miércoles, 28 de enero de 2015

La ‘bala de plata’ de Podemos



Tomás Merina Ortega — Madrid 28 enero, 2015
El analista político pasa revista a la situación de los partidos políticos en España, con especial referencia a Podemos, de cara a los distintos procesos electorales previstos para el presente año. 
Nuestro sistema político ha tenido elecciones generales de 3 tipos: las de 1977 fueron de constitución del mapa de partidos; las de 1982 fueron de transformación, con la práctica desaparición de UCD, los 202 diputados del PSOE y el ascenso de Alianza Popular, como heredera política del descalabro centrista; y el resto de elecciones sólo ha sido de alternancia entre el PSOE y el PP y de consolidación del bipartidismo.
Las próximas elecciones generales, a finales de 2015 (o comienzos de 2016), serán, en mi opinión, de transformación del arco parlamentario y de la dinámica de coaliciones postelectorales. Nuevo mapa de partidos, que refleja el hecho de encontrarnos en el gozne entre 2 ciclos políticos y la crisis institucional que sufre la sociedad española. Surgirá un nuevo parlamento con nuevos partidos, Podemos y Ciudadanos. Es posible que otros se queden en la puerta (Vox) del resto (excluidos los nacionalistas) y PP, PSOE, y UPyD parece que entran en una dinámica de “virgencita que me quede como estoy”.
Reservarse la ‘bala de plata’
La irrupción de Podemos está siendo espectacular, tanto que obliga a sus líderes a moderar su discurso y a reservarse su “bala de plata” para las elecciones generales. Su estrategia pasa por tener muy pocos portavoces, auténticos funambulistas dialécticos, capaces de retorcerse en un silogismo infinito y calmado, que permita mantener la ilusión de los electores. Enamorarse es inventarse el objeto deseado. El nuevo partido ha conseguido crear una seducción colectiva transversal, de unos ciudadanos cansados hasta la náusea de los escándalos de corrupción, espantados de los gobiernos de Zapatero, sin entender que se destinen multimillonarias cifras a sostener los bancos y no se tenga sensibilidad con los más desfavorecidos, una ciudadanía agobiada por el esfuerzo realizado en el sector privado y que los beneficiados de los partidos políticos (ayuntamientos por doquier, diputaciones provinciales, Senado, asesores, etc.) no hayan realizado un sacrificio similar, haciendo recaer el esfuerzo del sector público en maestros, médicos y sanitarios.
A través de estos malestares sociales, Podemos ha sabido construir un discurso que genera una seducción colectiva, permitiendo que cada uno escuche en su mensaje un discurso diferente al de los partidos mayoritarios y, como es genérico de manera superlativa, se ven reflejados los deseos colectivos, junto con una nueva clase política, sin pasado y regeneradora. Por todo ello, el fenómeno Podemos es transversal, afecta a los 2 lados del arco parlamentario, llegan a mencionar que las ideologías son cosa del pasado, que hablar de izquierda y derecha es juego de trileros. Sus dirigentes, buenos conocedores de la ciencia política, quieren reservar su “bala de plata” para las generales, no quieren que un resultado en los municipales donde obtuviesen miles de concejales fueran, al mismo tiempo, miles de voces sin control, que, con sus manifestaciones, rompieran el estado casi mágico de relación con los ciudadanos.
Expectativas de voto
A pesar de su transversalidad, donde la nueva formación política amenaza con ser devastadora para los actuales players es en la izquierda, en el hábitat natural del partido y de sus dirigentes. Hace unos meses, se hablaba de la posibilidad de coalición del nuevo partido con IU; hoy, tras el rechazo del pacto con los antiguos comunistas, las encuestas sitúan la expectativa de voto (de IU), en el 50% de lo que tenía 1 año antes.
En el PSOE, antes del terremoto electoral que se vislumbra, parece que quieren actuar. El 1º golpe son las elecciones en Andalucía. Es la mayor comunidad en nº de habitantes, los más fieles al partido. Podemos tiene poca implantación en esta comunidad por lo que hay que aprovechar, obtener un triunfo significativo y levantar la moral de la militancia.
Panorama electoral
El problema es que en 2015, además de las andaluzas, habrá elecciones municipales y autonómicas, elecciones catalanas y, de estrambote, elecciones generales. Antes el PSOE tendrá que hacer sus primarias, para convalidar a Pedro Sánchez o elegir otro líder como cabeza de cartel. Todo indica que el actual secretario general no goza de la confianza de significativos barones. El resultado del PASOK en Grecia no lo quieren ni mirar; pero la realidad es tozuda y PSOE y Podemos se van a disputar un mismo electorado, un mismo hueco en el imaginario político de los españoles y unos mismos bancos en la Carrera de San Jerónimo.
El PP, en su última convención, no ha parado de mencionar, de forma tácita más que expresa, las ideas fuerza que manejan en el ideario de Podemos. Pero el PP no busca quitarle votos a la nueva formación política. Su objetivo es movilizar la abstención de su electorado, mediante una campaña de potenciación del miedo a lo desconocido. Esta estrategia seguida en Grecia, por el partido del gobierno conservador, no ha conseguido detener la victoria de Syriza, pero sí ha obtenido un resultado razonable, frente al cataclismo sufrido en la izquierda.
Expectativas electorales
Al PP parece que le agrada la perspectiva de unas elecciones donde se plantee la victoria de los populares o de Podemos; con esta situación conseguiría la movilización máxima de su electorado y la mayor fragmentación de la izquierda.
En el centro, 2 formaciones, UPyD y Ciudadanos, en un acto muy español, no han sido capaces de consensuar un mismo ideario político y/o unos mismos líderes. A fecha de enero del 15, parece que está creciendo la expectativa de voto de Ciudadanos, que intenta realizar un despegue similar al de Podemos, desde unos planteamientos reformistas desde dentro de las instituciones, pero sin el apoyo mediático (tv especialmente) será muy complicado.
Año electoral entretenido, sin duda.


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