SUSANA ZAMORA, 17 febrero 2022,
El desgaste, el alejamiento y la falta de comunicación que sufren las parejas por el estrés que provoca la crianza de los hijos y el trabajo son las principales causas de divorcio en España; también en Andalucía, a la luz del estudio realizado por el IVº Observatorio del Derecho de Familia, basado en una encuesta entre los 2.500 letrados de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA), tal y como han confirmado a este periódico.
Un sondeo que entra a analizar el retraso y el papel de la Justicia, la audición de los niños en los juzgados y el funcionamiento de la Oficina Judicial y cuyos resultados se presentarán durante las XXIX Jornadas de Derecho de Familia de la AEAFA, que tendrán lugar los días 4 y 5 de marzo en Madrid.
Según Álvaro Iraizoz, vocal de esta asociación, “ese estrés puede provocar discusiones, algunas por motivos intrascendentes, desembocando en el peor de los casos en el abandono, el desprecio o la indiferencia absoluta hacia el otro miembro de la pareja”. Asegura que la excesiva dedicación al trabajo, la complicada conciliación laboral y familiar o la sobrecarga que puede recaer en uno de ellos, bien por los hijos o las labores domésticas, acaban propiciando la ruptura”, apostilla Iraizoz. Tanto es así, que de acuerdo a las estadísticas que manejan, el grupo de edad que concentra más divorcios se encuentra entre los 40 y 50 años.
“Es decir, aquellos que a menudo están en plena crianza y atraviesan una etapa crítica”, abunda Iraizoz.
Desde el 2005, la separación conyugal o el divorcio en España están basados en un sistema no causal. Para solicitarlo y decretarlo no es necesario alegar ni acreditar causa alguna.
Desde el 2005, la separación conyugal o el divorcio en España están basados en un sistema no causal. Para solicitarlo y decretarlo no es necesario alegar ni acreditar causa alguna.
“Antes había que referirse al abandono injustificado del hogar, a la infidelidad, al alcoholismo, las toxicomanías o a los trastornos mentales, entre otras causas legalmente previstas”, explica Iraizoz.
Sin dar explicaciones
A partir de 2005, basta que hayan transcurrido al menos 3 meses desde la celebración del matrimonio para separarse o divorciarse de mutuo acuerdo. En caso de divorcio contencioso, no será preciso el transcurso del plazo de 3 meses para la interposición de la demanda cuando se acredite la existencia de un riesgo para la vida, la integridad física, la libertad, la integridad moral o la libertad e indemnidad sexual del cónyuge demandante o de los hijos de ambos o de cualquiera de los miembros del matrimonio.
Sin dar explicaciones
A partir de 2005, basta que hayan transcurrido al menos 3 meses desde la celebración del matrimonio para separarse o divorciarse de mutuo acuerdo. En caso de divorcio contencioso, no será preciso el transcurso del plazo de 3 meses para la interposición de la demanda cuando se acredite la existencia de un riesgo para la vida, la integridad física, la libertad, la integridad moral o la libertad e indemnidad sexual del cónyuge demandante o de los hijos de ambos o de cualquiera de los miembros del matrimonio.
“Transcurrido el plazo de los 3 meses, si se interpone divorcio contencioso es irrelevante la causa que haya llevado a ese matrimonio o pareja a la ruptura. Basta que uno lo pida para que el Juez lo conceda. Además, el juez no permitirá, en relación al motivo por el que la parte inste el divorcio, alegaciones ni pruebas al respecto para verificar la existencia o no la causa por la que se ha decidido instar el divorcio, salvo que alguna de las causas tenga alguna relevancia en aspectos delicados, por ejemplo, la custodia de los hijos”, detalla.
Pero, a pesar de que ya no se necesite “justificar” la causa del divorcio, los clientes que llegan a los despachos de los abogados de familia, bien para iniciar ellos el proceso de separación o porque lo han planteado sus parejas, suelen explicar “de forma explícita o tácita” las causas que le han llevado hasta ese punto de no retorno.
Las 12 razones más citadas por los abogados de familia:
1. El desgaste, alejamiento y la falta de comunicación al que lleva el estrés provocado por la crianza de los hijos y el trabajo.
2. Desenamoramiento. A veces, acompañado del inicio de una relación con una tercera persona.
3. Infidelidades.
4. Dificultades económicas. “Hacen cierto el dicho de que cuando el dinero sale por la puerta, el amor salta por la ventana”, afirma Iraizoz.
5. Discrepancias que surgen a raíz de la crianza y de la educación de los hijos. Se pone en evidencia estilos de vida y valores completamente distintos.
6. La excesiva presencia de las respectivas familias políticas que generalmente ayudan, pero que a veces también ahogan.
Pero, a pesar de que ya no se necesite “justificar” la causa del divorcio, los clientes que llegan a los despachos de los abogados de familia, bien para iniciar ellos el proceso de separación o porque lo han planteado sus parejas, suelen explicar “de forma explícita o tácita” las causas que le han llevado hasta ese punto de no retorno.
Las 12 razones más citadas por los abogados de familia:
1. El desgaste, alejamiento y la falta de comunicación al que lleva el estrés provocado por la crianza de los hijos y el trabajo.
2. Desenamoramiento. A veces, acompañado del inicio de una relación con una tercera persona.
3. Infidelidades.
4. Dificultades económicas. “Hacen cierto el dicho de que cuando el dinero sale por la puerta, el amor salta por la ventana”, afirma Iraizoz.
5. Discrepancias que surgen a raíz de la crianza y de la educación de los hijos. Se pone en evidencia estilos de vida y valores completamente distintos.
