Lleváis varios años juntos, os va fenomenal y todo el mundo dice que
sois la pareja perfecta. Sin embargo, pese a que ya hace tiempo que
dísteis el paso de iros a vivir juntos, él no se decide a pedirte
matrimonio y las veces que tú se lo has planteado te ha dado largas.
¿Por qué ese miedo irracional al matrimonio? Te contamos todas las
claves.
Si quieres dar el gran paso con tu chico pero él se resiste a pasar por el altar, posiblemente esté experimentando ese clásico miedo al matrimonio tan común en algunos hombres.
¿Piensas que es un miedo irracional? ¿Quieres descubrir qué motivos
pueden ocultarse tras él para saber cómo actuar? Te desvelamos las causas más comunes que provocan el miedo al matrimonio para que sepas a qué te enfrentas.
Un pasado con peso
Para vivir plenamente su relación amorosa, la situación de los padres
es importante a la hora de comprometerse. ¿Siguen casados? ¿Siguen
viviendo juntos? Estas preguntas pueden influenciar la elección de un
hombre.
El nº de hijos con padres divorciados que siguen creyendo en el matrimonio es mínimo. Algunos, por suerte, siguen pensando que el matrimonio es algo posible y duradero, pero a menudo, y a medida que se hacen mayores, los hombres optan por la reacción opuesta.
La separación o el divorcio de los padres es triste para toda la familia. Muchos hombres quedan traumatizados y dudan de las ventajas del compromiso matrimonial. Por eso, como piensan que el matrimonio está condenado al fracaso, no se comprometen para evitar una ruptura que podría ser dolorosa. El miedo a reproducir el modelo familiar ocupa un lugar importante en la decisión de no comprometerse.
El nº de hijos con padres divorciados que siguen creyendo en el matrimonio es mínimo. Algunos, por suerte, siguen pensando que el matrimonio es algo posible y duradero, pero a menudo, y a medida que se hacen mayores, los hombres optan por la reacción opuesta.
La separación o el divorcio de los padres es triste para toda la familia. Muchos hombres quedan traumatizados y dudan de las ventajas del compromiso matrimonial. Por eso, como piensan que el matrimonio está condenado al fracaso, no se comprometen para evitar una ruptura que podría ser dolorosa. El miedo a reproducir el modelo familiar ocupa un lugar importante en la decisión de no comprometerse.
La importancia del matrimonio
Para él, muy a menudo, casarse significa en 1º lugar considerar la opción del divorcio
y optar por comentarios tipo: «¿Por qué casarnos si somos felices tal y
como estamos?» Aunque seas la persona elegida, el miedo de exponerse
ante la posibilidad de pasar por un divorcio o de sufrir les aterroriza
tanto que desaparece cualquier deseo de casarse.
Para otros, casarse significa modificar su visión de la pareja, la nefasta impresión de condenarse a la rutina. Con el tiempo, los sentimientos cambian, la pasión, la pequeña llama del principio se apaga y entonces la única salida que queda es la separación.
Y para otros, la importancia de los símbolos es tan grande que prefieren huir.
Para otros, casarse significa modificar su visión de la pareja, la nefasta impresión de condenarse a la rutina. Con el tiempo, los sentimientos cambian, la pasión, la pequeña llama del principio se apaga y entonces la única salida que queda es la separación.
Y para otros, la importancia de los símbolos es tan grande que prefieren huir.
El miedo a un nuevo fracaso
Algunos hombres que han vivido con anterioridad una decepción amorosa con una dolorosa ruptura
no quieren volver a construir nada por miedo a revivir algo similar. En
su momento ya estuvieron dispuestos a comprometerse, así que ahora ya no quieren replantearse ni un nuevo compromiso,
ni siquiera tener hijos, ni un hogar. Tienen la tenaz sensación de que
pueden volver a equivocarse, ya no confían en su juicio. Y nadie podrá
hacerles cambiar de opinión.
Si tu pareja se resiste, y duda en cuanto al matrimonio y no quiere dar el paso, invierte tiempo en dialogar con él para evitar que se encierre en un discurso sin sentido.
Si tu pareja se resiste, y duda en cuanto al matrimonio y no quiere dar el paso, invierte tiempo en dialogar con él para evitar que se encierre en un discurso sin sentido.
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