domingo, 1 de septiembre de 2024

10 preguntas que debes responder antes de considerar el divorcio

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El mes de septiembre es conocido como "el mes de los divorcios", según datos del Consejo General del Poder Judicial, el pico de separaciones se produce tras las vacaciones de verano.
Los divorcios se reducen en España por 1ª vez desde 2013.
La Razón, 31.08.2024 
El proceso de decidir si es el momento adecuado para divorciarse es uno de los más difíciles y cargados emocionalmente que una persona puede enfrentar. Esta decisión no solo afecta a la pareja involucrada, sino también a los hijos, la familia extendida y el entorno social. 
Por ello, es necesario tomarse el tiempo para reflexionar profundamente antes de dar un paso definitivo.

Con el fin del verano en España, el número de divorcios registra su mayor incremento anual durante el mes de septiembre, según datos del Consejo General del Poder Judicial. Este fenómeno se asocia con un periodo en el que muchas parejas, tras pasar un tiempo prolongado juntas, deciden tomar la difícil decisión de poner fin definitivamente a lo compartido. De hecho, los despachos de abogados de familia y los psicólogos lo saben: el verano es un punto de inflexión.

No obstante, esta no es una decisión que se pueda tomar a la ligera. Según la psicóloga Nancy Colier, quien compartió sus conocimientos y experiencia en una reciente entrevista con The NewYork Times, existen 10 preguntas que recomienda hacer para evaluar la viabilidad de la relación matrimonial y, así, llegar a una conclusión consciente sobre si es hora de tomar caminos separados.

10 preguntas que hay que hacernos antes de pedir el divorcio:
No hay nada más importante que la introspección, preguntarse si aún se ama a la pareja, si se han agotado todas las vías para solucionar los problemas existentes, como la terapia de pareja, o si la situación actual es insostenible. Muchas veces, el deseo de divorcio puede surgir de emociones temporales o de una fase difícil en la relación, que podría resolverse con el tiempo y la ayuda adecuada.

1. ¿Ha comunicado claramente lo que le incomoda en la relación?
Es esencial que ambos cónyuges se mantengan abiertos y sinceros acerca de sus frustraciones y descontentos en la relación. Una comunicación clara y honesta es el 1º paso para identificar si existen áreas que aún pueden mejorar. 
Sin esta transparencia, es difícil abordar los problemas de manera constructiva y encontrar soluciones que fortalezcan la relación.

La disposición para dialogar sobre los aspectos que causan malestar puede también es indicador de si la otra persona pretende poner de su parte para solucionar cualquiera que sea la situación. Así también se evita la acumulación de resentimientos y trabajar en la recuperación del vínculo.

2. Si existiera una forma de salvar el matrimonio, ¿cuál crees que sería?
Esta pregunta es básicamente un ejercicio o dinámica de reflexión en pareja que nace de manifestar las carencias dentro de la relación. 
Aunque en principio puede ser un reto pensar en soluciones en conjunto ayuda a visualizar si el esfuerzo de ambos puede revitalizar la relación.

3. ¿Crees que realmente serías más feliz si estuvieras sin tu pareja?
Es fundamental considerar no solo los momentos difíciles que pueden estar presentes en la relación, sino también los aspectos positivos que esta ofrece. Evaluar si los problemas superan los beneficios, y cómo sería tu vida diaria sin la pareja, es clave.

Pregúntate si los conflictos actuales desaparecerían al estar solo o si enfrentarías otros desafíos emocionales y prácticos. Considera también cómo te afectaría la pérdida de la compañía, el apoyo emocional y las experiencias compartidas. En última instancia, esta pregunta busca ayudarte a sopesar si la relación aún tiene un valor significativo para ti, o si estar solo podría abrirte a una mayor felicidad y satisfacción personal.

