¿Quieres separarte pero no puedes con los costes de un divorcio? La mediación familiar puede ser la solución que buscabas.
Marido y esposa ya no conversan, cada día termina con una pelea, sus familias no se soportan, nunca están de acuerdo en la educación
de sus hijos…
Esos son problemas que, tras años sin resolverse, llevan muchas parejas a separarse.
Pero, ¿cómo hacerlo de una manera menos traumática?
Para eso están los mediadores, especialistas en resolver conflictos familiares.
Si este es tu caso, descubre ahora cómo este profesional te puede ayudar.
Esos son problemas que, tras años sin resolverse, llevan muchas parejas a separarse.
Pero, ¿cómo hacerlo de una manera menos traumática?
Para eso están los mediadores, especialistas en resolver conflictos familiares.
Si este es tu caso, descubre ahora cómo este profesional te puede ayudar.
Él no soporta ir a la casa de sus suegros, que le insultan. Ella se enfurece
porque él no trata bien a sus padres.
Este problema lleva años sin
solución y desgasta tanto la relación de esa pareja que no hay otro
remedio que separarse.
Pero un divorcio duraría meses en extenuantes audiencias con un juez.
Entonces entra en la escena el mediador familiar, una alternativa a las parejas que desean resolver sus conflictos de la manera más civilizada y menos dolorosa posible.
De hecho, la mayoría de las parejas que buscan la ayuda de una
oficina de mediación familiar ya no tiene esperanzas de reanudar la
relación.
La falta de comunicación, los desacuerdos a la hora de
decidir sobre la educación de los hijos, problemas económicos, muchos
son los motivos que les conducen a acudir a un especialista en solucionar ese tipo de conflictos.
“Un 60% de las parejas que recibimos se separa, pues
ya llegan cuando se sienten dentro de una olla de presión, el uno
acusando al otro de sus problemas. Después de un tiempo con nuestros
mediadores ellos entienden que no era para tanto. Comprenden el porqué
de sus peleas y así pueden llegar a un acuerdo amigable”, explica Pedro
López, director del Centro de Mediación Familiar de Madrid.
La verdad es que buscar a un mediador familiar en vez de marcar una
audiencia judicial tiene sus ventajas.
“El mediador interviene de manera
que cada uno pueda narrar sus problemas, siempre asegurando que haya
una comunicación circular.
Él intenta convertir una crisis en una
comunicación positiva y ayudar la propia pareja a encontrar la mejor
solución para su problema, de manera consensual”, esclarece Ignacio
Tornel García, director del postgrado en mediación familiar de la Universidad Francisco de Vitoria.
Pero, que quede claro: la mediación familiar no es una terapia, y la mayoría de las parejas que necesita un servicio como este no se reconcilia.
“Solo un 10% lo logra. Por otro lado, un 30% tiene que llevar su caso a un juez porque no conseguimos resolverlos”, revela López.
Y es que el español que tenía problemas con los suegros, un caso real
que narramos al inicio de este texto, logró estar entre los 10% de que
habla López.
Sus suegros le descalificaban y su contragolpe venía en
forma de insultos.
Su esposa ya no soportaba ver a su familia
peleándose con su marido, a quien no le daba la razón.
Al final,
pudieron entenderse tras largas sesiones con un mediador. Hoy siguen
juntos.
Cuando el incendio de la relación es incontrolable y la ruptura es un camino sin regreso, el mediador actúa para evitar mayores daños y resolver temas como la custodia de los hijos y el reparto de los bienes.
“Nosotros siempre respetamos 2 criterios básicos: la neutralidad, pues dejamos claro que no damos la razón ni a uno ni al otro, y la confidencialidad”, destaca Tornel.
“Además, el mediador hace un trabajo individualizado, mientras que el
juez tiene 300 ó 400 casos y no está al tanto de los pequeños detalles,
que no por pequeños dejan de ser importantes”, añade López.
En marzo de este año se publicó el Real Decreto que normaliza la mediación en la esfera civil, mercantil y procesal, y uno de sus objetivos es disminuir la carga de procesos sobre los juicios.
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