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Infancia, desigualdad y crisis.
La crisis económica y su consiguiente repercusión sobre la asistencia sanitaria tienen sus consecuencias sobre la igualdad y, se quiera o no, sobre la propia salud, especialmente sobre la de los más desfavorecidos, grupo en el que cobran especial relieve los niños.
El comentarista, que trae a colación múltiples estudios al respecto, no oculta su preocupación por lo que pueda ocurrir en España en este momento.
Madrid 03/01/2012, Juan Gérvas (jgervasc@meditex.es) es Médico General y promotor del Equipo CESCA (www.equipocesca.org)
Los mecanismos de la fertilidad humana prevén un nacimiento cada 2 años, aproximadamente un total de 20 en la vida de una mujer fértil y sana.
Demasiados embarazos y partos, que pagaba la mujer con su menor expectativa de vida.
Nacer es morir.
A veces nacer es morir literalmente, como en tantos países asolados por la pobreza y el hambre. A veces es mejor no nacer, si es para morir de inmediato.
La alta tasa de fertilidad humana preveía tanto la alta tasa de mortalidad infantil como la importancia del trabajo físico para la manutención de la tribu.
La fuerza física fue fundamental para la supervivencia de la especie, lo mismo en la Prehistoria que tras la revolución agrícola y ganadera.
Los niños nacían y morían, pero al final la "cosecha" permitía la existencia de fuerza bruta física suficiente para la caza, la pesca, la ganadería y la agricultura.
La mecanización del campo disminuyó la necesidad de la fuerza física.
Tener muchos hijos varones ya no fue una necesidad, y con menor esfuerzo se empezó a lograr alimentar a mayor familia. Además, la potabilización, suministro y depuración de las aguas casi eliminó la mortalidad infantil. Por todo ello empezaron a "sobrar" niños.
Frente a millones de años de alta tasa de fertilidad humana, en menos de un siglo la especie empezó a reducir su fertilidad.
Los hijos varones empezaron a ser importantes por hijos, no por varones (con su fuerza bruta), y las niñas cobraron también importancia personal, no por ser futuros "vientres".
Con menos hijos, la mujer muere menos y dispone de más tiempo para su formación.
Mejor formada, la mujer añade "valor" a su capacidad de mantenimiento de la especie.
Y, puesto que la mujer conserva sus conductas atávicas de auto-conservación (clave para la supervivencia de los progenie), su vida se alarga.
Al evitar las muertes violentas típicas del varón, y al aceptar menos riesgos, muere más tarde.
Con la crisis económica está disminuyendo la fertilidad en España, ya de por sí bajo mínimos. Con la crisis económica aumenta la desigualdad social, y se resiente la infancia.
Servicios sanitarios pro-rico
Es equidad horizontal lograr que reciban los mismos cuidados quienes tienen la misma necesidad, con independencia de su clase social, sexo, raza, edad, religión, opción sexual y demás. Es equidad vertical lograr que reciba más cuidados quien más los necesita.
En general, los servicios sanitarios no cumplen con la equidad, y reciben más servicios quienes menos los necesitan (Ley de Cuidados Inversos, de Julian Tudor Hart) y, por ello, reciben más servicios los más ricos.
Son siempre pro-ricos los servicios de los especialistas.
En parte es lógico, pues históricamente los especialistas se desarrollaron como tales a la "sombra" de los ricos.
El acúmulo de capital y los conocimientos de laboratorio en los hospitales, como la microbiología, la farmacología, la histología y la anatomía patológica, permitieron el crecimiento de las especialidades y de los especialistas (ginecólogos y pediatras en primer término, para las mujeres y los niños de los burgueses).
Con el paso del tiempo las cosas no han cambiado y, 150 años después, los sistemas sanitarios suelen ser pro-ricos, sobre todo donde no hay un sistema sanitario de cobertura pública.
Lo demostraron los del grupo de la OCDE, de desigualdades en salud:
Son muy pro-ricos los EEUU y Méjico, 2 países sin cobertura pública sanitaria, seguidos de Finlandia, Portugal y Suecia, tres países en los que la Medicina General es muy débil.