6. La excesiva presencia de las respectivas familias políticas que generalmente ayudan, pero que a veces también ahogan.
Sobre todo, cuando uno de los miembros de la pareja mantiene vínculos de excesiva dependencia con su familia de origen.
7. Irritabilidad o mal carácter. “En casa, con nuestros más íntimos, se nos caen las caretas. Aprovechamos la confianza de aquellos que más nos quieren y que nos necesitan para sacar la peor de nuestras versiones”, precisa este portavoz.
8. Elección de una pareja con un carácter incompatible e irreconciliable con el propio.
9. Adicciones.
10. Violencia de género, doméstica, trato inadecuado entre los miembros de la pareja.
11. Dificultad para gestionar las emociones que genera el surgimiento de enfermedades, físicas o mentales, o agravamiento de las ya existentes en algún miembro de la familia.
12. Cuando uno de los miembros de la pareja “sale del armario”, aceptando su verdadera orientación sexual.
No obstante, desde Asociación Española de Abogados de Familia recuerdan que si la ruptura ya es irreversible, “el verdadero drama no es separarse, sino separarse mal”, insiste Iraizaoz.
Reglas de oro para un «buen divorcio»
1. Mantener al margen del divorcio a los hijos. Nunca utilizarlos como arma arrojadiza contra el otro progenitor. El impacto psicológico de la ruptura es menor si los padres cooperan.
2. No delegar en los niños y adolescentes la toma de decisiones esenciales.
3. Intentar racionalizar la situación. Evitar dejarse llevar por los sentimientos.
4. Intentar alcanzar un divorcio de mutuo acuerdo. "Es más económico que un procedimiento contencioso y ahorra sufrimiento emocional y tiempo". Según el Instituto Nacional de Estadística, el 78,9% de los divorcios en España son de mutuo acuerdo.
5. Evitar tratar con el cónyuge aquellas cuestiones sobre las que no se ponen de acuerdo; acabarán discutiendo. "Déjelo para su abogado. Hable únicamente de aquellas cosas sobre las que no hay discusión".
6. Agilizar el trámite. Ralentizar las discusiones sobre los efectos del divorcio no suele conllevar ninguna ventaja. Cuanto más se alargue una situación complicada, peor.
7. Evitar comparaciones con otros divorcios de parientes o conocidos. Recuerdan que cada familia es un mundo, que todos los divorcios son diferentes y que, la mayoría de veces, no son comparables.
7. Irritabilidad o mal carácter. “En casa, con nuestros más íntimos, se nos caen las caretas. Aprovechamos la confianza de aquellos que más nos quieren y que nos necesitan para sacar la peor de nuestras versiones”, precisa este portavoz.
8. Elección de una pareja con un carácter incompatible e irreconciliable con el propio.
9. Adicciones.
10. Violencia de género, doméstica, trato inadecuado entre los miembros de la pareja.
11. Dificultad para gestionar las emociones que genera el surgimiento de enfermedades, físicas o mentales, o agravamiento de las ya existentes en algún miembro de la familia.
12. Cuando uno de los miembros de la pareja “sale del armario”, aceptando su verdadera orientación sexual.
No obstante, desde Asociación Española de Abogados de Familia recuerdan que si la ruptura ya es irreversible, “el verdadero drama no es separarse, sino separarse mal”, insiste Iraizaoz.
Reglas de oro para un «buen divorcio»
1. Mantener al margen del divorcio a los hijos. Nunca utilizarlos como arma arrojadiza contra el otro progenitor. El impacto psicológico de la ruptura es menor si los padres cooperan.
2. No delegar en los niños y adolescentes la toma de decisiones esenciales.
3. Intentar racionalizar la situación. Evitar dejarse llevar por los sentimientos.
4. Intentar alcanzar un divorcio de mutuo acuerdo. "Es más económico que un procedimiento contencioso y ahorra sufrimiento emocional y tiempo". Según el Instituto Nacional de Estadística, el 78,9% de los divorcios en España son de mutuo acuerdo.
5. Evitar tratar con el cónyuge aquellas cuestiones sobre las que no se ponen de acuerdo; acabarán discutiendo. "Déjelo para su abogado. Hable únicamente de aquellas cosas sobre las que no hay discusión".
6. Agilizar el trámite. Ralentizar las discusiones sobre los efectos del divorcio no suele conllevar ninguna ventaja. Cuanto más se alargue una situación complicada, peor.
7. Evitar comparaciones con otros divorcios de parientes o conocidos. Recuerdan que cada familia es un mundo, que todos los divorcios son diferentes y que, la mayoría de veces, no son comparables.
“El objetivo de un buen abogado de familia es confeccionar un traje a medida para su familia huyendo de clichés o fórmulas estereotipadas”.
8. Un buen convenio regulador perdura en el tiempo y merma el conflicto. Un convenio regulador es el documento en el que los cónyuges acuerdan las consecuencias personales y patrimoniales de una separación o divorcio. Su contenido se pacta de mutuo acuerdo y es de obligado cumplimiento después de la ruptura matrimonial.
9. Si hay patrimonio, como la vivienda, hay que repartirlo.
8. Un buen convenio regulador perdura en el tiempo y merma el conflicto. Un convenio regulador es el documento en el que los cónyuges acuerdan las consecuencias personales y patrimoniales de una separación o divorcio. Su contenido se pacta de mutuo acuerdo y es de obligado cumplimiento después de la ruptura matrimonial.
9. Si hay patrimonio, como la vivienda, hay que repartirlo.
No es bueno mantener bienes en común una vez divorciados.
“Es foco de conflicto”, aseguran desde la asociación.
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