Quieren aplicar acá el modelo anti-violencia español y hay polémica.
Busca “rehabilitar” al golpeador, pero ONGs dicen que ante la falta de recursos hay que priorizar a la víctima.
Clarin.com/ Por Graciela Gioberchio/ 09/09/12
Están convencidos de que los programas dedicados sólo a la
contención de las víctimas de la violencia de género, ayudan, pero no
acaban con el problema.
Y se preguntan: ¿por qué no darle al hombre violento la posibilidad de revertir su situación, o al menos intentarlo? Son psicólogos, psquiatras, trabajadores sociales, jueces, fiscales y defensores que creen que de esa manera se pueden prevenir episodios de violencia, evitar la naturalización del fenómeno y dejar de lamentar pérdida de vidas.
Impulsados por el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires y por el Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales, quieren traer a la Argentina el modelo que, afirman, bajó la violencia de género en España.
El tema genera polémica porque hay organizaciones que sostienen que con los escasos recursos que el país dispone hoy para esta problemática, se debe priorizar a la víctima .
Se trata del Proyecto Barcelona-Buenos Aires.
Y ya se capacitaron a profesionales que en marzo comenzarán a trabajar en una prueba piloto en 8 hospitales públicos de Capital y GBA, sumados a otros de Río Negro y Chubut.
“Este proyecto propone un cambio de paradigma, utiliza técnicas específicas que logran un grupo de trabajo que comienza siendo educativo y termina siendo terapéutico”, señala a Clarín Liliana Magrini, del Ministerio Público porteño.
“No decimos que el violento se convertirá en un ‘angelito’, pero algo en su psiquis va a cambiar y así prevenimos que otras mujeres de su entorno no se conviertan en próximas víctimas”.
La puesta en marcha del programa dicen que dio sus resultados.
Según datos oficiales de España, en 2008 murieron 78 mujeres por violencia de género.
El año pasado, la cifra bajó a 61; y en los 1º cinco meses de este año se registraron 19 casos fatales.
Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer, considea que el proyecto “es interesante, pero hay que dejar bien claro que España lleva más de 10 años aplicando políticas contra la violencia de género, y en nuestro país todavía no hay coordinación en las políticas de Estado ni un trabajo integral entre la Justicia y las organizaciones no gubernamentales . Además, con los escasos recursos oficiales que se destinan a estas tareas, ante todo hay que priorizar a la víctima”.
Para Carolina Stanley, ministra de Desarrollo Social de la Ciudad, se trata de un proyecto válido. “Está contemplado en nuestra ley de Protección Integral a las Mujeres (26.485). Nosotros hace varios años que trabajamos con grupos de hombres violentos derivados de juzgados, con condenas en suspenso. Asistimos a unos 100 hombres por mes. Es un recurso adicional que contribuye a desterrar este lamentable fenómeno”.
En el caso de España, los hombres que entran al programa deben responsabilizarse de los hechos de violencia que protagonizaron y por los cuales son pasibles de recibir condenas inferiores a los 2 años.
Las autoridades aseguran que se logró bajar el índice de reincidencia. Si el hombre cometió un delito más grave, por el que le corresponde una pena mayor a 2 años de cárcel, también recibe este tipo de asistencia, en la prisión, pero con una intensidad superior. En general, el programa tiene una duración de 4 a 6 meses.
Tiene una parte educativa otra de reflexión y una de terapia.
Y se preguntan: ¿por qué no darle al hombre violento la posibilidad de revertir su situación, o al menos intentarlo? Son psicólogos, psquiatras, trabajadores sociales, jueces, fiscales y defensores que creen que de esa manera se pueden prevenir episodios de violencia, evitar la naturalización del fenómeno y dejar de lamentar pérdida de vidas.
Impulsados por el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires y por el Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales, quieren traer a la Argentina el modelo que, afirman, bajó la violencia de género en España.
El tema genera polémica porque hay organizaciones que sostienen que con los escasos recursos que el país dispone hoy para esta problemática, se debe priorizar a la víctima .
Se trata del Proyecto Barcelona-Buenos Aires.
Y ya se capacitaron a profesionales que en marzo comenzarán a trabajar en una prueba piloto en 8 hospitales públicos de Capital y GBA, sumados a otros de Río Negro y Chubut.
“Este proyecto propone un cambio de paradigma, utiliza técnicas específicas que logran un grupo de trabajo que comienza siendo educativo y termina siendo terapéutico”, señala a Clarín Liliana Magrini, del Ministerio Público porteño.
“No decimos que el violento se convertirá en un ‘angelito’, pero algo en su psiquis va a cambiar y así prevenimos que otras mujeres de su entorno no se conviertan en próximas víctimas”.
La puesta en marcha del programa dicen que dio sus resultados.
Según datos oficiales de España, en 2008 murieron 78 mujeres por violencia de género.
El año pasado, la cifra bajó a 61; y en los 1º cinco meses de este año se registraron 19 casos fatales.
Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer, considea que el proyecto “es interesante, pero hay que dejar bien claro que España lleva más de 10 años aplicando políticas contra la violencia de género, y en nuestro país todavía no hay coordinación en las políticas de Estado ni un trabajo integral entre la Justicia y las organizaciones no gubernamentales . Además, con los escasos recursos oficiales que se destinan a estas tareas, ante todo hay que priorizar a la víctima”.
Para Carolina Stanley, ministra de Desarrollo Social de la Ciudad, se trata de un proyecto válido. “Está contemplado en nuestra ley de Protección Integral a las Mujeres (26.485). Nosotros hace varios años que trabajamos con grupos de hombres violentos derivados de juzgados, con condenas en suspenso. Asistimos a unos 100 hombres por mes. Es un recurso adicional que contribuye a desterrar este lamentable fenómeno”.
En el caso de España, los hombres que entran al programa deben responsabilizarse de los hechos de violencia que protagonizaron y por los cuales son pasibles de recibir condenas inferiores a los 2 años.
Las autoridades aseguran que se logró bajar el índice de reincidencia. Si el hombre cometió un delito más grave, por el que le corresponde una pena mayor a 2 años de cárcel, también recibe este tipo de asistencia, en la prisión, pero con una intensidad superior. En general, el programa tiene una duración de 4 a 6 meses.
Tiene una parte educativa otra de reflexión y una de terapia.
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