Los expertos ofrecen una serie de recomendaciones para romper las estadísticas sobre el alto nº de rupturas tras el verano
LAURA PERAITA| 12 agosto 2015 | Donostia
Los últimos datos del Consejo
General del Poder Judicial muestran que durante el 4º trimestre del año se
produce un aumento muy importante en el número de divorcios. Se trata de un
dato llamativo si se observa que es un comportamiento que se repite cada año.
«La explicación es relativamente sencilla –apunta Mª Teresa López López,
directora de la Cátedra Extraordinaria de Políticas de Familia Universidad
Complutense-Acción Familiar–. Las rupturas se producen justo después del final
de las vacaciones, lo que hace pensar que el mayor tiempo de conviencia es lo
que lleva a aumentar el nº de divorcios. Las vacaciones son, por tanto, el
momento en el que más pesan los problemas latentes en el matrimonio».
Según Esteban Cañamanes, psicólogo
clínico y sexólogo, es muy frecuente que las parejas con problemas piensen que
con la llegada de las vacaciones van a tener más tiempo para comunicarse y
mantener relaciones sexuales. «Se fijan en este sentido unas expectativas muy
altas y, cuando no se cumplen, la situación se vuelve más frustrante y
empeora».
Planes no impuestos y diálogo
En su opinión, el verano puede
aprovecharse para cambiar los datos de las estadísticas de separaciones y
divorcios, «pero, para ello, hay que poner voluntad». En 1º lugar propone
que las vacaciones no sean planes impuestos para ninguno de los 2 miembros.
«Es importante que se llegue a un consenso y que las 2 partes se sientan
cómodas en el lugar elegido para favorecer un ambiente relajado y de diálogo»,
asegura.
No se debe dar pon sentado lo que
piensa la otra persona
Para que este diálogo sea
constructivo, y no destructivo como ocurre en muchos casos, es esencial saber
hablar. «No se debe herir al otro con las palabras, se debe sugerir en vez de
imponer y exigir; no se debe dar por sentado el pensamiento de la otra persona;
hay que escuchar, buscar soluciones constructivas para las 2 partes y hablar
de sentimientos y respetarlos», asegura Carmen Serrat, psicóloga del Centro
Carmen Serrat Valera.
Esta experta asegura que soluciona
hasta el 95% de los casos de parejas que no mantienen una buena relación pero
aún así quieren mejorarla. Para ello les pone deberes. El 1º de ellos es
que aprendan a seducirse y reconquistarse de nuevo. «El amor en su 1ª
instancia es un intercambio de comportamientos gratificantes en un intento de
gustar y hacer feliz al otro. Lo que no se puede estar es midiendo y sacando
defectos al otro en todo aquello que hace», asegura.
La experiencia de Esteban Cañamanes
le lleva a la conclusión de que la verdadera causa de que las parejas no hablen
entre ellas no es solo la falta de tiempo. «El verdadero problema es que cada
uno asume unas funciones –llevar las finanzas de casa, la limpieza, los hijos,
el trabajo, etc.– y se mete tanto en ellas que o solo hablan de ello, o no
hablan por cansancio. Por eso es esencial que se fijen metas juntos para que se
sientan unidos: la recuperación de amigos, hacer deporte, viajes..., permitirán
que vuelvan a sentirse los 2 en el mismo barco».
También resulta muy motivador fijar
un día de las vacaciones para hablar de cómo ha evolucionado la relación, que
es lo que más me gusta y lo que menos de la otra persona... «Más que tapar las
diferencias, se trata de airearlas y poder tratar temas pendientes porque
cuando uno habla en caliente el resultado puede ser nefasto –explica
Cañamanes–. Mejor hacerlo desde la lejanía y la calma de una hamaca».
Al margen de fijar ese día, Serrat
también recomienda a las parejas con hijos que se tomen un día libre a solas a
la semana para salir a cenar o pasear; un fin de semana al trimestre y una
semana al año para poder centrarse juntos más en la relación. «El dinero no es
excusa, siempre hay fórmulas para lograrlo, algunas sin coste alguno».
Saber utilizar el tiempo
En función de la actividad laboral
de cada uno es bueno que dediquen su descanso a hacer todo lo contrario. «Es
decir, si uno desarrolla una actividad profesional intelectual, lo mejor es que
en vacaciones realice ejercicio físico, y viceversa. Deben ser actividades
gratificantes y distintas que abran nuevas inquietudes y una vía de
comunicación muy positiva», explica este experto.
Mª Teresa López López, de Acción
Familiar, añade que tenemos mucha facilidad para comunicarnos a través del
móvil, las redes sociales..., pero no dedicamos tiempo para hablar con nuestra
pareja. Vivimos acelerados y cuando nos paran –por vacaciones– no sabemos
utilizar nuestro tiempo y se nos ha olvidado como se comparte. Exigimos
políticas que nos ayuden a conciliar porque trabajamos mucho y estamos poco con
nuestros hijos, pero no nos damos cuenta de que las vacaciones son una
magnífica oportunidad para conciliar. No las desperdiciemos»
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