo aconseja que la pareja se ponga de acuerdo sobre cómo anunciar la separación y se informe conjuntamente a toda la familia a la vez.
Marta Abad,15 de mayo 2023
Cuando la relación de pareja llega a su fin y se opta por el divorcio, ¿cómo se les comunica la noticia a los hijos? 
La psicóloga Virginia Rodrigo, del Centro Psicología Bilbao, con amplia experiencia en estas situaciones, ofrece a los progenitores las claves para actuar, pensando siempre en el bienestar de los menores.

¿Cómo se lo decimos?
Lo 1º, según su opinión, es «que esté de acuerdo la pareja en qué es lo que van a transmitir a sus hijos y cómo van a anunciar la separación y hacerlo conjuntamente, los dos a la vez». «No vale que un progenitor adelante información a un hijo por ser más mayor. Hay que hacerlo toda la familia junta. Y luego, en función de las edades, van a preguntar de una manera y se les va a contestar adaptándose al lenguaje de los niños». Pero en toda regla hay una excepción. «Si en una familia hay un bebé de 2 años y un chaval de 15 o de 18, sí puede haber distintos momentos porque hay mucha diferencia de edad y lo van a entender de formas diferentes y es necesario utilizar un lenguaje totalmente diferente».

¿A un niño muy pequeño también hay que contárselo?
Rodrigo responde que sí, pero «le tienes que hablar en su lenguaje. Hay que contarlo porque va a sentir la falta de un progenitor en un momento dado, o que las cosas han cambiado. Se le va explicando poco a poco, en función de lo que un niño de esa edad puede captar. Por ejemplo, que no va a estar ama, o que no va a estar aita, o que no van a estar juntos».

¿Cuándo les damos la noticia?
Una vez decidido el mensaje, conviene «buscar el momento ideal» y eso «mejor que los padres no lo va a saber nadie». «La pareja debe tener muy claro cuándo van a poder estar tranquilos. Que no haya un evento importante de forma inminente, que no tengan exámenes al día siguiente. Si va a haber vacaciones, igual es mejor para poder tener más tiempo para hablar», comenta Rodrigo.

¿Hay que cerrar la puerta a la reconciliación?
«No hay que darles esperanzas que uno no tiene», señala la psicóloga. «Es mejor no hablar de eso. O si preguntan, porque los niños pueden tener la fantasía de que sus padres volverán, hay que ser muy claros. Si los progenitores piensan que no van a volver, no hay que decirles que igual sí porque si no ellos van a estar preguntando cada semana y además es vivir con una gran inseguridad».

¿Cómo es el proceso de divorcio?
Rodrigo reconoce que «el momento de la noticia es traumático por el cambio que puede suponer. Se les desmonta su seguridad. Cuando los padres les informan de que se separan, se les cae el mundo. ¿Quién va a cuidar a mí?». Pero opina que, pasado el mal trago inicial, «si se gestiona bien la separación y se les da seguridad en una casa y en la otra o en la casa nido, los niños se adaptan». «Lo que necesitan es que sus padres piensen en ellos como lo prioritario. 
Hay que dejarles claro que ellos siguen siendo los hijos y nosotros su padre y su madre, que van a estar bien cuidados y que se les va a ir informando de las nuevas rutinas que va a llevar la familia (las visitas, la custodia, etc.) para que ellos estén tranquilos». 
Recomienda «tener orden para que los niños puedan anticipar lo que les toca, sobre todo al principio», pero es partidaria de que luego los progenitores sean «flexibles con ellos. Por ejemplo, cuando es el cumpleaños de su amigo, que vive más cerca de la casa del padre, pero le toca estar con la madre. Hay que intentar facilitarles a los niños, dentro de lo que es el orden que hay que seguir».

¿Cómo afecta el conflicto de pareja?

En la consulta, la psicóloga ve que los padres trasladan a los niños ciertos problemas que han tenido entre ellos y recomienda «no hablar a los menores de temas que son de pareja». «Lo importante es que se garantice a los chavales la seguridad y el apoyo que tienen que seguir teniendo porque se les transforma su mundo de repente». 
Y pone varios ejemplos: «que los niños se sientan libres para poder coger el teléfono a su padre o a su madre, que no hable mal el uno del otro, que se hablen con naturalidad o incluso bien». «Lo que tiene que estar por encima del conflicto de pareja son los hijos», remarca.

