Decir que lo más duro de un divorcio es separar las finanzas conjuntas podría parecer trivial, sin embargo, no está tan lejos de la realidad.
HelpMyCash, 22 de septiembre de 2017
Las dificultades del divorcio.
Si solo en el 1º trimestre de 2017 se han roto casi 32.000 matrimonios, el 40 % lo han hecho a malas, es decir, no han sido divorcios consensuados, según datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Esto es un problema, ya no solo por las consecuencias emocionales que pueda suponer, sino también por las secuelas para el bolsillo de ambos.
Negociar y estar asesorado puede abaratar hasta 1.000 € la ruptura
Mientras que un divorcio de mutuo acuerdo o exprés suele costar entre 100 y 1.000 euros, si los protagonistas no están conformes y deben contratar abogados, el precio fácilmente superará los 2.000 euros, según explican los expertos financieros de HelpMyCash.com.
En este sentido, uno de los puntos que más conflictos desata es el reparto de las finanzas. Sobre todo, si ninguno quiere hacerse cargo de las deudas o si ambos defienden el dinero de una cuenta conjunta como propio.
Por eso, en HelpMyCash han elaborado un manual gratuito que, bajo el título Finanzas para divorciados, gestión del dinero tras la ruptura, pone fin a las dudas más frecuentes en el momento de la separación y ayuda a facilitar el reparto y la negociación de los bienes matrimoniales.
Hipotecas, préstamos y ahorros, los productos más conflictivos
Tras conocer quién se queda la custodia de los hijos, acordar cómo se va a pagar la hipoteca de la casa es, posiblemente, el 2º de los dilemas más populares. ¿Debe pagar el que se queda viviendo? ¿O, en cambio, se debe dividir la cuota, aunque solamente uno habite en el domicilio?
La solución ideal sería vender la propiedad y emplear el beneficio para cubrir la deuda.
Sin embargo, esto no siempre es posible, ya sea por falta de comprador o por no disponer de una vivienda alternativa tras la venta. Por eso, en la guía se presentan otras alternativas, como realizar una extinción de condominio para cambiar la titularidad, aunque muchas veces el banco puede poner problemas y requiera nombrar cotitulares o avalistas.
La devolución de los préstamos y la pertenencia de los ahorros son otro de los focos de conflicto independientemente del régimen en el que se haya basado el matrimonio, ya sea de separación de bienes, de participación o régimen de gananciales.
Aun así, se complican especialmente en los 2 últimos casos, sobre todo si la pareja ha acabado mal. Los ahorros se tendrán que repartir en 2 partes iguales, sin muchas ventajas en el caso de que realmente pertenezcan solamente a una persona. Incluso la situación se agravaría más si la cuenta tiene una co-titularidad solidaria o indistinta en la que 1 de los 2 titulares podría hasta cerrar la cuenta sin el consentimiento del otro.
En el caso de las deudas en forma de préstamos, la situación tampoco es mucho más sencilla. Lo más frecuente es repartir las tasas, en el caso de que ambos reconozcan que el préstamo es compartido, o cambiar la titularidad a una sola persona. Si es que este acepta la responsabilidad del cargo, algo que no siempre sucede
En definitiva, en la convivencia, los productos financieros compartidos son prácticamente inevitables y la complejidad del momento está asegurada.
Sin embargo, esto no siempre es posible, ya sea por falta de comprador o por no disponer de una vivienda alternativa tras la venta. Por eso, en la guía se presentan otras alternativas, como realizar una extinción de condominio para cambiar la titularidad, aunque muchas veces el banco puede poner problemas y requiera nombrar cotitulares o avalistas.
La devolución de los préstamos y la pertenencia de los ahorros son otro de los focos de conflicto independientemente del régimen en el que se haya basado el matrimonio, ya sea de separación de bienes, de participación o régimen de gananciales.
Aun así, se complican especialmente en los 2 últimos casos, sobre todo si la pareja ha acabado mal. Los ahorros se tendrán que repartir en 2 partes iguales, sin muchas ventajas en el caso de que realmente pertenezcan solamente a una persona. Incluso la situación se agravaría más si la cuenta tiene una co-titularidad solidaria o indistinta en la que 1 de los 2 titulares podría hasta cerrar la cuenta sin el consentimiento del otro.
En el caso de las deudas en forma de préstamos, la situación tampoco es mucho más sencilla. Lo más frecuente es repartir las tasas, en el caso de que ambos reconozcan que el préstamo es compartido, o cambiar la titularidad a una sola persona. Si es que este acepta la responsabilidad del cargo, algo que no siempre sucede
En definitiva, en la convivencia, los productos financieros compartidos son prácticamente inevitables y la complejidad del momento está asegurada.
Nota: Recordar que desde el año 2010, en el caso de la existencia de una Hipoteca sobre la vivienda familiar, se pagara al 50% entre los padres mientras los hijos sean menores de edad y vivan en ella.