martes, 15 de febrero de 2022

España: Menos bodas y más amor líquido....

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Los jóvenes entienden el amor de manera más "funcionalista, racionalizada y estratégica" que la generación previa.
..... así han evolucionado las relaciones de pareja en España
África Albalá,14.02.2022 
Ni en la riqueza ni en la pobreza, ni en la salud ni en la enfermedad, ni mucho menos hasta que la muerte los separe. En una sociedad cada vez más emocional, las relaciones de pareja están cambiando de la mano de la mayor esperanza de vida, las nuevas tecnologías, la transformación de valores y la evolución en los roles de género. Todo estos factores generan una amplia diversidad de uniones afectivo-sexuales que afectan a los proyectos estables y redundan en menos matrimonios y más personas solteras.
"Ojos, mirad por última vez. Brazos, dad vuestro último abrazo. Y labios, que sois puertas del aliento, sellad con un último beso", decía Romeo antes de beber el veneno al creer muerta a Julieta. No obstante, no hace falta retroceder tanto en el tiempo ni buscar un desenlace tan extremo -y dudosamente deseable- para entender cómo están variando las relaciones. Es mucho más simple. Los jóvenes no quieren seguir el ejemplo de sus padres y se inclinan por experimentar y tener más parejas a lo largo de su vida, según un estudio de la Universidad de Málaga, liderado por el sociólogo Félix Requena y financiado por la Fundación BBVA.
Las personas quieren continuar emparejándose, pero de una forma diferente a la de las generaciones anteriores en una sociedad digital en la que se reformulará "el arte de vivir juntos", consideran los autores del trabajo. Así, la necesidad emocional de experimentar probablemente traiga consigo relaciones de muy diverso tipo, con una legitimidad social cada vez mayor, aunque, previsiblemente, esta filosofía llevará también asociada un aumento de los solteros, la frustración y el sentimiento de soledad.
Se trata de un escenario que ya comenzó a perfilar a principios del siglo XXI el sociólogo polaco Zygmunt Bauman, cuando definió el concepto de amor líquido para describir relaciones caracterizadas por la falta de solidez, calidez y por una tendencia a ser cada vez más fugaces, superficiales, etéreas y con menor compromiso.
Adiós al matrimonio
Entre los cambios reflejados por el estudio, uno de los más relevantes es el relativo a la percepción del matrimonio, que ha dejado de ser un modelo único y ritual de pareja para dejar paso a un mapa variado de relaciones centradas en el pacto privado. Los miembros de estas uniones definen el tipo de vínculo que tendrán, cuáles serán las normas de su privacidad y la existencia o no de líneas rojas en la misma.
Otro de los grandes afectados por estas transformaciones es el amor romántico, que, si bien sigue presente, coexiste con otros conceptos. 
Entre ellos, sobresale el individualismo emocional e incluso el llamado fastlove, que convierte a las parejas en un objeto de consumo. 
En este sentido, destaca erotización de la vida cotidiana, que provoca que acumular experiencias sexuales sea percibido de forma positiva tanto en el caso de los hombres como de las mujeres, más en la línea del Don Juan Tenorio de Zorrilla, que de Romeo y Julieta.
A este cambio contribuyen en buena medida las nuevas tecnologías, que han causado una "revolución de los mercados de emparejamientos" y han multiplicado su diversidad y su tipología. Estas herramientas también han inducido, junto al menor número de hijos y mayor incorporación de la mujer al trabajo fuera de casa, una tendencia al igualitarismo.
Diferencias por edades
Esta evolución, sin embargo, no es igual en todas las franjas de edad. 
Así, las nuevas relaciones sentimentales de los jóvenes se caracterizan por una mayor libertad, pero también más incertidumbre relativa tanto a la perdurabilidad como a las dinámicas de vida, ya que no existe una secuencia predeterminada a seguir. 
Los rituales que organizaban la vida social en este ámbito se ven alterados y se produce la disociación de 3 elementos que tradicionalmente han estado fuertemente vinculados: sexo, reproducción y matrimonio.
Es precisamente en la juventud donde se aprecia con mayor claridad la existencia de 2 tendencias en la formación de la pareja. Por un lado, sienten la tentación de conocer más gente, de forma rápida, con las que experimentar y vivir relaciones de forma intensa. 
Por otro, se enfrentan al esfuerzo y sacrificio de construir uniones donde ceder parte de esa individualidad. Además, en este colectivo importante el cambio producido en la percepción de la sexualidad, que se sitúa en las etapas iniciales de estos vínculos y la incompatibilidad en este ámbito puede suponer la ruptura.
En las parejas de mayor edad, estas diferencias con sus antepasados son menos significativas, si bien los autores recalcan que la llegada a esta franja en los próximos años de las generaciones protagonistas del cambio social en España -nacidas a finales de la década de los 50´- hace especialmente interesante el análisis. Un ejemplo del cambio en esta población son las rupturas, que se han incrementado recientemente y se ha normalizado este proceso por causas emocionales, pues su principal motivo es el desamor.
Distintos modelos de pareja
Esta evolución se refleja también en otros aspectos de la pareja. 
Así, en España, 1 de cada 5 no tiene hijos (22,7%). Tradicionalmente, el matrimonio era el paso previo a la procreación, pero en la actualidad esta idea se ha flexibilizado y el propio vínculo entre los 2 integrantes de la relación adquiere un papel central. Algunos renuncian de forma consciente y planificada a tener descendencia para evitar el deterioro de la unión a raíz del bebé, las dificultades laborales, la reducción de la libertad personal o la sobrecarga. Suelen contar con estudios universitarios, mayor estabilidad en el trabajo y autonomía económica.
Otra de las modalidades de pareja destacadas por los autores la constituyen aquellas sin convivencia. Estas, a su juicio, representan muy bien las características de las relaciones del siglo XXI, con tendencias al individualismo, mientras se esfuerzan por mantener los aspectos comunitarios. Los motivos por los que habitan separados son distintos: juventud, motivos económicos, para mantener su independencia, por no estar preparados o por circunstancias laborales.
Convivientes o no, con o sin hijos y de una edad u otra, en general, las parejas viven con mayor normalidad las rupturas, que en la actualidad se producen principalmente por motivos emocionales
El desamor, la monotonía y la infidelidad son factores clave, frente a las razones relacionadas con la economía, las adicciones, el haberse casado muy jóvenes o el incumplimiento de los roles conyugales, más propios del pasado. 
Esta mejora en la aceptación del fin de las relaciones supone, sin duda, un avance para evitar terminar sumidos en una tragedia shakesperiana.

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