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Según el Parlamento Europeo, casi el 80% de las mujeres con
discapacidad es víctima de los malos tratos y tiene un riesgo 4
veces mayor que el resto de mujeres de sufrir violencia sexual. Unos
datos escalofriantes que ponen de manifiesto la especial vulnerabilidad
de este colectivo y la necesidad de implantar programas específicos o
que tengan en cuenta sus particularidades.
«Las mujeres con discapacidad tienen menos posibilidades de formarse y de tener independencia económica. Además, muchas veces tienen una dependencia importante de su pareja, lo que provoca que el riesgo de vivir situaciones de violencia de género sea mucho más alto», explica Teresa Palahí, vicepresidenta de la ONCE y presidenta del Observatorio de la Igualdad de Oportunidades.
De igual manera, si para cualquier mujer maltratada ya resulta difícil dar el paso de denunciar a su agresor, cuando confluyen 2 factores como el género y la discapacidad, los obstáculos que hay que sortear son todavía mayores.
«Es complicado denunciar si dependes del maltratador para salir de
casa y tampoco dispones de un trabajo del que vivir», apunta Palahí, al
tiempo que pone de manifiesto la necesidad de incluir la variable de la
discapacidad de manera transversal en todas las políticas encaminadas a
erradicar la violencia de género.
Aunque en este sentido se ha evolucionado mucho en estos últimos años -ya se empieza a incorporar la discapacidad en los estudios y las estadísticas-, lo cierto es que todavía queda mucho por hacer y en casi ninguna comunidad autónoma existen los programas especializados en la atención a víctimas de la violencia de género con discapacidad.
«Necesitamos, sobre todo, que la información y la concienciación llegue también a las mujeres con discapacidad. Que cuando se diseñan los materiales para las campañas, se tenga en cuenta que deben llegar a todo el mundo, incluyendo a las personas sordas, ciegas...», reclama la vicepresidenta de la Organización Nacional de Ciegos de España.
Con el fin de promover la igualdad y luchar contra todo tipo de violencia machista, desde la Fundación ONCE -a través del Observatorio de la Igualdad de Oportunidades- se ha elaborado todo un plan estratégico para poder llegar a las mujeres afiliadas y así mejorar su atención y la prevención desde una perspectiva global.
«Tenemos 5 áreas de trabajo: diagnóstico, información, formación,
concienciación y orientación y apoyo a las víctimas. Dentro de cada una
de ellas hemos establecido un objetivo general y distintas
actuaciones», explica Teresa Palahí.
Así, entre las acciones previstas hasta 2015 destaca la formación de profesionales de la propia entidad y personal de la administración pública, para que sepan cómo actuar con una mujer con discapacidad; la elaboración de un estudio sobre la mujer ciega y sordociega en relación a la situación de violencia de género; o las visitas a casas de acogida con el objetivo de adaptarlas a personas con discapacidad, a través de acuerdos con la administración que corresponda.
«Es fundamental aplicar políticas de proximidad. No esperar a que vengan ellas a nosotros, sino que seamos nosotros los que les acerquemos los recursos y servicios existentes; que los tengan cerca para poder dar el paso y denunciar», concluye la presidenta del Observatorio de la Igualdad de Oportunidades.
«Las mujeres con discapacidad tienen menos posibilidades de formarse y de tener independencia económica. Además, muchas veces tienen una dependencia importante de su pareja, lo que provoca que el riesgo de vivir situaciones de violencia de género sea mucho más alto», explica Teresa Palahí, vicepresidenta de la ONCE y presidenta del Observatorio de la Igualdad de Oportunidades.
De igual manera, si para cualquier mujer maltratada ya resulta difícil dar el paso de denunciar a su agresor, cuando confluyen 2 factores como el género y la discapacidad, los obstáculos que hay que sortear son todavía mayores.
Aunque en este sentido se ha evolucionado mucho en estos últimos años -ya se empieza a incorporar la discapacidad en los estudios y las estadísticas-, lo cierto es que todavía queda mucho por hacer y en casi ninguna comunidad autónoma existen los programas especializados en la atención a víctimas de la violencia de género con discapacidad.
«Necesitamos, sobre todo, que la información y la concienciación llegue también a las mujeres con discapacidad. Que cuando se diseñan los materiales para las campañas, se tenga en cuenta que deben llegar a todo el mundo, incluyendo a las personas sordas, ciegas...», reclama la vicepresidenta de la Organización Nacional de Ciegos de España.
Con el fin de promover la igualdad y luchar contra todo tipo de violencia machista, desde la Fundación ONCE -a través del Observatorio de la Igualdad de Oportunidades- se ha elaborado todo un plan estratégico para poder llegar a las mujeres afiliadas y así mejorar su atención y la prevención desde una perspectiva global.
- CONCIENCIACIÓN.
- Luchando contra la violencia sexista
- Dentro del área de concienciación de la estrategia de la ONCE y su fundación en la lucha contra la violencia de género se realizan numerosas campañas de sensibilización. Así, por ejemplo, participan activamente en los actos oficiales conmemorativos del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer y dedican el cupón de este día a la causa. Por otro lado, también ofrecen asesoramiento técnico para que las instituciones puedan elaborar materiales para las campañas de concienciación y difusión que sean accesibles para las personas ciegas o con discapacidad visual.
Así, entre las acciones previstas hasta 2015 destaca la formación de profesionales de la propia entidad y personal de la administración pública, para que sepan cómo actuar con una mujer con discapacidad; la elaboración de un estudio sobre la mujer ciega y sordociega en relación a la situación de violencia de género; o las visitas a casas de acogida con el objetivo de adaptarlas a personas con discapacidad, a través de acuerdos con la administración que corresponda.
«Es fundamental aplicar políticas de proximidad. No esperar a que vengan ellas a nosotros, sino que seamos nosotros los que les acerquemos los recursos y servicios existentes; que los tengan cerca para poder dar el paso y denunciar», concluye la presidenta del Observatorio de la Igualdad de Oportunidades.
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