Las rupturas de matrimonios
longevos aumentan año a año. Los expertos lo atribuyen a la marcha de los
hijos del hogar y también al aumento de la calidad de vida en la edad
adulta.
"El amor por la misma persona
es caduco", sostiene Antonio Bolinches, psicólogo experto en pareja.
Las rupturas en los matrimonios
más longevos aumentan cada año, según el INE. Última hora
La frialdad de la estadística pone en
evidencia hasta a lo más romántico. El “amor eterno”,
según el Instituto Nacional de Estadística, está cada vez más
cuestionado. No sólo por el nº de separaciones y divorcios en un contexto
de matrimonios a la baja-en 2012 repuntaron tímidamente tras sostenidos
descensos desde 2004-sino porque las rupturas aumentan también en la franja
de más de 60 años, y entre los matrimonios más longevos.
En 2012, último año recogido por el
INE, el nº de separaciones y divorcios en parejas en que los cónyuges
tenían más de 60 años fue de 4.559; el año anterior, de 4.278; en
2009, de 3.289. Y un dato especialmente llamativo. Entre los matrimonios
de esta edad, el divorcio es, a mucha distancia, la opción de preferencia a la
hora de poner punto y final a una relación- 3.838 procedimientos de este tipo
en 2012, frente a apenas 721 por separación.
¿Por qué sobrevienen estas rupturas?
Según Eduardo Hertfelder, presidente del Instituto de Política Familiar,
el fenómeno se explica, sobre todo, por la marcha de los hijos del hogar
paterno, una circunstancia que se produce cada vez a edades más tardías.
“entonces, estos padres se encuentran con que no tienen ese elemento
común para seguir con el matrimonio, se produce un deterioro de la
comunicación y la convivencia entre ellos. Es el típico problema que sobreviene
cuando los matrimonios se vuelcan tanto con los hijos, que se encuentran con
que ya no tienen ese nexo común”.
En 2005, año en que se aprobó la ley
del divorcio express y que representó también un boom de rupturas en todos los
segmentos de edad, las disoluciones por divorcio entre mayores de 60 años y con
matrimonios de décadas también se incrementó de manera espectacular. De 2.300
en 2005 a 4.563 sólo 1 año después.
Con la explicación aportada por
Hertfelder, coinciden los expertos, se encuentra también la percepción de una
mayor esperanza de vida, de llegar a la vejez en buen estado de salud, y
también, la crisis de la jubilación y el paso adelante de mujeres que
durante años habían silenciado una situación de maltrato.
Por el despacho de Luis Zarraluqui han
pasado diversos casos de matrimonios mayores de 60 años decididos a la ruptura.
Generaciones acostumbradas a “tirar de la familia como sea”,
pero que cada vez con mayor frecuencia se contagian de un entorno que ha
generalizado una opción antes prohibida, “empiezan a ver que los hijos
también se separan, que la gente que conocen también opta por eso,
que empiezan a disfrutar de otra etapa de su vida y asumen que también
pueden disfrutar. Y sí que es cierto que han perdido el miedo a cambiar de
vida.”, dice la abogada Elena Zarraluqui.
“Estas rupturas se producen por el agotamiento provocado por esa convivencia”,
afirma Antonio Bolinches, experto psicólogo y terapeuta de pareja y profesor
de Educación Emocional de la Universidad de Barcelona.
"El amor por una misma pareja es caduco"
Bolinches explica la ruptura
matrimonial desde una perspectiva inherente a la propia naturaleza del ser
humano, y también desde una “crisis del modelo de sociedad”.
“La
pregunta es por qué hemos creado un modelo monogámico de pareja cuando el
ser humano no es monógamo”, sostiene, dibujando un entorno poco
esperanzador para aquellos que confíen aún en el amor eterno. “Al no ser
monógamos, perdemos el interés por una relación estable, y si no hacemos una
buena gestión desde la madurez de la dinámica cotidiana de la pareja se produce
una saturación que genera enamoramientos alternativos”.
Las relaciones, dice tajante, tienen
fecha de caducidad. “El amor por la misma persona es caduco”,
afirma, “y más específicamente el enamoramiento. Eso sí, el amor
armónico, que es el que se da entre 2 personas maduras que se juntan podría
durar infinitamente. Pero para eso hay que saber hacer una buena gestión de esa
relación y eso no es fácil, porque la sociedad no favorece la estabilidad de
la pareja”.