sábado, 18 de febrero de 2023

Por qué cuesta encontrar la pareja ideal: 6 preguntas

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Los expertos María Ibáñez y Jesús Jiménez, directores del Centro de Psicología e Introspección en Madrid, dan respuesta a algunas de las claves en torno a las relaciones de pareja que suelen abordarse especialmente cuando se acerca San Valentín o Día de los Enamorados.
R. A., 17 Feb 2023
Perfumes, bombones, flores, joyas, ropa, complementos, 'gadgets' tecnológicos, escapadas, cenas románticas... 
Cada 14 de febrero recibimos tal aluvión de propuestas de regalo o para regalar bajo el reclamo de San Valentín que puede llegar a ser abrumador o incluso estresante. El conocido como Día de los Enamorados se convierte en un argumento absolutamente comercial y en el reclamo publicitario perfecto para crear una nueva necesidad: la de hacer demostraciones de amor. Algunas personas hacen regalos sin plantearse por qué, simplemente porque se dejan llevar por lo que toca. 
Otras, sin embargo, sienten la necesidad de cuestionar en estas fechas algunas de las cosas que o bien se dan por hecho o que a veces ni se analizan en torno a las relaciones de pareja.

Repasamos algunas de las preguntas más frecuentes en torno al amor con los expertos en psicología María Ibáñez Goicoechea y Jesús Jiménez Cascallana, directores del Centro de Psicología e Introspección de Madrid.
1. ¿Por qué cuesta encontrar la pareja ideal?
Porque, según precisan Ibáñez y Jiménez, hay criterios equivocados ampliamente extendidos, como por ejemplo dar demasiada importancia al aspecto físico. «Éste es uno de los factores que hacen que las relaciones de pareja sean tan inestables y poco duraderas. Porque para afrontar todos los retos que van a surgir, para caminar juntos en la relación, la estatura, el pelo o la forma del mentón de la otra persona no van a tener ningún valor», aclaran.

2. ¿Debo reducir mis expectativas?
Lo cierto es que no es una buena idea pues, tal como aclaran ambos expertos, esto nos acercará a un grado de resignación que tarde o temprano va a derivar en frustración y malestar
«Lo que hay que revisar son las expectativas para comprobar si son beneficiosas o perjudiciales», precisan.
En el terreno psicológico, las expectativas deberían aspirar a tener una relación estable, madura, comunicativa, afectuosa y colaboradora en la que ambos sientan que crecen juntos y que son queridos y apoyados.

Pero además hay que revisar los criterios para elegir pareja, tanto los conscientes erróneos como el aspecto, que le guste a la familia o las amigos/as, que parezca seguro/a, que parezca independiente, o manejable… como, también, los condicionantes inconscientes, que tanto influyen y de los que la mayoría no se dan cuenta.

3. ¿Por qué a veces acabo con quien no me conviene?
La clave está en los condicionantes insconscientes a los que acabamos de hacer referencia. Los más evidentes se dan cuando se compara a la pareja con uno de los progenitores. «Mucha gente descubre en la terapia que su pareja tiene muchos rasgos psicológicos parecidos a su padre o su madre, y se sorprenden. Otras veces, descubren que han elegido a alguien que tiene el carácter contrario a uno de los progenitores», revelan Ibáñez y Jiménez.

Estos condicionantes psicológicos inconscientes hacen que, en muchas ocasiones, se elija una y otra vez el mismo perfil psicológico de persona sin darse cuenta. Por ejemplo, eligen personas distantes porque les parecen seguras pero no lo son; o apuestan por personas que se muestran independientes pero que en realidad son posesivas; o personas que parecen sumisas inicialmente pero luego son controladoras; o incluso personas que idealizan inicialmente al otro para después quitarles valor progresivamente hasta rechazarle…
Muchas personas compiten psicológicamente con su pareja, conscientemente o no, por temores propios.

