Diego Fernández Torrealba, 17/04/2017
Las cifras impresionan. En lo que llevamos de siglo se han
registrado más de un millón y medio de divorcios en España; en los últimos
quince años se ha triplicado la cifra de divorcios por año; en la actualidad,
por cada nuevo matrimonio que se lleva a cabo se producen 2 divorcios.
Los números ponen de manifiesto una tendencia al alza: cada
vez más parejas casadas optan por separarse de manera legal, y en nuestro país
-que está a la cabeza de la Unión Europea en este aspecto- especialmente. Una
contundente realidad, alimentada por las mayores facilidades -legales y
económicas- que se ofrecen en los últimos años a los matrimonios para
divorciarse, que muestra que el amor no es en muchos casos para siempre.
A este amplio colectivo le podría interesar y beneficiar la
contratación de un seguro que le ayudase a la hora de hacerse cargo de una
situación tan complicada y por desgracia tan habitual en la sociedad moderna.
Si, lo han acertado: también existe un seguro de divorcio.
Este producto comenzó a comercializarse a principios de
siglo, hace poco más de 10 años. Aunque todavía no es demasiado conocido ni
contratado, va haciéndose un hueco en el mercado con el paso del tiempo.
¿En qué consiste? ¿Cuáles son sus coberturas?
Este seguro cubre principalmente 2 tipos de gastos: los de
los trámites durante el proceso de separación y los derivados del divorcio tras
haberse llevado a cabo. En el caso de que no haya una custodia compartida de
los hijos, el seguro cubriría la pensión que debe aportar uno de los
progenitores en caso de que éste sufriera una incapacidad temporal o perdiera
su empleo -en algunos seguros se contempla también el fallecimiento-.
Las garantías que aporta son, por lo tanto, esencialmente
económicas. El propósito de este producto es, en definitiva, mitigar el riesgo
de sufrir pérdidas financieras significativas como resultado de un proceso de
divorcio.
Esto redundará en beneficio no sólo de los miembros de la
(ex) pareja, sino también de los hijos de ambos si fuera el caso, a quienes se
les asegura pase lo que pase el cobro de la pensión alimenticia hasta una
determinada edad que suele situarse en la veintena.
Hay que añadir además que los precios de las pólizas suelen
ser elevados, porque las aseguradoras también se arriesgan al desembolso
posterior de una importante suma de dinero en caso de que se produjera la
separación.
Y también es necesario hablar de los casos de fraude que
detectan las aseguradoras: suelen ser personas que planean casarse y
divorciarse posteriormente con el fin de cobrar el dinero del seguro. Pero
claro, como suele decirse, la policía no es tonta, y en los contratos que
suscriben con sus clientes las compañías se blindan ante esa posibilidad.
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