PATRICIA RODRÍGUEZ, 13 febrero 2022,
Fueron felices y ¿comieron perdices? Puede que así fuera los 1ºs años, durante esa fase de enamoramiento en la que todo eran 'ojitos' y electricidad. Después llegó la 1ª discusión tras una comida con los suegros, los rifirrafes por las tareas del hogar, las 1ªs riñas con la llegada del 1º hijo... hasta terminar en una sesión de terapia de pareja. ¿Se acabó el amor? ¿O tan solo es un bache? Fue una entrevista reciente realizada en este periódico a la escritora Karmele Jaio sobre los demoledores efectos del paso del tiempo en el ámbito de la pareja, recogidos en una serie de relatos, la que abrió la caja de los truenos.
Según afirma la psicóloga y terapeuta familiar y de pareja, Naiara Ramajo, «las crisis son algo natural y hay que vivirlas como algo pasajero. Claro que traen cambios en la pareja pero el punto de vista tiene que ser el de tomar conciencia de la situación, ser flexibles y superarlo». Aunque esta experta aclara que «resolver el problema no significa seguir juntos a cualquier precio, sino tener una relación funcional, sea juntos o separados».
LAS CIFRAS
* 2.864 rupturas matrimoniales se produjeron en 2020 en Euskadi; 910 en Gipuzkoa.
* 37,7% de las rupturas ocurrieron antes del Xº aniversario del matrimonio.
Encontrar una media naranja con la que emprender un proyecto de vida juntos y seguir 'hasta que la muerte nos separe' no es siempre tarea fácil. En 2020 se produjeron 2.864 rupturas matrimoniales en Euskadi, cifra inferior al año anterior cuando se produjeron 3.348 rupturas, según datos elaborados por Eustat. De estas rupturas, el 52,1% fueron en Bizkaia, el 31,8% en Gipuzkoa y en 16,1% en Álava.
Asimismo, casi 4 de cada 10 rupturas (el 37,7%) se produjo antes del Xº aniversario del matrimonio y el 27,2% después de 20 años de convivencia. Y es que después de «año o año y medio», esa 1ª fase de enamoramiento empieza a rebajarse. Según explica Ramajo, «bajas de esa nube y ves a la persona con sus virtudes y sus defectos», el prólogo de la 1ª gran crisis de pareja. Agárrense que vienen curvas.
La convicencia: La 1ª gran crisis, cuando la pareja empieza a convivir
La experiencia nos dice que la 1ª crisis llega hacia el año o a los 3 años, cuando la pareja empieza a convivir, cuando pasa esa fase más enamoradiza y entran en juego otros factores. Cada uno tiene sus expectativas de lo que quiere que sea una pareja y lo que va a poder aportarle, esto es, cada uno trae su visión e intereses y luego en la práctica se encuentra con otras situaciones y eso genera conflicto entre ellos» Y pone un ejemplo anecdótico.
* 2.864 rupturas matrimoniales se produjeron en 2020 en Euskadi; 910 en Gipuzkoa.
* 37,7% de las rupturas ocurrieron antes del Xº aniversario del matrimonio.
Encontrar una media naranja con la que emprender un proyecto de vida juntos y seguir 'hasta que la muerte nos separe' no es siempre tarea fácil. En 2020 se produjeron 2.864 rupturas matrimoniales en Euskadi, cifra inferior al año anterior cuando se produjeron 3.348 rupturas, según datos elaborados por Eustat. De estas rupturas, el 52,1% fueron en Bizkaia, el 31,8% en Gipuzkoa y en 16,1% en Álava.
Asimismo, casi 4 de cada 10 rupturas (el 37,7%) se produjo antes del Xº aniversario del matrimonio y el 27,2% después de 20 años de convivencia. Y es que después de «año o año y medio», esa 1ª fase de enamoramiento empieza a rebajarse. Según explica Ramajo, «bajas de esa nube y ves a la persona con sus virtudes y sus defectos», el prólogo de la 1ª gran crisis de pareja. Agárrense que vienen curvas.
La convicencia: La 1ª gran crisis, cuando la pareja empieza a convivir
La experiencia nos dice que la 1ª crisis llega hacia el año o a los 3 años, cuando la pareja empieza a convivir, cuando pasa esa fase más enamoradiza y entran en juego otros factores. Cada uno tiene sus expectativas de lo que quiere que sea una pareja y lo que va a poder aportarle, esto es, cada uno trae su visión e intereses y luego en la práctica se encuentra con otras situaciones y eso genera conflicto entre ellos» Y pone un ejemplo anecdótico.
«Una tontería como 'qué sofá compramos' puede provocar una discusión. Hay que llegar a acuerdos. En terapia, siempre intentamos ver de dónde vienen esas personas, cómo han sido sus relaciones en la infancia, la relación con sus padres... todo eso influye tanto a la hora de elegir una pareja como de llevar a cabo una relación».
