martes, 10 de noviembre de 2015

Asesinatos a causa de la actua lley del divorcio


Las desavenencias por la custodia del niño desencadenaron el doble crimen de Lliría. 

El hombre que mató a su expareja y a su exsuegra ya fue condenado a 3 años de internamiento psiquiátrico por apuñalar a un vigilante.

JAVIER MARTÍNEZA. RALLO |  VALENCIA / El presunto homicida ya fue juzgado en el año 2001 por asestar varios navajazos a un vigilante de Levantina de Seguridad en la discoteca Goldens en Valencia. La A.P. de Valencia condenó a Leonardo M. a un pena de internamiento en un centro psiquiátrico durante un tiempo máximo de 3 años. La acusación particular solicitó 7 años y medio de prisión para el acusado por un delito de homicidio en grado de tentativa, pero el tribunal estimó la eximente completa de responsabilidad criminal por su enajenación mental.
Según la sentencia dictada hace ahora 11 años, Leonardo M. «padece una psicosis de carácter esquizofrénico que anula sus facultades intelectuales y volitivas». Sin embargo, con el paso de los años, su enfermedad mental no le impidió practicar 'valetudo' -una modalidad de combate donde se puede usar cualquier arte marcial- en un gimnasio de Valencia ni conseguir el revólver que utilizó en el doble crimen.
El pasado domingo, el hombre disparó contra su exmujer y su exsuegra justo después de entregarles a su hijo de 3 años. Los violentos hechos ocurrieron sobre las 17:30 de la tarde a la altura del nº 24 de la calle Valencia de Llíria. Elvira M. recibió 2 disparos y su madre tenía 3 impactos de bala.
En el momento del doble crimen iba acompañado presuntamente de otro hombre. Según las investigaciones, Leonardo había quedado con su exmujer para entregarle al hijo de ambos y llegó a Llíria en un Renault Scénic. Después de dejar al niño en su carro, regresó al vehículo, cogió un revólver y comenzó a disparar a corta distancia. La violenta reacción del hombre cogió desprevenidas a las víctimas. Un vecino aseguró que oyó hasta una docena de tiros.
El pequeño echó a correr hasta que fue auxiliado por algunos vecinos, que dieron la voz de alarma, y después por la Policía Local. Magdalena T., de 67 años, quedó tendida en el paso de peatones. Su hija yacía a pocos metros en una esquina junto a la entrada del taller Recambios Llíria.
El homicida huyó y horas después su madre lo convenció para que se entregara, con la mediación de su abogado, a la Guardia Civil. El encuentro fue en la puerta del Hospital General de Valencia, donde fue detenido sobre las 11 de la noche. El maltratador mostró arrepentimiento, pero ya era demasiado tarde. Había matado a 2 personas, la madre y la abuela de su hijo, 2 seres queridos en otro tiempo que incluso eran compasivos y benévolos con el enfermo mental, después de la agresión que sufrió Elvira, y le dejaban ver al niño.
La separación de la pareja y el régimen de visitas al menor se acordó «según las leyes gitanas», afirmó un familiar, hasta que la madre intentó formalizar en el juzgado el pacto entre los 2 clanes, el móvil del doble crimen, según las investigaciones. El niño ha quedado ahora bajo cuidado de su tío y se ha activado un protocolo para valorar la situación del menor y la estancia con su nuevo tutor.

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