lunes, 22 de septiembre de 2008

Divorciarse en tiempos de crisis: Un Negocio para la mujer

http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=545703&idseccio_PK=1006&h=080922
EDITORIAL: En tiempos de crisis divorciarse es caro.
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La crisis enfría la fiebre de divorcios y obliga a reabrir acuerdos pactados
Con el exmarido en casa

La crisis en la que cabalgamos acaba produciendo efectos del todo imprevisibles, o al menos genera circunstancias con las que no contábamos.
Es un ejemplo de cómo la macroeconomía puede acabar afectando no solo al bolsillo de los ciudadanos sino incluso a su vida más íntima.

En una versión muy peculiar del efecto mariposa, podríamos concluir que una hipoteca impagada en un suburbio de Chicago acaba evitando, con el tiempo, un divorcio en el área metropolitana de Barcelona.
Las cifras más recientes nos hablan de un aumento de los divorcios, pero el paisaje que dibuja el reportaje que hoy publica EL PERIODICO es justamente el contrario.

Como consecuencia de la crisis, y combinando las dificultades económicas con la decisiva percepción psicológica, parejas que han podido plantearse la ruptura acaban desechándola porque la nueva situación implica una carga muy difícil de conllevar.
Crecen las dificultades para llegar a acuerdos que el divorcio-express permitía con una cierta alegría y se dan iniciativas de las partes para impulsar un cambio en las cláusulas, en especial las referidas al pago de pensiones.

Es decir, en los casos ya consolidados se vive un cierto vértigo ante la dificultad que implica una variación en las reglas del juego.Por su parte, aquellos que piensen en el divorcio como solución van a pensárselo dos veces.
Parece como si la máxima de San Ignacio de Loyola se hubiera puesto al día: "En tiempos de tribulación, no hacer mudanzas".
Es decir, no tocar nada porque podría ser peor la solución que el problema.

Un divorcio no es sólo una ruptura sentimental sino una complicada operación financiera que implica pasar de una economía de escala, tendente al ahorro, a un nuevo escenario que genera, por descontado, un mayor desembolso, una menor liquidez.
No se trata solo de hacer frente a:
1.- una carga como la de la hipoteca, sino de
2.- asumir los retos de futuro, con una nueva vivienda, nuevos gastos fijos, más responsabilidades en todos los sentidos.

Una tendencia dominante en nuestros tiempos, la de la separación civilizada, puede verse truncada por causas ajenas a las querencias de los cónyuges, con lo que ello implica de tensión familiar.
Es difícil entrar en un terreno tan privado, pero es conveniente que la sociedad esté al corriente de los riesgos que se generarían en el caso de que el divorcio fuera patrimonio exclusivo de determinados sectores solventes.

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