Primer hijo: El nacimiento del bebé, el cambio de mirada y los roles
La llegada del 1º hijo, toda una revolución en la pareja, puede provocar otra crisis en la relación. De hecho, los hijos suelen ser uno de los principales motivos por los que las parejas acuden a terapia, según observa Ramajo en su consulta. «La relación cambia porque la mirada es el niño, ya no es tu pareja, es como un 2º enamoramiento. La pareja deposita toda su energía en ese niño y esta queda en un 2º plano y se descuida. Hay personas que buscan fuera y surgen las infidelidades... ». Además, con un miembro más en la familia, «los padres tienen que adaptarse a él con unos roles nuevos. Dejas de ser pareja y eres madre o padre y es cuando se generan discusiones, sobre todo a la hora de criar a un niño y establecer normas, límites, el estilo educativo. Las crisis suelen aparecer cuando no hay acuerdos».
A todos estos cambios, se le suma una buena dosis de falta de sueño y menos tiempo para hablar o para hacer los planes de antes, el abono perfecto para que salte la chispa. «El trabajo terapéutico viene desde ahí:no te olvides que hay una persona a tu lado», señala Ramajo que insiste en cuidar y dedicar tiempo a la pareja.
Primer hijo: El nacimiento del bebé, el cambio de mirada y los roles
La llegada del 1º hijo, toda una revolución en la pareja, puede provocar otra crisis en la relación. De hecho, los hijos suelen ser uno de los principales motivos por los que las parejas acuden a terapia, según observa Ramajo en su consulta. «La relación cambia porque la mirada es el niño, ya no es tu pareja, es como un 2º enamoramiento. La pareja deposita toda su energía en ese niño y esta queda en un 2º plano y se descuida. Hay personas que buscan fuera y surgen las infidelidades... ». Además, con un miembro más en la familia, «los padres tienen que adaptarse a él con unos roles nuevos. Dejas de ser pareja y eres madre o padre y es cuando se generan discusiones, sobre todo a la hora de criar a un niño y establecer normas, límites, el estilo educativo. Las crisis suelen aparecer cuando no hay acuerdos».
A todos estos cambios, se le suma una buena dosis de falta de sueño y menos tiempo para hablar o para hacer los planes de antes, el abono perfecto para que salte la chispa. «El trabajo terapéutico viene desde ahí:no te olvides que hay una persona a tu lado», señala Ramajo que insiste en cuidar y dedicar tiempo a la pareja.
«Es importante sacar tiempo para estar con la otra persona. Los viajes siempre vienen bien, los momentos más románticos como una cena... y muchas veces les decimos que no hablen de los hijos. Que compartan su ocio y salgan del mono tema. Las parejas al final se consumen por eso, porque no hay nada más que los hijos y no se nutren emocionalmente, no se dan cariño como pareja». Una de las frases típicas que suelen salir en las sesiones es la de 'hemos tenido hijos y ahora ni nos tocamos'.
Consejo: recuerda aquello que te gustaba del otro al inicio de la relación de pareja». Y otro apunte:«Que no te absorba ese rol de padre o madre».
Los suegros: Las desavenencias con la familia política, un clásico
La familia política también merece un capítulo aparte. De hecho, no son pocas las parejas que Ramajo ha visto desfilar por su consulta, desgastadas por los reproches y desavenencias con los suegros: madres que siguen sobreprotegiendo a sus hijos, hijos que priorizan la opinión de sus padres a la de su cónyuge, demasiadas visitas a casa y aquello de 'pues yo a mis hijos les he educado así y mira qué bien me han salido'. Amén. A pesar de todo, «romper la relación con ellos no es una buena opción y supondría un gran daño emocional», tanto para tu pareja como para el niño «porque para ellos son una figura importante. Lo que se puede hacer es limitar los contactos», comenta esta experta. Además, la necesidad hoy en día de echar mano de los abuelos para la crianza de los hijos puede tensar la cuerda aún más, pero se puede gestionar «fijando límites claros entre los 2 y dándoles la pauta a los abuelos».
La pubertad: Establecer límites y normas a hijos adolescentes
Y entonces los hijos se hacen mayores y llega la pubertad, ese momento vital en el que «el adolescente tiene muchas habilidades para llevar al límite a sus padres. Al final un adolescente quiere cubrir sus intereses y enfrenta a la pareja. Entran en juego las normas y límites en el hogar y afloran muchas dificultades».
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La familia política también merece un capítulo aparte. De hecho, no son pocas las parejas que Ramajo ha visto desfilar por su consulta, desgastadas por los reproches y desavenencias con los suegros: madres que siguen sobreprotegiendo a sus hijos, hijos que priorizan la opinión de sus padres a la de su cónyuge, demasiadas visitas a casa y aquello de 'pues yo a mis hijos les he educado así y mira qué bien me han salido'. Amén. A pesar de todo, «romper la relación con ellos no es una buena opción y supondría un gran daño emocional», tanto para tu pareja como para el niño «porque para ellos son una figura importante. Lo que se puede hacer es limitar los contactos», comenta esta experta. Además, la necesidad hoy en día de echar mano de los abuelos para la crianza de los hijos puede tensar la cuerda aún más, pero se puede gestionar «fijando límites claros entre los 2 y dándoles la pauta a los abuelos».
