domingo, 7 de octubre de 2012

Luis Rojas Marcos, a corazón abierto



Por: Silvia Churruca, viernes, 23 de enero de 2004.
Rojas Marcos confiesa que su trabajo de psiquiatra está marcado por los traumas de su trayectoria personal, Avatares de la vida, hitos de una carrera.
¿Cuándo tuvo su propia consulta?
- Al terminar la residencia, en 1974. También tenía interés por el psicoanálisis, aunque luego lo perdí.
¿El interés o la fe?
- El psicoanálisis tiene principios útiles, como que la infancia influye en la vida adulta, el mecanicismo que explica que nuestras actuaciones obedecen a alguna causa aunque no seamos conscientes del motivo... Para mí eso tiene su valor.
Lo que ya no practico es la idea del diván.
¿Se autoanaliza?
- En momentos de confusión propia o de crisis, me ayuda a pensar cómo soy o por qué estoy tomando una decisión u otra.
No es un psicoanálisis en sí, pero sí utilizo el valor del inconsciente, de la infancia...
Acaba de reeditar su libro sobre la pareja rota. ¿Cuánto tiene de autobiográfico?
- ……Casi todo lo que he escrito ha estado motivado por algo mío, interno. La pareja rota surgió a raíz de mi propio divorcio. Mi primera esposa, española y una mujer encantadora, no se adaptó a América y decidió que teníamos que volver. Y yo, francamente, no podía, porque estaba allí muy bien. Hubo una ruptura muy dolorosa para mí, aunque fue pacífica. 
Pasados unos años encontré otra pareja. Me separé en 1977 y me volví a casar en 1983. 
Pasé 6 años de soltero, lo que es difícil cuando uno se acostumbra a estar casado.
Les ocurre más a los hombres. ¿No saben estar solos?
- Desde luego, nos cuesta más que a las mujeres...
Parece que siempre escribe como terapia.
- Sí. Es cierto que escribo libros sobre temas que me inquietan. Escribí uno sobre la ciudad, que era mi experiencia de Nueva York. La pareja rota, como le contaba, surgía de mi separación. En esa época, siendo yo un psiquiatra generalista, no paraban de venir parejas en crisis. Era como si llevara en la frente la etiqueta de psiquiatra divorciado experto en
traumas matrimoniales.
Un divorciado no parece el más indicado para aconsejar cómo conservar un matrimonio vivo.
- Pero quizá al haber vivido la experiencia pensaban que podía ayudarles a evitarlo. 
La cuestión es que, sin haberme declarado yo especialista, llegó un momento en el que mi clientela llegaba por problemas de pareja.
Ha afirmado que el divorcio es el camino hacia la felicidad.
- Lo he visto en parejas que son incurablemente infelices. El divorcio es la válvula de escape para poder ser felices con otra persona. 
Pero también he conocido parejas que por el simple esfuerzo de venir a la consulta y comunicarse ante un árbitro -papel que yo hacía- salvaban su relación.
¿Ha aprendido usted la lección para su 2º matrimonio?
- Posiblemente. Lo que sé es que la ruptura es dolorosa y que muchas veces basta un esfuerzo para entender al otro y salvar la relación. Las parejas que funcionan son las que trabajan el día a día esforzándose por hacer feliz al otro con flexibilidad.
¿Ha tenido tiempo para sus hijos?
- No en la cantidad que yo quisiera, pero he procurado que fuera de calidad. 
De los niños he aprendido mucho, sobre todo a respetar y saber lo importante que son los primeros 10 años de la vida. Cómo nos marcan para siempre.

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