«No siempre la custodia compartida es la mejor opción».
Acción Familiar señala esta solución sólo cuando los padres pongan el bienestar de sus hijos por delante de sus propios intereses como pareja .
«La
propuesta del Ministro de Justicia de poner en manos de los jueces la
decisión sobre si la custodia debe ser compartida por ambos progenitores
–padre y madre– llega en un momento en el que las cifras de divorcio
están disminuyendo de manera significativa, quizá como una consecuencia
más de la actual crisis económica.
En el año 2010 el número de divorcios
se situó en poco más de 110.000, cifra similar a la existente en 2001,
alcanzándose el pico más alto de la última década en 2006, con más de
145.000.
Pero a pesar de esta disminución, el número de familias
monoparentales, consecuencia de esta realidad social, en las que sólo
1 de los cónyuges –mayoritariamente las madres– tienen la custodia de
los hijos, ha aumentado considerablemente los últimos años».
«Parece pues una clara necesidad regular la custodia compartida para determinadas situaciones y
siempre poniendo por delante de todo la defensa del menor. De hecho, y
como ocurre con demasiada frecuencia, algunas Comunidades Autónomas ya
se han adelantando al Ministro, permitiendo y regulando esta fórmula de
cuidado, entendiendo que es la mejor para los hijos.
Pero si realmente
queremos proteger al menor, lo más urgente sería llevar a cabo un desarrollo legislativo que facilitara el uso de la mediación familiar,
no sólo en casos de conflictos en los que ya se ha producido la ruptura
en la pareja, sino como un instrumento muy útil para ayudarles a tomar
la mejor decisión para ellos mismos y también para sus hijos. De esta
manera se evitará la judicialización de las relaciones familiares».
«No es cierto que el divorcio no afecte a los hijos, sí les afecta.
Estamos hablando de la separación de las dos personas a las que más
queremos y más necesitamos en nuestra vida, especialmente cuando somos
pequeños: nos aportan seguridad, equilibrio, estabilidad emocional y son
el primer referente de lo que significa ser adulto.
Por ello parece
prioritario ayudar a esas parejas a que las consecuencias sobre el
equilibrio emocional, y sobre el proceso educativo de sus hijos, sean
las menos posibles».
Distintas circunstancias.
«Es evidente que la custodia compartida, al permitir de manera equilibrada en el tiempo la presencia del padre y la madre, a priori parece la mejor opción.
Ahora bien, esta fórmula no siempre es buena por sí misma, y no es
siempre la mejor solución para los hijos.
Por ejemplo, las dificultades
en cuanto a la organización de la forma de vida de los menores pueden
generar problemas adicionales que no permitan alcanzar las ventajas que
inicialmente produce:
a.- dónde vive cada uno de los padres/madres; quién se
va a desplazar ¿el hijo o el padre/madre?;
b.- a qué distancia están de su
colegio;
c.- ¿qué situación económica tienen especialmente los jóvenes?;
d.- ¿cómo afrontarán ambos los problemas de conciliación cuando les
corresponda el tiempo de convivencia?; etc, etc.»
«Si
confiamos de verdad en nuestra justicia, genera tranquilidad que sea el
juez el que determine, en función de las circunstancias de cada pareja,
si debe haber o no esa custodia compartida.
Pero la realidad es que
sólo cuando los padres pongan el bienestar de sus hijos por delante de sus propios intereses como
pareja, la custodia compartida será una solución de la que se obtendrán
magníficos resultados.
La duda surge al pensar en aquellos otros que
llegan a judicializar su proceso de divorcio porque no son capaces de
ponerse de acuerdo con respecto a sus bienes materiales o al cuidado de
sus hijos, quizá sólo excepcionalmente, la custodia compartida sea la
fórmula adecuada».
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