4. ¿Aún siente amor por su pareja?
El amor es una emoción multifacética que se puede experimentar de distintas maneras, dependiendo del tipo de relación y del contexto en el que se manifieste. Eros, por ejemplo, es el amor que está íntimamente ligado a la pasión y el deseo físico. Este tipo de amor se basa en la atracción romántica y erótica hacia otra persona, y suele ser intenso, dinámico y cargado de emoción. Eros es frecuentemente lo que impulsa las relaciones románticas en sus etapas iniciales, cuando la atracción física y la conexión emocional están en su punto más álgido.

Por otro lado, Filia y Ágape representan formas de amor que van más allá del deseo físico. Filia es el amor fraternal o la amistad profunda, que se basa en el respeto mutuo, la confianza y el afecto. 
Es el tipo de amor que compartimos con amigos cercanos, hermanos o compañeros de vida, y está marcado por un fuerte sentido de conexión y apoyo emocional. 
Ágape, en contraste, es un amor más universal y altruista, que se centra en el bienestar de los demás sin esperar nada a cambio.

En este orden de ideas, pasar de una forma de amor a otra es bastante fácil, y dependiendo del momento de la vida en la que nos encontremos, es probable que el eros o atracción romántica haya finalizado, pero la filia y el ágape permanezca dándole un valor añadido e irremplazable a la relación.

5. ¿Cuál es su mayor temor si la relación termina?
Los miedos a enfrentar la posible soledad o las consecuencias sociales y económicas pueden hacer que permanezcamos donde no deberíamos o ya no podemos estar. 
Esclarecer estos temores permite enfrentar la realidad con mayor objetividad.

6. ¿Han definido sus expectativas sobre el papel de cada uno en la relación?
Los roles en una relación pueden ser una razón significativa para el divorcio cuando se vuelven rígidos o desiguales. A menudo, las expectativas tradicionales o mal comunicadas sobre quién debe asumir ciertas responsabilidades, como el cuidado del hogar, la crianza de los hijos, o el sustento financiero, pueden generar tensiones y resentimientos.

Si una pareja siente que las cargas no están equilibradas o que sus roles están limitando su crecimiento personal y felicidad, esto puede llevar a un deterioro en la relación.

7. ¿Está permitiendo que la posibilidad del divorcio afecte la manera en que te percibes a ti mismo?
La forma en que nos percibimos a nosotros mismos tiene un impacto profundo en todas nuestras relaciones. Es importante recordar que un divorcio no define nuestro valor como persona; nuestras cualidades, logros y esencia trascienden cualquier desafío o cambio en nuestro estado civil.

8. ¿Cómo pueden manejar el divorcio de manera que se minimice el impacto en los hijos?
Muchas parejas deciden no divorciarse porque tienen hijos y creen que mantenerse juntos es lo mejor para el bienestar de ellos. Esta decisión a menudo se basa en la idea de que un hogar intacto proporcionará estabilidad y minimizará el trauma emocional para los niños. Sin embargo, permanecer en una relación conflictiva o insatisfactoria también puede tener consecuencias negativas. 
Los hijos pueden percibir la tensión entre los padres, lo que puede generarles estrés, ansiedad y una visión distorsionada de lo que significa una relación sana.

Es importante que ambos padres trabajen juntos para mantener un ambiente estable y seguro, evitando discusiones delante de los hijos y asegurando que ellos se sientan amados y apoyados por ambos. También es indispensable que los padres expliquen el proceso del divorcio de manera apropiada para la edad de los niños, y que les aseguren que no tienen la culpa de la separación.

9. ¿Está listo para enfrentar las posibles tensiones económicas que un divorcio podría generar?
Un divorcio no solo implica la separación emocional de una pareja, sino también la división de bienes, la liquidación de cuentas compartidas, y posiblemente el establecimiento de pensiones alimenticias o manutención de hijos.

10. ¿Estoy preparado para asumir las responsabilidades diarias que mi cónyuge solía gestionar?
Cuando 2 personas están casadas, suelen dividir las tareas y responsabilidades cotidianas, como la gestión de las finanzas, el cuidado de los hijos, las tareas domésticas y la organización general del hogar. 
Con el divorcio, esas responsabilidades ya no se comparten, y cada persona debe enfrentarse a la realidad de asumir tareas que antes no le correspondían.

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