La pubertad: Establecer límites y normas a hijos adolescentes
Y entonces los hijos se hacen mayores y llega la pubertad, ese momento vital en el que «el adolescente tiene muchas habilidades para llevar al límite a sus padres. Al final un adolescente quiere cubrir sus intereses y enfrenta a la pareja. Entran en juego las normas y límites en el hogar y afloran muchas dificultades».
Ese desacuerdo entre los padres, «cuando uno es más permisivo y el otro más rígido» es fuente de conflictos, según señala Ramajo.
El nido vacío: Cuando la pareja tiene que volver a reencontrarse
El síndrome del nido vacío forma parte de otra etapa más de la evolución de las familias, «cuando los hijos se independizan y la pareja tiene que volver a reencontrarse, a hacer cosas que hace muchísimo que no hacían y esa parte la tienen que volver a retomar. En la consulta, muchos nos dicen:'ahora me quedo con una persona que casi no conozco'».
Cuidar de los padres: La persona de al lado reclama ese tiempo en pareja
Una vez los retoños han remontado el vuelo y han alcanzado una madurez, «te encuentras con otras personas a las que tienes que cuidar: tus padres. Es un momento muy complicado en la vida. Vienen con muchas preocupaciones y conflictos porque tienes que negociar con tus hermanos, también con tu pareja, que reclama ese tiempo.
El nido vacío: Cuando la pareja tiene que volver a reencontrarse
El síndrome del nido vacío forma parte de otra etapa más de la evolución de las familias, «cuando los hijos se independizan y la pareja tiene que volver a reencontrarse, a hacer cosas que hace muchísimo que no hacían y esa parte la tienen que volver a retomar. En la consulta, muchos nos dicen:'ahora me quedo con una persona que casi no conozco'».
Cuidar de los padres: La persona de al lado reclama ese tiempo en pareja
Una vez los retoños han remontado el vuelo y han alcanzado una madurez, «te encuentras con otras personas a las que tienes que cuidar: tus padres. Es un momento muy complicado en la vida. Vienen con muchas preocupaciones y conflictos porque tienes que negociar con tus hermanos, también con tu pareja, que reclama ese tiempo.
Suelen preguntarse:'¿Ahora que tenemos tiempo para estar los dos vamos a invertirlo en cuidar a tu padre o a tu madre?' Ese aspecto quema mucho aunque siempre que haya una visión compartida y una disposición de llegar a acuerdos es todo mucho más fácil».
En este sentido, esta experta señala la empatía como un aspecto «clave» para que una relación perdure. «Mirar al de al lado y ponerse en su lugar. Ahí empiezas a entender muchas cosas, cómo está la otra persona y no centrarte en tus propios deseos. Y por supuesto no dejar de lado el espacio de pareja aunque vengan los niños o entren los suegros. Hay cosas que son propias del ciclo vital y van a pasar sí o sí pero hay otras que están en nuestras manos y podemos cambiarlas para que la pareja funcione». ¿Una lanza a favor del felices para siempre? «El amor puede durar muchos años y puede ser para siempre, sí, aunque con trabajo y dedicación diaria», afirma Ramajo, que define la pareja como una «búsqueda de igualdad de condiciones».
En este sentido, esta experta señala la empatía como un aspecto «clave» para que una relación perdure. «Mirar al de al lado y ponerse en su lugar. Ahí empiezas a entender muchas cosas, cómo está la otra persona y no centrarte en tus propios deseos. Y por supuesto no dejar de lado el espacio de pareja aunque vengan los niños o entren los suegros. Hay cosas que son propias del ciclo vital y van a pasar sí o sí pero hay otras que están en nuestras manos y podemos cambiarlas para que la pareja funcione». ¿Una lanza a favor del felices para siempre? «El amor puede durar muchos años y puede ser para siempre, sí, aunque con trabajo y dedicación diaria», afirma Ramajo, que define la pareja como una «búsqueda de igualdad de condiciones».
¿Cuándo es momento de ponerle punto y final a una relación?
«Eso depende de muchas cosas. Si tú, a pesar de pasar esos momentos de crisis no tienes un bienestar personal, un equilibrio, ahí es donde la gente suele terminar».
Aunque está acostumbrada a lidiar con todo tipo de conflictos, también ha presenciado reconciliaciones en plena sesión.
Aunque está acostumbrada a lidiar con todo tipo de conflictos, también ha presenciado reconciliaciones en plena sesión.
«Es maravilloso ver el momento en el que se encuentran nuevamente y se miran como al principio», añade.
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