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La Navidad en las familias de padres separados: ¿Cómo se organizan las familias de padres separados en la Navidad?
Marisol Nuevo. Editora de GuiaInfantil.com
En ocasiones, la separación de los padres es un mal necesario para la familia.
Tomar esta decisión es difícil, sobre todo, por los hijos, que son quienes más sufren cuando las cosas van mal en la familia.
Estas fechas señaladas, momento en que se recuerdan tiempos pasados, son especialmente difíciles para todos.
Por una parte, los niños notan más las ausencias y las diferencias respecto a años anteriores, y por otra, la Navidad también es una época del año especialmente dura para los padres porque desencadenan discursiones con sus antiguas parejas para evitar las ausencias de los hijos.
Ante este panorama, lo mejor es intentar normalizar la situación, poniendo en marcha unos patrones de conducta que ayuden a todas las partes implicadas a manejar esta complicada situación emocional.
Reparto de hijos en fechas señaladas.
Procurar que los niños pasen tiempo con ambos padres es fundamental para que sientan cerca tanto el cariño de su padre como de su madre.
También es esencial, que ambos progenitores, hagan todo lo que esté en su mano para que sus hijos disfruten plenamente de la Navidad, como lo hacían antes.
Si los niños tienen ya criterio para elegir, podéis tomar en consideración sus preferencias acerca de cómo repartir los días.
Pero, lo más recomendable es que sean los padres quienes tomen las decisiones, ya que el niño puede tomarse como algo muy personal su elección, pareciéndole estar queriendo más a uno que a otro, cuando ambos son sus papás.
Con la decisión ya tomada, el niño no se sentirá culpable.
Respetar las tradiciones también ayudará a los niños a tomarse el tema de las fechas con mayor naturalidad.
Así, por ejemplo, les será más fácil relacionar la Nochebuena con la casa de la abuela materna, el día de Navidad con la apertura de los regalos en casa de mamá o la Nochevieja con los abuelos paternos, si siempre ha sido así.
Llegado el momento, el progenitor que pierde la compañía del niño debe evitar mostrarse angustiado o triste.
Es recomendable que trate de animar a su hijo a que lo pase bien y disfrute de sus vacaciones con la otra familia.
También es conveniente permitir que el otro progenitor se sienta cerca de su hijo mediante una llamada telefónica, por ejemplo, para felicitarle el año Nuevo o para contarle qué le han traído los Reyes Magos.
La lucha por los regalos navideños.
Competir por adquirir el mejor regalo para los hijos es un error.
Intentar comprar su cariño con cosas materiales es peligroso y tiene su contrapartida. Aunque en el momento, nos sintamos felices viéndoles disfrutar, a largo plazo podemos convertir la relación en materialista e interesada.
Los niños pueden convertirse en manipuladores y dejar de pasar tiempo con nosotros, por ejemplo, si no les regalamos cosas constantemente.
Para evitar manipulaciones o comparaciones poco deseables, lo ideal es pactar con el otro los regalos que van a recibir los niños y repartir su coste económico sin entrar en competiciones.
Celebra la Navidad con tus hijos.
Crea en casa un ambiente festivo con la decoración navideña, el canto de villancicos y las actividades navideñas propias de estas fechas.
Es importante buscar el bienestar de los niños, evitando la sensación de vacío, a pesar de que, si la separación ha tenido lugar recientemente, no tengas el cuerpo para fiestas.
Para ello, reserva tiempo para montar el árbol de Navidad o el Belén, cocinar juntos alguna receta navideña, escuchar villancicos y compartir un rato de juegos con los primos o con los abuelos.
Lo más importante para los niños es vivir la Navidad en un ambiente relajado, sin disgustos, ni discursiones.
El mejor regalo es una Navidad feliz.
Evita sobreprotegerles en Navidad
Si el resto del año, el momento de ver a su padre o a su madre llega cada 15 días, en Navidad sucede lo mismo y no se debe dramatizar.
Evita pensar que el niño se va a poner triste por no estar con su padre o su madre porque la situación forma parte de la vida cotidiana.
Intentar sustituir la falta del otro progenitor, consintiéndole todo o agasajándole con muchos regalos, probablemente no le ayude, sino que le confunda.
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