miércoles, 18 de agosto de 2010

Las aves "premian" la fidelidad

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Las aves 'premian' la fidelidad

E. DE B. - Madrid - 18/08/2010
Las especies de aves cuyas hembras son menos promiscuas tienen un premio añadido para sacar adelante a sus pollos: el resto del grupo -sobre todo las crías de puestas anteriores- las ayuda más.
Por el contrario, aquellas que son menos fieles se ven más a menudo abocadas a sacar adelante a su prole solas.
Esta es la conclusión de un estudio sobre 276 especies de aves que publica Nature.

Obviamente, los pájaros no hacen un juicio moral sobre quienes merecen ser ayudados y quienes no.
Como todo en la naturaleza, el comportamiento tiene causas egoístas, entendido como hacer lo que es mejor para que los genes propios se perpetúen.
Por eso los investigadores de la Universidad de Oxford que han hecho el trabajo creen que el comportamiento tiene una explicación sencilla: si hay más certeza de que los hijos de una hembra sean hermanos o familiares (porque ella haya sido fiel a su pareja), trabajar para sacarlos adelante es contribuir a que los genes propios se perpetúen.

Cuando hay dudas, porque la hembra haya tenido varias parejas, ese interés disminuye.
Más allá de esta relación, el estudio del comportamiento de las aves y de cuándo colaboran entre sí sirve para explicar un paso importante en la evolución: el del individualismo al grupo, indican los investigadores.
Los investigadores, dirigidos por Ashleigh Griffin, del departamento de Zoología de la Universidad de Oxford, ponen 2 ejemplos extremos: el churrinche (Pyrocephalus rubinus), un ave del centro y sur de América que es extremadamente promiscuo y cuyas hembras no reciben ninguna ayuda de otros pájaros de sus colonias.
En el extremo opuesto está el turcoide bicolor africano (Turcoides bicolor).

Pero este tipo de conducta del grupo respecto a las hembras no depende solo de la especie.
Las hay que pueden tener o no ayuda, y también dentro de estas son las hembras más fieles las que se llevan la mejor parte.
Aparte de esta conducta, los investigadores quisieron comprobar si se cumplía la llamada hipótesis de la monogamia, que establece que ese comportamiento (o no) es clave en la evolución desde animales aislados a las complejas colonias que forman otros.

La hipótesis se ha visto en insectos (hormigas, abejas) en las que el sacrificio del resto de los individuos llega al punto de que existe una casta de animales estériles (las obreras), cuyo único fin es velar por el bienestar de la hembra reproductora.
En los vertebrados estos casos no se dan, pero lo que los investigadores han visto es que las especies eran más sociables si provenían de antecesores monógamos.

Quedaba una pregunta: si en los mamíferos se daría un caso similar.
"No hay razón por la que las tasas de promiscuidad no influyan en la aparición de sistemas sociales en los mamíferos, incluidos los primates", dice Griffin.
"En términos evolutivos, el sexo es una fuerza antisocial".

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