m. j. pérez-barco / madrid / 22/11/2013 -
Hay múltiples razones por las que la llegada de un hijo rompe la pareja. (fotolia.Un hijo es el proyecto de vida por el que se une una pareja).
Ya a nadie le sorprende que muchas parejas rompan la
relación con la llegada del 1º hijo. Después de los matrimonios que
no tienen descendencia, las familias con 1 sólo vástago son las que más
se divorcian y separan como reflejan los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) desde
2005, fecha en la que este organismo comienza a registrar los divorcios
y separaciones según el nº de hijos.
En ese año también se aprobó
la ley del divorcio exprés,
lo que dio lugar a un «boom» de rupturas como tendencia general en los
años siguientes, también entre estas familias, solo frenado por la
crisis a partir de 2008.
Existen toda una serie de motivos y razones para justificar
por qué rompe una pareja cuando llega su 1º hijo, pero en el fondo
no es el niño quien origina el divorcio, sino la nueva forma en la que se constituye la familia. El matrimonio, la pareja esté o no casada, ya no es el germen de la familia como empieza a demostrar una nueva corriente de la Antropología. Lo describe la antropóloga francesa Martine Segalen en
su libro «A quién pertenecen los hijos». «En la actualidad, el
matrimonio no marca el comienzo de una familia. Es el niño el que se
convierte en el fundador de la familia, el que crea a la pareja, él
obligará a sus progenitores a mantenerse unidos. El niño se ha
convertido en un proyecto de vida, pues es el que ha fundado la pareja y
el que la mantiene. Si este proyecto no satisface a una o a las 2
partes, la pareja puede fracasar».
Es decir, hace años las personas se casaban y luego tenían
hijos.
Ahora la decisión de tener un hijo condiciona que 2 personas se
planteen casarse bien con la pareja con la que llevan tiempo o con la
que conocerán en breve y piensan que son las idóneas para fundar la
familia. Existe otra indicador que de forma indirecta avala esta teoría. Según el INE, los matrimonios con una duración de más de 20 años son
los que más se divorcian. Tras de ellos, las parejas que solo llevan 5 años de relación. Se entiende que muchas de ellas habrán tenido su 1º hijo en ese corto periodo de 5 años.
Multiples razones.
Existen múltiples razones para dar fin a un proyecto de vida en común. Elena Corrochano, doctora en antropología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED),
enumera algunas: «puede que la madre se vuelque en el hijo y deje la
pareja de lado; puede que al padre solo le interese el niño y no la
pareja; puede que el padre no asuma el rol de cuidador; puede que no
haya nada de corresponsabilidad entre ambos progenitores, se sientan
agobiados y se echen en cara algunas cosas; o que tener un hijo no sea
lo que ellos buscaban, o incluso puede que el niño no cumpla con las
expectativas que tenían».
«Hoy en día se lucha menos por las relaciones, la gente tiene menos tolerancia», explica la psicóloga María Beatriz Pereira,
de ISEP Clínic Barcelona. «Las parejas donde existe un hijo único se
separan porque ya tenían problemas antes de la llegada del niño,
diferencias a la hora de educar, de criar, de llevar las cuentas de
casa, sobre todo por motivos que tienen que ver con corresponsabilidad
en el hogar. Cuando llega el hijo lo que hace es acentuar estas
diferencias».
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