¿Y si los hijos se sienten culpables de la separación?
«Desde los 5 hasta los 10 años pueden tener sentimientos de culpa, que se han separado igual porque ellos se portan mal», explica la psicóloga. 
Y a partir de esa edad, «empieza el sentimiento de traición, de que mis padres me han abandonado. Ellos también hacen comentarios a lo largo del tiempo. Igual no nos hemos portado bien». A su juicio, «hay que tranquilizarles y explicarles muy bien que el problema nunca son ellos. Si fueran ellos, no se divorciarían. Entre los 2 intentarían hacer que su comportamiento fuera mejor. El divorcio es un tema solo de pareja y ellos siguen siendo familia. Hay que resolver todas las dudas que ellos tengan. Y si intuyes -porque conoces a tus hijos- que pueden tener algún sentimiento de culpa por algún comentario que hacen, hay que aclararlo».

¿Cómo puede afectar el divorcio a los hijos?

«Como cambia su vida de repente y se transforma, puede tener un impacto. Ves que están más distraídos o incluso empiezan a sacar malas notas, pero puede ser algo momentáneo. Sin embargo, si las cosas se hacen mal, se puede perpetuar en el tiempo y a largo plazo puede tener consecuencias», avisa. «En adolescentes es más complicado, pueden empezar con porros o juntarse con gente que no les conviene. 
Y en niños más pequeños pueden tener problemas de conducta...». 
Por eso aconseja «estar más pendiente» durante el proceso de divorcio porque «al estar la pareja en conflicto a veces se escapan muchísimas cosas de los comportamientos de los hijos». 
En la familia, recalca, «habría que estar muy atento, para resolver sus dudas, para darles la seguridad que necesitan. Es un momento difícil». 
Y comenta que en ocasiones «se llama al colegio para avisar de que si notan algo, es porque nos estamos divorciando».

¿Cuándo conviene recurrir a un psicólogo?
Rodrigo cree que es conveniente acudir «en el previo», antes de soltar la noticia «si los padres tienen dudas de cómo enfocarlo con las edades de sus hijos: no saben cómo hacerlo, qué decirles o si va a ser definitivo o se trata de una separación temporal». Y asegura que cada vez más familias solicitan este tipo de ayuda «para hacerlo bien conjuntamente». 
Pero no siempre es así. «En una pareja, cuando una parte tiene claro que ante el divorcio los hijos son lo 1º y la otra persona no colabora, yo le diría tú actúa en lo tuyo, haz lo que puedas, sigue saludando, nunca hables mal de la otra persona. Los niños quieren a sus padres, en líneas generales, a los 2, y se les hace mucho daño cuando se habla mal de uno de ellos, se generan sentimientos de traición en ellos: 'cómo voy a hablar con mi padre si mi madre habla mal de mi padre o viceversa'. Se sienten que no tienen libertad y es lo último que hay que quitarles».

La garantía de las pensiones de alimentos

Este estudio forma parte de los trabajos que se desarrollan en el seno del proyecto de investigación “El derecho de familia que viene. Retos y respuestas” (PID 2019-109019RB-100 del Ministerio de Ciencia y de Innovación)
Judith Solé Resina, 15-05-2023
Índice de contenidos
I. La obligación de alimentos de los progenitores a los hijos e hijas menores de edad y mayores económicamente dependientes
II. El impago de las pensiones de alimentos de los hijos e hijas
III. La reclamación de los alimentos por la vía civil
IV. Las garantías del derecho de alimentos
V. La regulación chilena del pago de las pensiones alimenticias
VI. Bibliografía

En nuestro ordenamiento jurídico rigen los principios generales de protección de las personas menores y de las mujeres contra la violencia económica. La efectividad de dichos principios requiere su concreción en medidas de garantía del pago de los alimentos reconocidos en convenio judicialmente aprobado o en resolución judicial. Para ello es necesaria y urgente una reforma legislativa en la línea de las que se están llevado a cabo otros ordenamientos jurídicos con esta finalidad.
Continúa AQUI ......

lunes, 15 de mayo de 2023

Modelos de Familia: Clásico vs. Divorcio

Por qué las familias divorciadas no tienen por qué ser más desestructuradas que las convencionales.
Frente a los prejuicios, 4 jóvenes adultos comparten con elDiario.es cómo vivieron la separación de sus padres, y otros 2 cuentan que hubiesen preferido un divorcio a tiempo y no años de relación tóxica.
Irene Sierra, 11 mayo 2023 
Un 22 de junio de 1981 el Congreso de los Diputados convirtió en realidad el deseo de miles de parejas españolas: poner fin legalmente a su relación jurídica y sentimental. Varias décadas después de la histórica fecha, el divorcio ha pasado de ser un trámite aislado que iniciaban apenas un millar de parejas a principios de los 80 a concebirse como un proceso habitual que, solo en 2022, implicó a 95.193 parejas.

