Desde que en el año 2005 se promulgó la Ley de Violencia de
Género, se estableció la diferencia entre la violencia que se ejerce hacia las
mujeres heterosexuales, conocida como violencia de género, y el resto de
violencia contra otros miembros de la familia, llamada violencia
doméstica.
La violencia de género es todo acto de violencia física o
psicológica que se ejerce contra una mujer por parte de un hombre que es, o ha
sido, su pareja. En cambio, la violencia doméstica es toda aquella que se lleva
a cabo dentro del ámbito familiar ya sea física o psicológica. Dentro de la
violencia doméstica encontramos desde las agresiones que se pueden dar por
parte de un padre a un hijo, a las que pueden ejercerse contra una persona
mayor y, por supuesto también, la que se dirige contra hombres maltratados por
sus mujeres.
Existen varias diferencias respecto a las penas que se
imponen dependiendo de si se trata de un delito de lesiones o maltrato de obra.
Por una parte, las penas mínimas son de 3 meses por maltrato de obra, frente a
los 6 por un delito de lesiones. En cambio, las penas máximas son las mismas.
En cuanto a las amenazas o coacciones, la Ley de Violencia de Género las tacha
de delito, frente a delito leve que se consideran si se juzgan por violencia
doméstica.
Resulta llamativo que un mismo delito tenga diferente pena
si el agresor es un hombre que ejerce este tipo violencia hacia una mujer
pareja o ex pareja o si se produce hacia otra persona.
Además de las diferencias en cuanto a las condenas, las
víctimas de violencia de género cuentan con una serie de servicios específicos
que las víctimas de violencia doméstica no tienen, como el teléfono 016, ayudas
económicas o incluso beneficios a la hora de solicitar la custodia de los hijos
en caso de divorcio.
A pesar de que los 2 tipos de violencia suceden dentro del
hogar, no todas las víctimas cuentan con la misma protección ni derechos ante
la ley. Esto debería llevar a preguntarnos por qué y si no se debería hacer
algo al respecto.
Como hemos dicho siempre, el hecho de proteger a unos no
debe implicar la desprotección de otros.
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