Doctora Aliza • 13 enero, 2017
Estudios recientes estiman que la mitad de las
parejas que contraen matrimonio terminan en divorcio. Muchas parejas eligen la
separación incluso luego de largos años de matrimonio. ¿Será que la
rutina puede romper con el amor más fuerte? ¿Por qué, luego de tantos años, las
parejas optan por el divorcio ¿Es posible arreglar la relación o es
preferible seguir caminos separados?
“Si no me hubiera separado, estaría igual que mis amigas que
siguen con sus esposos por no quedarse solas”, me dijo una paciente cuando
logró calmar un poco su angustia, estaba deprimida y
según ella misma contaba, pasando por uno de los momentos más duros de su vida,
a los 60, luego de terminar con un matrimonio de casi 30 años y perder su
trabajo. “Sin embargo, a pesar de la soledad –repetía– no volvería con él”.
¿Qué ocurre con las parejas que luego de vivir tanto tiempo
juntos deciden dejar de vivir juntos y compartir sus vidas? Se estima que el 50 % de los matrimonios (¡la mitad de las parejas que se casan!) terminan
en divorcio durante los primeros 25 años de casados, y según datos del censo
norteamericano de 2008, las tasas de divorcio alcanzan su pico más alto a
partir de los 40 años y hasta los 65.
¿Adónde se va el amor y todo el
entusiasmo de construir una vida juntos?
En la mayoría de los casos se trata de compañeros que lenta y
silenciosa-mente han sobrellevado problemas o incompatibilidades que finalmente
terminan con la separación de la pareja. Hay una frase que se escucha
frecuentemente que dice que los miembros de la pareja han crecido a destiempo.
Y quizá tenga algo de cierto esta afirmación, pues todos cambiamos a medida que
pasan los años y es posible que nuestros gustos y deseos dejen de ser
compatibles con los de nuestras parejas.
Con el tiempo y los gustos personales, el amor también se
transforma y la pasión puede
desaparecer. El tiempo y la confianza son capaces de convertir el
vínculo matrimonial en una especie de lazo de hermandad (y el deseo se escapa)
o puede generar la sensación de que es posible perder el respeto por el otro (y
el cariño se vuelve maltrato).
Entonces….¿para qué seguir juntos?
Las amigas de mi paciente no tenían buenas convivencias, sin
embargo, algo les impedía pedir un divorcio: la edad, el temor a estar solas,
la falta de independencia económica, la costumbre, ¿el amor? Las causas pueden
ser múltiples y variadas, pero es importante aprender a distinguir cuándo una
relación se vuelve enfermiza para evitar que nos haga daño.
Si bien es cierto que hay estudios que prueban que las personas
casadas o que conviven tienen mejor calidad de vida y viven más tiempo,
el dato clave es que se trata de convivencias felices.
Por el contario, un matrimonio
con problemas empeora la calidad de vida y es capaz de deteriorar la salud de
uno o de ambos miembros de la pareja.
Y tú, ¿qué tal te llevas con tu compañera o compañero, cómo es
tu relación, eres feliz o sientes que estás soportando una situación que te
lastima? Si tienes problemas, recuerda que las parejas no siempre terminan
separadas y muchas veces hay posibilidades de reparar el amor, aunque en otras
ocasiones lo mejor es seguir rumbos distintos, aunque al principio el divorcio
sea doloroso.
En todo caso, existen terapias de
pareja que los pueden ayudar a tomar la mejor decisión, sea
cual sea — el divorcio, una separación temporal o quedarse juntos –, así como
terapias individuales que pueden ayudarte a sobrellevar la angustia, las dudas
y los temores que te invaden en este momento que estás pasando.
Lo importante es que puedas detectar cuando algo te está dañando
y que puedas actuar en consecuencia. Habla con tu compañero o compañera, es
vital la comunicación entre uds, pidan ayuda si la necesitan y, como lo han
estado haciendo todos estos años, busquen una solución juntos también ahora, La
solución final puede o no terminar siendo la de vivir separados. Lo principal,
es que no se hagan daño. Puede ser un nuevo principio para tu relación o para
una relación diferente
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