clasificación de las enfermedades mentales
La nueva clasificación se inclina por la dimensionalidad de las
patologías.
El monográfico 'DSM-5 ¿Quo vadis?' analiza los principales cambios.
El monográfico 'DSM-5 ¿Quo vadis?' analiza los principales cambios.
Karla Islas Pieck. Barcelona | karla.islas@diariomedico.com
| 24/06/2013
La nueva clasificación de los trastornos mentales de la
Asociación Americana de Psiquiatría (APA, por sus siglas en inglés),
recopilada en el DSM-5, acaba con la histórica multiaxialidad con la que
se ordenaban estas enfermedades para centrarse en un único eje con el
objetivo de mejorar la fiabilidad diagnóstica y reducir la comorbilidad
de estas patologías, según ha explicado a Diario Médico Miquel Bernardo
Arroyo, director de la Unidad de Esquizofrenia del Hospital Clínico de
Barcelona y presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica.
El documento, que sustituye al DSM-IV elaborado en 1994, pretende homologar la clasificación de las enfermedades mentales con las del resto de especialidades médicas y plantea un diagnóstico que toma en cuenta no sólo la presencia o ausencia de síntomas, sino también su gravedad. (....)
A su juicio, el DSM-5 presenta mejoras respecto a las versiones anteriores, ya que ha ganado en homogeneidad y especificidad, "pero no en validez, porque para ello deberíamos tener marcadores externos a la propia clínica que definieran mejor las enfermedades".
Por este motivo considera que el "gran fracaso" del proyecto ha sido que no se han podido integrar marcadores biológicos con suficientes datos empíricos para el diagnóstico de las patologías mentales, tal como se pretendía al inicio.
"Hace 15 años, cuando se inició el proceso, se pensaba que ahora ya se dispondría de biomarcadores eficaces, pero no ha sido así. Aunque se ha avanzado mucho, los marcadores que tenemos son inespecíficos".
En su opinión, la investigación en este campo está avanzando muy rápidamente y es muy posible que en la próxima década se definan muchos biomarcadores: "Probablemente el DSM-5 ha llegado demasiado pronto". (....)
¿ Medicalizar los problemas de la vida cotidiana?
Uno de los cuestionamientos que se han hecho históricamente sobre la clasificación de las enfermedades psiquiátricas es si patologiza o no los problemas de la vida cotidiana. En opinión de Miquel Bernardo, director de la Unidad de Esquizofrenia del Hospital Clínico de Barcelona, se trata de un debate puramente ideológico, ya que "todos los trastornos que se incluyen cumplen los criterios de algo que merece tratamiento o que existe alguna intervención que ofrece un beneficio para el paciente".
Ha añadido que los profesionales que han trabajado en el desarrollo del DSM-5 en los últimos años "han sido muy escrupulosos al diseñar las nuevas categorías y, de hecho, no hay más enfermedades ahora respecto a las que había antes". Para él, "una herramienta puede estar bien o mal utilizada, pero eso no es problema de la herramienta".
El documento, que sustituye al DSM-IV elaborado en 1994, pretende homologar la clasificación de las enfermedades mentales con las del resto de especialidades médicas y plantea un diagnóstico que toma en cuenta no sólo la presencia o ausencia de síntomas, sino también su gravedad. (....)
A su juicio, el DSM-5 presenta mejoras respecto a las versiones anteriores, ya que ha ganado en homogeneidad y especificidad, "pero no en validez, porque para ello deberíamos tener marcadores externos a la propia clínica que definieran mejor las enfermedades".
Por este motivo considera que el "gran fracaso" del proyecto ha sido que no se han podido integrar marcadores biológicos con suficientes datos empíricos para el diagnóstico de las patologías mentales, tal como se pretendía al inicio.
"Hace 15 años, cuando se inició el proceso, se pensaba que ahora ya se dispondría de biomarcadores eficaces, pero no ha sido así. Aunque se ha avanzado mucho, los marcadores que tenemos son inespecíficos".
En su opinión, la investigación en este campo está avanzando muy rápidamente y es muy posible que en la próxima década se definan muchos biomarcadores: "Probablemente el DSM-5 ha llegado demasiado pronto". (....)
¿ Medicalizar los problemas de la vida cotidiana?
Uno de los cuestionamientos que se han hecho históricamente sobre la clasificación de las enfermedades psiquiátricas es si patologiza o no los problemas de la vida cotidiana. En opinión de Miquel Bernardo, director de la Unidad de Esquizofrenia del Hospital Clínico de Barcelona, se trata de un debate puramente ideológico, ya que "todos los trastornos que se incluyen cumplen los criterios de algo que merece tratamiento o que existe alguna intervención que ofrece un beneficio para el paciente".
Ha añadido que los profesionales que han trabajado en el desarrollo del DSM-5 en los últimos años "han sido muy escrupulosos al diseñar las nuevas categorías y, de hecho, no hay más enfermedades ahora respecto a las que había antes". Para él, "una herramienta puede estar bien o mal utilizada, pero eso no es problema de la herramienta".
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