Hay maneras claras e insospechadas de prevenir las rupturas matrimoniales, según un estudio realizado en la Universidad estadounidense de Emory
Una boda media cuesta en EE.UU. en torno a los 24.000 euros. El 53 % de los matrimonios, según datos de Naciones Unidas, termina en divorcio,
según estadísticas de Naciones Unidas. En España, según fuentes del
Consejo General del Poder Judicial, desde 2000 hasta 2011 los casos de
divorcio pasaron anualmente de 40.000 casos a 117.179, y la Comisión
Europea consignó que en 2012 la tasa de divorcios superó el 62 % de los matrimonios.
2 economistas de la universidad norteamericana de Emory
han publicado el estudio «Un diamante es para siempre y otros cuentos de
hadas», donde examinan un serie de factores que propician el divorcio.
Los autores han llegado a la conclusión de que si se toman determinadas
medidas se puede evitar la ruptura. Algunas de las circunstancias que
abocan al fracaso matrimonial resultan obvios. Por ejemplo, las personas que valoran sobre todo en su pareja la apariencia o la cuenta bancaria son más propensas a divorciarse. Pero hay otras razones inesperadas.
Un hallazgo sorprendente es la conexión entre el precio del
anillo de compromiso y el divorcio. El informe elaborado por Andrew M.
Francis y Hugo M. Mialon certificó que los novios que gastan entre 1.600 y 3.200 euros en el anillo de bodas se divorcian con más facilidad.
Los economistas de Emory han descubierto también que existe una
correlación inversa entre el divorcio y cuánto se gasta en la boda.
A mayor gasto, más probabilidades de ruptura.
Los precios actuales de una boda en España rondan
los 16.500 euros, prácticamente la mitad que en EE.UU., aunque
ha subido algo desde los 12.590 euros que costaba el año pasado, según
datos de la Federación de Usuarios y Consumidores Independientes (FUCI).
Sin embargo, aunque las bodas caras tienen más posibilidades de acabar
mal, el estudio incluye un dato que, en función de lo anterior, puede
parece paradójico: a mayor número de invitados (es decir, testigos), menos riesgo de divorcio. Claro que a más comensales, más gasto; es decir, más posible derroche.
La investigación hace hincapié en que es mejor un noviazgo largo antes de casarse:
las parejas que salen 1 ó 2 años antes de formalizar el amor se
divorcian un 20% menos que las que no alcanzan 1 año de novios, y las
que salen más de 3 años se divorcian un 39% menos. Por otro lado, las
parejas que se van de luna de miel se divorcian un 41% menos, lo que se
puede atribuir a los buenos momentos pasados juntos en esa etapa. La
falta de luna de miel también se asocia a otros componentes dañinos para
el matrimonio, como sueldos bajos o trabajos exigentes que causan
ansiedad.
A las parejas con ingresos familiares más altos les suelen ir mejor en
el matrimonio, porque eluden más fácilmente el estrés relacionado con
las finanzas.
Otro descubrimiento curioso es que tanto las personas que
asisten a servicios religiosos siempre como las que nunca van se
divorcian menos que quienes acuden solo de vez en cuando.
Consejos a seguir:
En resumen, para no engrosar la tasa de divorcios, estas son las recomendaciones de la Universidad de Emory:
1. Es conveniente que el noviazgo antes de llegar a la boda dure por lo menos 3 años.
2. Tener un mínimo de ingresos evita tensiones inherentes
a la falta de recursos económicos. Pero no hay que poner la economía
por encima de todo.
3. No sea rácano a la hora de invitar, pero tampoco sea un manirroto
4. Imprescindible la luna de miel si no quiere que el descalabro sea inevitable.
En otros medios: ecodiario,
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