Sin embargo, a pesar de que se trata de una realidad familiar que está a la orden del día, en determinados sectores aún persisten clichés en torno a esta decisión y a las estructuras familiares que se derivan de ella. 
El sentir social sigue viviendo el divorcio con lástima, como un fracaso familiar, en lugar de un proceso que afecta a una tasa de 1,9 parejas por cada 1.000 habitantes, según el INE.

Con el objetivo de desmontar algunos de los prejuicios que aún rodean a la identidad de los hijos de parejas divorciadas, 4 jóvenes adultos comparten con elDiario.es cómo vivieron la separación de sus padres a lo largo de la 1ª década de los 2000. Para conocer también la otra cara de la moneda, hablamos con un par de jóvenes que, por el contrario, hubiesen preferido un divorcio a tiempo en lugar de años de relación tóxica.
Jamás he escuchado a mi madre hablar mal de mi padre o viceversa

La psicóloga clínica experta en trauma, Lidia G.Asensi, explica cuál es la conducta idónea que debe seguir una pareja que acuerda separarse y tiene hijos: “Una vez que la decisión está tomada es importante compartirla con los niños. Aunque la noticia siempre debe adaptarse a su edad, obtener esta información les aportará seguridad y calma. Asimismo, es clave tratar el tema con normalidad y permitirles hablar de ello todas las veces que sea necesario”.

A sus 29 años, Álvaro recuerda el divorcio de sus padres como un trámite familiar más y no como algo que haya marcado su identidad o un periodo de su infancia. Aunque es cierto que se separaron cuando apenas tenía 3 años, reconoce que el mérito de la ausencia de trauma proviene del tacto que tuvieron sus padres en todo momento: 
Se divorciaron porque mi padre fue infiel a mi madre, sin embargo la historia que recibimos tanto mi hermano como yo está exenta de reproches. Se preocuparon mucho por no señalar culpables. No querían que nuestra relación con ellos se viese condicionada”, explica.

En la infancia que relata Álvaro no hubo grandes cambios (mudanzas, nuevos colegios, etc.) ni tampoco un contexto de progenitores ausentes. Sus padres eran un equipo y tomaban juntos todas las decisiones relativas a su educación: 
Nunca conseguí engañarles para librarme de un castigo. Si había pasado algo, tanto bueno como malo, el que se enteraba 1º se lo contaba al otro. Y, por supuesto, jamás les escuché hablar mal entre sí”, resalta.

En línea con la historia que describe Álvaro, la psicóloga Lidia G. Asensi añade que una de las pautas más importantes para proteger a los hijos consiste en no utilizarles como moneda de cambio para conseguir los objetivos individuales de los progenitores: 
Hablar mal del otro en presencia de los hijos o utilizar a estos para desahogarse de los problemas que existen con la expareja está totalmente desaconsejado porque puede ponerles en contra del otro cónyuge e, incluso, fomentar que aparezca el sentimiento de culpa en los niños”, detalla.

La separación de los padres de Beatriz (27 años) es casi idéntica a la de Álvaro porque sus padres también dejaron de ser pareja a causa de una infidelidad, en este caso, la de su madre: “Sucedió cuando yo tenía 7 años, pero no me dijeron la razón real hasta que fui más mayor. En aquel momento me explicaron que había dificultades entre ellos y que lo mejor era que cada uno hiciese su vida por separado. Aunque era pequeña, tenía la edad suficiente para hacer muchas preguntas y este argumento me ayudó a no buscar culpables”, comenta, y añade que sus padres siempre tuvieron una política de no discusión, incluso antes de divorciarse. 
No recuerdo haberles visto u oído discutir nunca. De hecho, cuando estaban pasando por un mal momento, solían irse a dormir a otro sitio o nos dejaban a mi hermana y a mí en casa de mis abuelos”.

Sin embargo, aunque los padres de Beatriz hicieron todo lo posible porque tanto ella como su hermana pequeña no se sintieran estigmatizadas por ser hijas de padres separados, en el colegio sí que señalaron su situación familiar como algo de lo que avergonzarse
La 1ª vez que percibí que mi familia era distinta a la de los demás fue cuando en mi nuevo colegio, que era religioso, varios profesores me advirtieron de que no contase nada del divorcio otros niños. No sé si temían que les contagiase, pero esto me hizo sentir que quizás vivir solo con mi madre y mi hermana no era tan normal como yo creía”, completa Beatriz.

