Zapatero posa con mujeres frente al Congreso el día que se aprobó la Ley de Igualdad. 28 DE DICIEMBRE: Día de los Inocentes ó Xº ANIVERSARIO DE LA LEY INTEGRAL
Desde su
implantación sólo se ha tocado el Código Penal para introducir a los
hijos de las maltratadas como sujetos directos de la protección que
brinda la ley y si bien aún no existe un documento cerrado que defina
nuevos cambios, el Ministerio de Sanidad viene trabajando con grupos
parlamentarios y sociedad civil para recoger propuestas de reforma.
Ahora 10 años después, algunos de sus ponentes hacen balance. "La Ley fue un paso adelante por lo que tuvo de consenso y de vanguardia. Un
consenso reflejado en el Parlamento y una muestra de vanguardia que
ponía una piedra más en la construcción de la lucha contra la violencia
ejercida sobre la mujer a manos de sus parejas o ex parejas", señala Susana Camarero, ponente en 2004 por el Grupo Popular y actual secretaria de Estado de Servicios Sociales e Igualdad.
Camarero recuerda que "que la concienciación ciudadana y social contra
un fenómeno como la violencia de género ya se venía manifestando", con
la aprobación de un Plan de Acción en 1996 y de la Ley Reguladora de la
Orden de Protección de 2003 y destaca que "poco a poco se ha construido
un sistema de conocimiento, concienciación, recursos, instrumentos,
ayudas económicas, operativos de asistencia, de formación y de
recuperación que es pionero en el mundo". "Hemos avanzado con paso
firme, de gigante y de modo persistente", afirma.
Para Esperança
Esteve, ponente de la ley por el Grupo Socialista, "la Ley Integral
permitió dar visibilidad a un problema que hasta entonces, se valoraba y
se tenía en cuenta en el ámbito privado con esa lógica de que entre
marido y mujer nadie se debe meter". "Pasó a ser considerado un
problema social y un problema de igualdad, basado en la asimetría entre
el hombre y la mujer, generando poco a poco un rechazo de esta forma de
violencia en la sociedad. Esta fue la gran aportación", ha apuntado.
“Una auténtica revolución”
Para Mercè Pigem, que fue ponente por CiU, la ley supuso "la
consagración definitiva de que abordar la erradicación de la violencia
de género era una prioridad y era una cuestión pública, un deber del
Estado, y nunca más un tema de orden privado entre la pareja".
Además, destaca "la integralidad de la ley" y que conformó derechos y
deberes exigibles, frente a los citados planes, "valiosos sin duda pero
con un rango normativo y de exigencia muy distinto".
Uxúe Barcos,
ponente de la ley y diputada por Nafarroa Bai en 2004, incide en la
perspectiva internacional y destaca que la ley es "clarísimamente un
referente en otros países". "Mirando a casa, es una ley que
marcó un antes y un después en la concepción de qué es violencia de
genero y por tanto un elemento fundamental para luchar contra ella, no sólo por la vía de la acción judicial y punitiva sino en acción por la prevención y la educación", afirma.
Margarita Uría, que fue ponente por el PNV, señala que si bien "la pretensión al legislar fue dar una respuesta integral", al final "se
quiso dar excesiva visibilidad a la respuesta penal, cuando lo
educativo y social es lo que puede conseguir que disminuyan o
desaparezcan las conductas criminales". Además, considera que
"en lo que respecta a la dedicación de esfuerzo y medios para políticas
educativas y sociales, salvo excepciones como la Administración Vasca,
se han notado los recortes presupuestarios o los cambios ideológicos".
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