Valentina Thörner, con sus 2 gemelos, este
viernes.
EL DEBATE SOBRE EL PROTOTIPO DE MADRE:«Adoro a mis hijos pero
ahora no los tendría».
Quienes deciden no tener prole sufren presión
social y son tildados de egoístas.
CARME ESCALES / BARCELONA/ 1.10.2016
"Adoro a mis hijos, pero ahora no los
tendría. Los amo con locura y haría cualquier cosa por ellos, pero
si hace 2 años hubiera sabido lo que sé hoy, hubiera tomado otra decisión».
La sentencia es de Valentina Thörner, una alemana de 34 años vecina de
Mataró, con pareja catalana, y madre de un niño y una niña, gemelos, que
ahora tienen 8 meses. Escribió su pensamiento hace 2 meses en la web que esta programadora informática, que
trabaja desde casa para una compañía norteamericana, creó
hace 6 años para concienciar sobre la multiplicación de la felicidad
simplificando la vida, desprendiéndose de objetos, trabajos y
relaciones. Pero «tener hijos es una de esas pocas decisiones irreversibles.
De tus hijos no se admiten devoluciones», reza también su reflexión (www.valedeoro.es).
MATERNIDAD MITIFICADA
«Para mí, la
maternidad no es la culminación de la felicidad», precisa Thörner.
«Eso también lo podría decir por haberme licenciado siendo la mejor de mi clase
o cuando encontré al amor de mi vida. No comparto el
sentimiento de algunas madres que aseguran que tener hijos es lo mejor de lo
mejor que les ha pasado», prosigue. «Mis 3 primeros meses como madre los
pasé fatal. Sales del hospital y estás sola. ¡Tú ya te espabilarás! Es ridícula la baja de 2 semanas del padre», critica.
Su queja también es más contundente porque en su
país, Alemania, «las ayudas gubernamentales a la maternidad son mucho
mayores: la baja de maternidad es de 2 años, y, la 1ª semana de estar en
casa, tras el parto, viene una comadrona cada día a tu casa para ayudarte con
problemas o dudas que puedan surgir», explica Thörner. «Insisto en que adoro a
mis hijos, los quiero a morir, porque están aquí. Pero, si no lo estuvieran, yo
ni sería menos feliz, ni sería menos mujer, del mismo modo que ahora no soy solo madre», dice. «Quiero a mis hijos,
pero no los tendría otra vez, sino que me dedicaría a ser la mejor madrina
del mundo, para que otras madres pudieran ir al cine y reunirse con sus
amistades. Eso me encantaría».
La necesidad de realizarse a través de
la maternidad es el error de partida que varios de las personas consultadas por este
diario apuntan.
«Yo no necesito
un hijo para confirmar mi felicidad o para sentirme realizada como mujer.
Yo no los tengo, ni los deseo, y vivo la vida que quiero vivir», expresa Sonja
Willcox, barcelonesa de 40 años que desde hace 13 vive en la ciudad suiza de
Basilea. «Antes de casarme, a los 32 años, le dije al que es hoy mi marido:
'Hay 2 cosas que no pienso hacer: no me pienso convertir al judaísmo -él
profesa esa religión-, y no quiero tener hijos. Si algo de ello supone un
problema para ti, más vale que me lo digas ahora'», relata Willcox. Y, pasados
4 años después de la boda, la pareja se volvió a poner la cuestión. «Ambos
volvimos a estar de acuerdo en no desear tener hijos», añade Willcox.
REPULSA SOCIAL
«He vivido mucho lo de hacer
las cosas porque toca. Cuando no estás casada, pero vives en pareja, la
pregunta es constante: '¿Y para cuándo la boda'? Una vez eso está
resuelto, surge la pregunta: ¿Y los niños?; Y supongo que a los que
tienen el 1º, les persiguen con la pregunta: '¿Y para cuándo la parejita?'.
Siempre me ha puesto muy nerviosa eso de hacer las cosas porque toca. No sé qué
artículo dice que debe ser así», añade Willcox.
Cuestionarse si haberse quedado embarazada fue lo
mejor, en determinadas situaciones, como separaciones difíciles, o en contextos
de pobreza económica, seguramente sea mucho más habitual de lo que se crea.
«Yo no puedo decir que me arrepienta de haber tenido a mis 2 hijos, pero sí que
comparto y entiendo que haya madres que sí puedan sentirlo, especialmente el
colectivo de madres que, como en mi caso, lo hemos sido a partir de los 35
años, 37 en mi caso, y que nos plantamos en los 40 con niños muy pequeños»,
declara Judith Durano, traductora e intérprete de varios idiomas, entre ellos
ruso, y especialista en comunicación. En el mejor
momento de su carrera profesional, conoció a su pareja y, como ella misma
reconoce, llegó la maternidad, pero se esfumaron el progreso laboral, y la
libertad e independencia, «para realizar cosas tan sencillas como tomar
una ducha cuando te apetece», señala. «La conciliación
laboral no existe y, por lo tanto, después de ser madre, te reinventas,
tratando de encontrar ese equilibrio entre ser madre y una mujer
profesionalmente activa. Y te das cuenta de que acabas sacrificando 1 de las 2
cosas más que la otra», admite Durano. Esta oriunda de Sort, vecina del
Vallès, y madre de 2 hijos, está a punto de hacer público el espacio www.mysecondjobmama.com, «pensado y
abierto a las mujeres profesionalmente independientes
que han decidido ser madres en la recta de los 40, y que en esta nueva
etapa de su vida se rigen por el rigor y la exigencia, como ya venían haciendo
con su carrera profesional anterior», describe su promotora.
OLVIDARTE DE TI
«Claro que la fuimos a buscar a conciencia y con
ilusión, pero yo nunca me imaginé, ni nadie me
explicó, hasta qué punto la maternidad implica olvidarte de ti y no tener
tiempo para nada más. Eso es realmente muy duro», reconoce Núria Prim,
desde Tarragona. Por ello, cada vez hay más parejas
que optan por no tener hijos.«Con el vertiginoso ritmo de vida que
llevamos y la inseguridad laboral, yo no me siento tan fuerte como para traer
al mundo a un niño, al que tal vez no le podré dar ni el tiempo ni las
oportunidades que requiere la infancia y la educación con los valores que yo
desearía», apunta Miquel Àngel Rodríguez. Afortunadamente, su pareja, Mar
Loire, no quiere ser madre. Como le sucede a Carme Freixa, sus instintos
maternales, ya en la cuarentena, duermen profundamente. «Las metas, en la vida, las eliges tú, y, en mi caso,
he preferido situarlas en el servicio a la comunidad, y agradezco a mi pareja
que respetara mi elección», precisa la alcaldesa de Vallfogona de Ripollès.
Ambos son hijos únicos. Con ellos, se acabarán 2 sagas familiares.
Maribel Verdú: "Ser mujer no es ser
madre".
Con motivo del estreno de la
película 'Sin hijos', de Ariel Winograd, con 2 premios Goya y 8
nominaciones (2015), su protagonista, Maribel Verdú, manifestó en este
diario ser muy tolerante con lo que cada cual siente ante la maternidad, y aportó
su enfoque personal: «Ser mujer no es sinónimo de ser madre. Es una elección de la
vida, no una obligación, y las mujeres no tenemos que dar explicaciones de
por qué no queremos ser madres».
No hay comentarios:
Publicar un comentario