Al margen de la anécdota anterior, Beatriz guarda excelentes recuerdos de su niñez, una etapa donde tanto su padre como su madre estaban muy presentes y coordinados respecto a su educación y cuidados: 
Aún persiste cierto estigma sobre los hijos de padres separados porque todavía mucha gente tiene una visión muy inocente de lo que es un matrimonio. Creen que todos los matrimonios con hijos que siguen casados lo están porque viven felices, en paz y armonía, pero no conciben que existen muchos casos donde la vida familiar está marcada por la violencia, los desprecios o la falta de cariño, situaciones que dan lugar a contextos más desestructurados que los de muchas familias divorciadas”, opina.

Custodias compartidas
Según la última estadística del INE, los divorcios que terminan con la custodia compartida de los hijos se han duplicado en la última década. Hemos pasado de ver cómo en el año 2010 el 83% de las custodias eran para la madre, a que en 2021 el 43% se compartiesen entre ambos progenitores.

Esta evolución en el reparto de los cuidados y la manutención diaria de los hijos, no solo es una buena noticia para las parejas con divorcios consensuados que buscan participar de forma ecuánime en la crianza de los menores, sino también para el bienestar emocional de los hijos. 
La custodia compartida es beneficiosa para los menores porque permite el contacto continuo con ambos progenitores y fomenta que compartan todas las facetas de la vida cotidiana. También favorece que haya una comunicación más fluida entre los padres”, amplía la psicóloga Lidia G.Asensi. Muchas voces subrayan que esta organización es más favorable para el bienestar de los menores siempre y cuando no exista un contexto de violencia.

A mediados de los 2000 y como consecuencia de una menor implicación política en términos de conciliación de los padres, la custodia compartida era casi una excepción. Por aquel entonces, la madre de Javier (32 años), al igual que decenas de miles de mujeres en nuestro país, asumió la tutela y la carga mental de criar a sus 2 hijos sola en el día a día.

Mis padres iban a separarse cuando yo tenía 12 años, pero como encajé mal la noticia decidieron posponerlo 1 año más. A partir de entonces, comenzamos a vivir con mi madre y, aunque visitábamos a mi padre los fines de semana, teníamos total libertad para verle cuando quisiéramos. 
Al principio, tanto mi hermana como yo nos implicamos mucho en intentar que todo fuese como antes, pero poco a poco el interés por su parte fue decayendo. Una tarde que estaba en su casa, se fue y me dijo que llegaría en un rato. Después, que fuese cenando. Llegó a las 02:30 horas. A partir de ese día, no volví a pasar jamás una noche con él. Tenía 14 años”, relata Javier y añade que su padre no intentó corregir su comportamiento ni implicarse más. “Se limitaba a echarnos alguna bronca cuando llegaba algún suspenso. Sabía de mí lo mínimo y no le interesaba conocer más. Al final, todo recayó en mi madre”.

A pesar de la anécdota anterior, Javier reconoce que el divorcio de sus padres no le ha supuesto ningún trauma en la vida adulta ya que había asumido la ausencia e implicación de su padre mucho antes de la separación: “No he sentido que el divorcio de mis padres me haya dejado secuelas, quizás porque la figura del padre nunca existió de verdad y no había nada que echar de menos. La huella que puedo percibir es que aprendí desde muy pequeño a sacarme las castañas del fuego y no depender de nadie”, concluye.

Los padres de Mireia (29 años) se separaron cuando ella tenía 4 años y su hermana 2. Aunque en un inicio no les explicaron exactamente las razones por las que ponían fin a su relación, no recuerda vivir el proceso como un cambio traumático
Como mis padres seguían trabajando juntos en la empresa familiar y todos continuamos viviendo en el mismo pueblo, siempre sentí a mi padre muy presente. Admiro muchísimo la gestión que hizo mi madre de la situación. No solo decidió mantener las comidas de los domingos con mi padre y mis abuelos paternos, sino que, además, cuando volvió a tener pareja, nos ayudó a normalizarlo y a comprender que aquella nueva situación no significaba que nos fuese a querer menos”, detalla Mireia.

