Las rupturas de pareja, además de los efectos
que tienen en el ámbito personal y de los hijos, dado que exigen una
reorganización en todos los aspectos, inevitablemente, conllevan una
merma en los recursos económicos de la familia. En los últimos años este
empobrecimiento se ha visto incrementado por factores externos; la
crisis económica y las reformas legislativas..
Muchas parejas se encuentran con gravámenes
hipotecarios muy por encima del valor de sus viviendas, con la
imposibilidad de no poder acceder a nuevas hipotecas a título individual
¿los bancos no aceptan los ingresos de uno solo frente a la garantía
común que tenían consolidada?, lo que da lugar a que muchas personas
tengan que volver a residir en la casa de sus progenitores, incluso a
contar con la ayuda de los descendientes, si ya son independientes.
Muchos hijos e hijas de padres separados reciben
ayuda de sus abuelos.
Podemos decir que las crisis de pareja, ya no
tiene repercusión solamente en la descendencia, sino que, en muchos
casos, afecta a los ascendientes. El concepto de familiar nuclear que se
daba hace pocos años, vuelve a contemplarse en el sentido más extenso.
Desde la modificación del Código Civil del año
2005, se puede solicitar el divorcio sin que exista separación previa y
sin alegar causa alguna.
Las pensiones compensatorias se minoran en la
cuantía y se reducen en el tiempo. Incluso la reforma de la Ley de la
Seguridad Social de 2007 contempla que para el reconocimiento de la
pensión de viudedad, también se tenga en cuenta el tiempo de matrimonio y
situación de la pareja en el momento del fallecimiento.
La puntilla es
el devengo de tasas judiciales en muchos de los procesos de familia, que
hace casi imposible acudir a los Tribunales. Si la decisión de
separarse ha sido siempre una de las más importantes y de mayor
repercusión en la vida de las personas, aún implica mayor trascendencia
en la actualidad.
Poder solucionar la crisis entre las partes mediante
litigio, muchas veces depende de las causas de la ruptura, las cuales,
sin que lo exija la ley, acaban aflorando.
Asciende el nº de parejas que conviven y
tienen descendencia sin contraer matrimonio. Asciende también la
conciencia social sobre la importancia de realizar acuerdos previos al
matrimonio o bien al inicio de la convivencia de hecho que, en caso de
ruptura, evitaría gran parte del posible conflicto.-
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