.... según estudio.
Agencia Reuters|
Tener un hijo siempre ha sido considerado como una de las mayores alegrías del mundo. Sin embargo, un nuevo estudio lo refuta afirmando que ser padres puede tener un impacto negativo muy fuerte en la felicidad.
En promedio, resulta que el efecto del 1º bebé en la vida es peor
que el divorcio, el desempleo e incluso que la muerte de la pareja.
Este estudio emprendido por científicos del Instituto Max Planck de
Investigación Demográfica en Alemania y la Universidad del Occidental de
Ontario, Canadá, ha demostrado que, sorprendentemente, el 1º bebé conduce a una mayor sensación de pérdida de la felicidad que incluso el divorcio, el desempleo o la muerte de la pareja.
En el estudio, publicado en la revista ‘Demography‘, los investigadores Rachel Margolis y Mikko Myrskylä se basaron en el llamado ‘auto-reporte de satisfacción con la vida’. Cada año, 20.000 alemanes califican su satisfacción en una escala de 0 a 10, donde el último indica el máximo de bienestar.
En su estudio, los científicos descubrieron que la mayoría de las parejas eran muy felices cuando se disponían a tener su 1º hijo. En el año anterior al nacimiento, su satisfacción con la vida creció aún más, tal vez debido al embarazo y la espera del bebé.
Alrededor del 30% se mantuvo aproximadamente en el mismo estado de felicidad o aún mayor al tener el bebé. Sin embargo, el resto indicó que su felicidad se redujo durante el 1º y el 2º año tras el nacimiento. En promedio, ser padres condujo a una caída de 1.4 unidades en la escala de felicidad, algo que puede considerarse como muy grave.
Para poner las cosas en perspectiva, se han utilizado estudios anteriores que medían el impacto de otros acontecimientos importantes de la vida en la misma escala de felicidad. Así, el divorcio es equivalente a una caída de 0.6 ‘unidades de felicidad’, mientras que el desempleo y la muerte de una pareja equivalen a la caída de 1 unidad.
El estudio señala que la consecuencia de las experiencias negativas fue que muchos de los padres se negaron a tener más hijos después del 1º.
En el estudio, publicado en la revista ‘Demography‘, los investigadores Rachel Margolis y Mikko Myrskylä se basaron en el llamado ‘auto-reporte de satisfacción con la vida’. Cada año, 20.000 alemanes califican su satisfacción en una escala de 0 a 10, donde el último indica el máximo de bienestar.
En su estudio, los científicos descubrieron que la mayoría de las parejas eran muy felices cuando se disponían a tener su 1º hijo. En el año anterior al nacimiento, su satisfacción con la vida creció aún más, tal vez debido al embarazo y la espera del bebé.
Alrededor del 30% se mantuvo aproximadamente en el mismo estado de felicidad o aún mayor al tener el bebé. Sin embargo, el resto indicó que su felicidad se redujo durante el 1º y el 2º año tras el nacimiento. En promedio, ser padres condujo a una caída de 1.4 unidades en la escala de felicidad, algo que puede considerarse como muy grave.
Para poner las cosas en perspectiva, se han utilizado estudios anteriores que medían el impacto de otros acontecimientos importantes de la vida en la misma escala de felicidad. Así, el divorcio es equivalente a una caída de 0.6 ‘unidades de felicidad’, mientras que el desempleo y la muerte de una pareja equivalen a la caída de 1 unidad.
El estudio señala que la consecuencia de las experiencias negativas fue que muchos de los padres se negaron a tener más hijos después del 1º.
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