Por:
Silvia Churruca,
viernes, 23 de enero de 2004.
Rojas
Marcos confiesa que su trabajo de psiquiatra está marcado por los traumas de su
trayectoria personal, Avatares de la vida, hitos de una carrera.
¿Cuándo
tuvo su propia consulta?
-
Al terminar la residencia, en 1974. También tenía interés por el psicoanálisis,
aunque luego lo perdí.
¿El
interés o la fe?
-
El psicoanálisis tiene principios útiles, como que la infancia influye en la
vida adulta, el mecanicismo que explica que nuestras actuaciones obedecen a
alguna causa aunque no seamos conscientes del motivo... Para mí eso tiene su
valor.
Lo
que ya no practico es la idea del diván.
¿Se
autoanaliza?
-
En momentos de confusión propia o de crisis, me ayuda a pensar cómo soy o por
qué estoy tomando una decisión u otra.
No
es un psicoanálisis en sí, pero sí utilizo el valor del inconsciente, de la
infancia...
Acaba
de reeditar su libro sobre la pareja rota. ¿Cuánto tiene de autobiográfico?
-
……Casi todo lo que he escrito ha estado motivado por algo mío, interno. La
pareja rota surgió a raíz de mi propio divorcio. Mi primera esposa, española y
una mujer encantadora, no se adaptó a América y decidió que teníamos que
volver. Y yo, francamente, no podía, porque estaba allí muy bien. Hubo una
ruptura muy dolorosa para mí, aunque fue pacífica.
Pasados unos años encontré
otra pareja. Me separé en 1977 y me volví a casar en 1983.
Pasé 6
años de soltero, lo que es difícil cuando uno se acostumbra a estar casado.
Les
ocurre más a los hombres. ¿No saben estar solos?
-
Desde luego, nos cuesta más que a las mujeres...
Parece
que siempre escribe como terapia.
-
Sí. Es cierto que escribo libros sobre temas que me inquietan. Escribí uno
sobre la ciudad, que era mi experiencia de Nueva York. La pareja rota, como le
contaba, surgía de mi separación. En esa época, siendo yo un psiquiatra
generalista, no paraban de venir parejas en crisis. Era como si llevara en la
frente la etiqueta de psiquiatra divorciado experto en
traumas
matrimoniales.
Un
divorciado no parece el más indicado para aconsejar cómo conservar un matrimonio
vivo.
-
Pero quizá al haber vivido la experiencia pensaban que podía ayudarles a
evitarlo.
La cuestión es que, sin haberme declarado yo especialista, llegó un
momento en el que mi clientela llegaba por problemas de pareja.
Ha
afirmado que el divorcio es el camino hacia la felicidad.
-
Lo he visto en parejas que son incurablemente infelices. El divorcio es la
válvula de escape para poder ser felices con otra persona.
Pero también he
conocido parejas que por el simple esfuerzo de venir a la consulta y
comunicarse ante un árbitro -papel que yo hacía- salvaban su relación.
¿Ha
aprendido usted la lección para su 2º matrimonio?
-
Posiblemente. Lo que sé es que la ruptura es dolorosa y que muchas veces basta
un esfuerzo para entender al otro y salvar la relación. Las parejas que
funcionan son las que trabajan el día a día esforzándose por hacer feliz al
otro con flexibilidad.
¿Ha
tenido tiempo para sus hijos?
-
No en la cantidad que yo quisiera, pero he procurado que fuera de calidad.
De
los niños he aprendido mucho, sobre todo a respetar y saber lo importante que
son los primeros 10 años de la vida. Cómo nos marcan para siempre.
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