Como norma, la Atención Primaria en los países desarrollados es pro-pobre.
En España la Medicina General es muy pro-pobre.
Es decir, con la misma necesidad los médicos generales prestan más servicios a los pobres.
Lo demostraban los datos comentados de la OCDE, de 2006, y lo han vuelto a demostrar (para los mayores de 50 años), en 2011, Eva Crespo-Cebada y Rosa Urbanos-Garrido, economistas.
Los más ricos reciben más servicios de los especialistas, por más que estén más sanos.
No hay datos sobre el tipo de servicios que reciben, pero dado los "excesos" de los especialistas no se puede imaginar uno nada bueno, pues la visita sin necesidad es siempre peligrosa.
Los pobres niños de los ricos también se ven sometidos a los excesos de los especialistas y pediatras.
España, Reino Unido y Suecia
El bienestar de la infancia es mucho peor en el Reino Unido que en España y en Suecia.
Lo demostró la UNICEF y causó tal escándalo en el Reino Unido que decidieron hacer un estudio cualitativo en profundidad, con entrevistas a 250 niños de 7 a 13 años y el seguimiento (incluso filmado) de 24 familias en cada país:
Se demostró que los niños tenían mayor bienestar en España y en Suecia por tener familias más felices y estables (con más tiempo de los padres para los niños), por disfrutar de más amigos, y por tener más actividades estimulantes, especialmente al aire libre.
En el Reino Unido los padres vivían con angustia el lograr tiempo para estar con sus hijos, y lo compensaban con la compra compulsiva de juguetes y tecnologías (también para evitar el acoso y la presión que ellos mismos vivieron de niños).
En España y en Suecia los padres, además de tener tiempo para estar con los hijos, contaban con las reglas y roles de padres e hijos claros y los regalos-compras no tenían ni valor simbólico de poder económico, ni aspecto compulsivo.
En las familias inglesas pobres era mayor el valor simbólico de las marcas y de las compras en general, y la ausencia de actividades y deportes al aire libre se vivía como una carencia de clase (y si se lograba participar era para demostrarse mejores que los demás).
En España el disfrute de los deportes se unía al satisfacer a los padres y al propio estar a gusto en la escuela (no al ser "el mejor").
Las sociedades no son neutrales y los problemas de los adultos los pagan los niños con peor bienestar, con menor felicidad.
Aumento de la desigualdad en los países de la OCDE
La salud de las poblaciones no depende tanto de la riqueza de las naciones, como de la desigualdad social en las mismas.
Kerala (un estado de la India) es muy pobre, pero hay poca desigualdad, luego hay mucha salud.
EEUU es muy rico, pero hay mucha desigualdad, luego muy poca salud. Con la crisis económica la desigualdad está aumentando en los países desarrollados, como ha demostrado la OCDE:
La media es de 9 veces más ingresos de los ricos respecto a los pobres (el 10% de los 2 extremos de la población). Pero la desigualdad ha ido aumentando, y eso que los datos sólo llegan a 2008, al comienzo de la crisis. En Alemania, Dinamarca y Suecia es de 6 veces. En Japón y el Reino Unido, de 11. En España la diferencia es de 12 veces, de 14 veces en EEUU, Israel y Turquía, de 27 veces en Chile y Méjico, y de 50 en Brasil.El incremento de la desigualdad hace más difícil que los niños cambien de clase social, por mucho talento y mérito que tengan.
En las familias en paro, los niños crecen entre el desaliento y la amargura, la falta de perspectiva y el declive social, y quedan marcados de por vida.
La desigualdad se combate con una reforma fiscal que incremente los impuestos de los ricos, con formación continuada de los trabajadores y con el aumento del Estado de Bienestar.
¿Se imagina, amable lector/a al Ministro de Economía, que viene de Lehman Brothers (del sector privado, del banco-símbolo del robo y del engaño que nos llevó a la crisis) preocupado por estas cosas, por estos niños? ¿Ayudado por una Ministra de Sanidad a la que le preocupa la familia, pero ya se sabe, por el aborto?
¡Pobres niños españoles! ¡Pobres hijos de parados!
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