En línea con la actitud anterior, Mireia recuerda que su madre hizo todo lo posible para que fuesen de vacaciones al mismo sitio que la nueva familia de su ex marido: “Fueron veranos geniales porque nosotras seguíamos teniendo nuestro espacio seguro al alojarnos con mi madre, pero podíamos compartir comidas, excursiones y tiempo de playa con los demás”, añade orgullosa Mireia.

Mis padres están casados, pero he crecido viendo peleas”.
Si algo evidencian los testimonios anteriores es que familia desestructurada y divorcio no siempre son resultado de la misma ecuación ni un proceso causa-efecto. Y es que, al igual que hay separaciones que no son gestionadas de forma idílica, existen matrimonios donde el amor y las buenas formas brillan por su ausencia, por mucho que la unión persista sobre el papel.

Hay parejas que toman la decisión de no divorciarse como una forma de proteger a los niños y no se dan cuenta de que eso es un error. Cuando la relación entre los padres no está bien, las consecuencias psicológicas pueden ser mucho más dañinas y traumáticas que las de una separación. Ante este tipo de situaciones, los niños se acostumbran a vivir en un ambiente que les genera miedo, inseguridad y confusión”, relata la psicóloga.

Mª Isabel (25 años) nos habla de cómo vivió durante su infancia la violencia que su padre ejercía contra su madre: 
A pesar de que mi hermano y yo hemos hemos salido muy bien, mi infancia está repleta de recuerdos donde las peleas, las voces y los golpes en la mesa estaban muy presentes. Recuerdo una vez que mi padre tiró todo lo que había sobre la mesa porque no supo gestionar emocionalmente algo que le dijo mi madre”, explica.

Tras una vida dedicada a los cuidados familiares y sin desempeñar ningún trabajo remunerado fuera de casa, en la actualidad Mª Isabel describe a su madre como una persona totalmente deprimida y muy irascible ante cualquier comentario o gesto de su marido: 
No tiene ganas de hacer nada y tiene miedo a casi todo. Todo el tiempo me recuerda que lo más importante es que logre ser una mujer económicamente independiente y se lamenta por todas las cosas que ella no hizo en su momento. A veces me dice ‘si yo te contará…’ y sé que se refiere a que en algún momento mi padre debió de pegarle”, relata.

El matrimonio de los padres de Marta (26 años) está, según sus propias palabras, roto desde hace más de 10 años, una situación que provoca que cada vez les visite menos porque no puede soportar sentarse con ellos en la misma mesa y ver que no son capaces de pasarse ni siquiera la jarra del agua.

Todo saltó por los aires cuando yo tenía 16 años y les encontré gritándose un día al volver a casa. Creo que se habían cansado de fingir que su relación funcionaba y, como yo ya era más mayor, de repente, todo les dio igual. Deberían haberse planteado el divorcio ese mismo día, pero no lo hicieron por motivos económicos. Como en muchas otras familias, mi madre dejó de trabajar cuando se quedó embarazada y era mi padre quien siempre llevaba el dinero a casa”, explica y añade que, actualmente, el conflicto se mantiene a raya porque su madre trabaja como interna cuidando a un mujer mayor y nunca duerme en la casa familiar.

Me siento súper culpable porque, a día de hoy, mi madre tiene esta situación porque decidió no trabajar para cuidarnos a nosotros. Quiero ayudarla, pero no sé cómo. No vivimos en la misma provincia y económicamente tampoco tengo los medios. Además, siempre he intentado mediar sin tomar partido por ninguno de los 2 flancos. Es una situación muy complicada que sé que en algún momento tendré que tratar en terapia porque tengo claro que si algún día soy madre no quiero que se acerquen a mis hijos teniendo una relación tan tóxica”, sentencia Marta.

¿Expectativas con los hijos?

Un hijo no ha nacido para cumplir los sueños de sus padres: por qué es importante tener expectativas acertadas.
Los niños merecen que sus adultos esperen grandes cosas de ellos, pero idealizarlos les llena de impotencia, miedo y soledad.
Los padres y madres deben acompañar al niño de manera sana y afectuosa, haciéndole sentir valioso.

Sonia López Iglesias, Terrassa, 
psicopedagoga, 12 MAY 2023
En el momento en el que decidimos que queremos ser padres, de forma inconsciente, empezamos a elaborar grandes expectativas hacia ese bebé que deseamos. Hacerlo es inevitable, pero el problema surge cuando ese hijo o hija, al nacer, no cumple con todo aquello que habíamos imaginado. A lo largo de los 9 meses de gestación, o incluso antes de saber que esperamos un bebé, conjeturamos cómo nos gustaría que fuese físicamente, qué tipo de personalidad, destrezas o capacidades debería tener e incluso fantaseamos sobre la profesión que ambicionamos que elija cuando sea mayor.