4. ¿Por qué a los demás les cuesta menos encontrar pareja?
Habitualmente, los efectos de no encontrar una persona con la que compartir la vida suelen derivar de la comparación con amigos o amigas que sí que viven en pareja. Y de esto pueden surgir, como apuntan directores del Centro de Psicología e Introspección de Madrid, sentimientos de inferioridad, de poca valía personal, temor hacia un futuro en soledad o sensación de no encajar con el entorno que sí tiene pareja.

Sin embargo, los expertos aclaran que, aunque pueda resultar satisfactorio compartir buenos y malos momentos con la persona con la que se congenia, eso no implica que quien viva solo deba sentirse menos valioso o inferior. «Cada uno puede aprender a resolver estos temores, para llegar a estar bien consigo mismo, teniendo o no pareja», argumentan.

5. ¿Se pueden resolver los problemas de pareja en la cama?
Tal como explica Jesús Jiménez el sexo no es un elemento reconciliador en las parejas. Y no solo eso, sino que además puede provocar justo el efecto contrario. «Si hay un distanciamiento en la pareja, el hecho de forzarse a tener relaciones será, en el mejor de los casos, una especie de evasión que no hará desaparecer el problema y, en el peor de los casos podría incluso empeorar las cosas», apunta. Así, según explica, el sexo, por sí mismo, no arregla ningún problema. «Cuando hay comunicación o cuando se trata de algo previo a restablecer los puentes de comunicación puede ser un acompañamiento, pero nunca una solución», matiza.

6. ¿Cuál es el secreto para que la pareja dure?
Para que una relación dure hay que entender que la pareja debe plantearse como una forma de afrontar la vida juntos, como un equipo, y también se debe tener claro que surgirán muchos obstáculos en el camino. Principalmente, hay que ser conscientes de que cada uno aporta a la pareja sus virtudes, pero también sus conflictos personales aún no resueltos. Y, para que funcione la relación, cada uno debe comprometerse con la tarea de resolver dichos conflictos, aprovechando que surgirán en una relación tan estrecha como es la pareja. 
«Si cada uno va aprendiendo a afrontar y resolver sus problemas (mejor aún si es con la ayuda del otro), el éxito es inevitable», comentan.

Por otro lado, los expertos apuntan que en una relación tan próxima como es la pareja, en la que se convive y se deben tomar innumerables decisiones en los asuntos más importantes de la vida, el afecto es imprescindible. «Para decidir dónde y cómo vivir, cómo gestionar la economía, cómo educar a los hijos, las relaciones con las respectivas familias, los problemas más íntimos y personales… y todas estas circunstancias y decisiones tomadas en común, el afecto, el amor, la comprensión y la comunicación son imprescindibles, de otro modo, será agotador y muy complicado que salga bien», revelan.

A vueltas con San Valentín
Y si no tengo pareja, ¿cómo me enfrento al bombardeo de reclamos publicitarios de San Valentín? Tal como explican Ibáñez y Jiménez, si surge o se siente malestar, la forma correcta de afrontarlo consiste en tratar de identificar 1º cuál es la causa real de ese sufrimiento o malestar. Habría que tener claro, por tanto, si te sientes inferior a los demás, si es una cuestión de autoexigencia, si te culpas o minusvaloras, si tienes envidia de las otras parejas, o si te aborda la sensación de no encajar o no estar integrado o de haber hecho algo mal, o si temes que los demás te menosprecien o te invades sentimientos de soledad o de miedo al futuro en soledad.

Después, hay que afrontar, explorar las emociones que subyacen a este malestar y sufrimiento y, al mismo tiempo, reflexionar sobre las ideas erróneas que sustentan dicho malestar.

En cuanto a los que tienen pareja, tanto Ibáñez como Jiménez, están convencidos de que cada persona debe hacer ese día lo que le apetezca, sin dar demasiada importancia a la celebración o a la ausencia de ella, de modo que, de alguna manera, puedan tomarlo como una oportunidad para ser más consciente o para descubrir sus conflictos y tener interés por comprenderlos. «Claro que es un día que se puede considerar especial y planificar o hacer algo especial, tener detalles con la otra persona, pero, en el fondo, debe ser la celebración de un camino juntos y no un evento explosivo, momentáneo o forzado por las circunstancias», matizan.

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