Pero en muchas ocasiones ese hijo no cumple con las expectativas que los padres y madres se habían creado. Reconocer que es mucho más tímido, movido, impulsivo o bajito de lo que se desea genera mucha frustración y a los progenitores les hace sentir un gran vacío en su interior.

Las expectativas que los progenitores tienen y proyectan hacia el menor da una falsa sensación de seguridad sobre lo que sucederá. 
Unas ideas poco realistas, a menudo repletas de miedos o anhelos propios, que llenan a los padres de ansiedad, frustración y decepción y a los hijos, de impotencia, miedo y soledad. 
Unos pensamientos que acaban modulando incorrectamente la identidad y el conocimiento del niño, y que entorpecen gravemente en su desarrollo. Los niños merecen y necesitan que sus adultos de referencia puedan esperar grandes cosas de ellos, pero sin sentirse presionados o evaluados constantemente. No son una extensión de sus padres, sino personas independientes con derecho a comportarse y a vivir la vida que deseen.

El problema surge cuando las ideas preconcebidas del adulto estrechan el camino y limitan el margen del niño, anteponiendo las necesidades y pretensiones del progenitor por delante del respeto a la personalidad y la libertad. Un niño debe sentir que sus adultos de referencia le aceptan tal y como es, sin peros ni pros. 
Que le ayudan a identificar sus fortalezas y mejorar sus necesidades y debilidades sin descalificarle o llenarle de etiquetas. 
Que no juzgan sus errores cuando se equivoca, sino que le ofrecen todo el apoyo que necesita
Que validan sus emociones y le ayudan a tomar decisiones adecuadas.

Si un niño siente que nunca está a la altura de las expectativas que tienen hacia él sus progenitores o sus personas más cercanas vivirá en una insatisfacción constante y tendrá baja autoestima. En un sufrimiento constante y en una enorme infelicidad. Mostrará muchas dificultades para gestionar correctamente sus emociones y crecerá sintiendo que todo lo que hace está por debajo de lo que se espera de él. Se hará mayor con el único deseo de satisfacer los deseos de sus padres, creándoles mucha tensión interna y una sensación continua de fracaso, culpabilidad e infelicidad. A lo que se suma que unas expectativas poco acertadas provocarán un distanciamiento entre padres e hijos y un apego inseguro.

En cambio, si el niño siente que las expectativas que establecen sobre él son positivas y acertadas tendrá autoconfianza o mostrará motivación por obtener buenos resultados
Se sentirá aceptado y libre para probar todo aquello que desee.

Claves para establecer unas expectativas acertadas hacia un hijo o hija: -. Ser conscientes de las expectativas, deseos y miedos que los padres tienen en relación con el futuro del niño y el daño que pueden producir si no son acertadas. Deben acompañar al menor de manera sana y afectuosa, haciéndole sentir valioso. Reforzando todo aquello que hace bien y ayudándole a superar las dificultades.
-. Cada niño es un mundo y tiene su propio ritmo de aprendizaje. 
Si se le respeta y se le da el tiempo que necesita para aprender llegará a ser una persona autónoma, capaz de realizar las cosas por sí mismo y de esforzarse por conseguir todo aquello que desee.
-. Aceptar al niño sin prejuicios, reconociendo su individualidad fomentará que alcance su máximo desarrollo y potencial. El amor y el afecto hacia él no debe estar condicionado por si cumple o no con las expectativas que el adulto ha ideado. Un niño que se siente querido tenderá a mostrarse valiente y capaz de trabajar por todo aquello que se proponga.
-. Como adultos se debe conseguir que el niño se sienta confiado y seguro, incentivándole a tener sus propios sueños, a ser autónomo, a aprender a hacer frente a las dificultades y resolver conflictos sin miedo al qué dirán.

Un hijo no ha nacido para cumplir los sueños o ser lo que sus padres no consiguieron alcanzar. Es una persona independiente con derecho a dibujar su camino sin sentirse cuestionado. Por eso necesita a su lado adultos que le inciten a trabajar sin miedo por todo aquello que desee. Como decía Norman Vincent Peale, autor estadounidense de El poder del pensamiento positivo, teoría que promueve enfocarse en lo bueno de cualquier situación: “No pidas a nadie que sea lo que no es. No pidas o esperes de una persona lo que esta no puede dar”.