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FIN A UN MATRIMONIO SELLADO EN 1995
La infanta Elena y Jaime de Marichalar ultiman su divorcio
IMMA FERNÁNDEZ.BARCELONA.15/11/2009
Fue un sí, quiero tan claro y deseado que la emocionada Infanta se saltó hasta el rigor protocolario de pedirle a su padre, el Rey, la bendición.
Aquella soleada mañana del 18 de marzo de 1995, en la catedral de Sevilla y ante los ojos del mundo, Elena de Borbón y Jaime de Marichalar se prometían amor eterno.
Pero 12 años y 2 hijos después, en noviembre del 2007, el prolongado desafecto se hacía público con un comunicado del Palacio de la Zarzuela que reconocía el «cese temporal de la convivencia de los duques de Lugo».
Él permaneció en el domicilio conyugal en Madrid y ella cogió las maletas y se trasladó con sus hijos a una nueva residencia.
Sin embargo, según fuentes del Palacio de la Zarzuela, la Casa del Rey no tiene «constancia» de que se haya llegado a acuerdo alguno, por lo eludieron hacer cualquier comentario sobre la situación.
Pero la ruptura –para gran disgusto de la Reina– se constata como definitiva.
Un divorcio más en la abultada lista de matrimonios que naufragan (en España hay un divorcio cada 4,3 minutos, según un estudio reciente), pero el primero que se consuma dentro de la Familia Real española.
La ruptura legal, que será de mutuo acuerdo (firmaron al casarse la separación de bienes), tiene unos términos similares a los de cualquiera otra pareja, la hija mayor de los Reyes obtendrá la custodia de los dos hijos (Juan Felipe Froilán, de 11 años, y Victoria Federica, de 9) y Jaime de Marichalar –que perderá el título de duque– le deberá pasar una pensión de manutención.
A ojos de la Iglesia, más compleja se adivina la posible nulidad matrimonial que permitiría a la
infanta Elena rehacer su vida dentro de la doctrina del catolicismo y volver a dar el sí, quiero en el altar.
El Tribunal de la Rota del Vaticano tiene la palabra.
Y el único precedente dentro de la monarquía católica le costó a Carolina de Mónaco 12 años de larga espera hasta que el Vaticano le perdonó su pecado juvenil: su enlace con el playboy Philippe Junot.
Economista y de familia aristocrática, el aún duque de Lugo, que dejó la presidencia de la Fundación Axa Winterthur al separarse, es consejero delegado de una filial de Cementos Porland y, desde el 2004, miembro del consejo de administración de Loewe, entre otros puestos.
La hija mayor de los Reyes asumió en julio del 2008 la dirección de Proyectos Sociales de la Fundación Mapfre, cargo que compagina con los actos oficiales en representación de la Corona.
Mientras se resuelven los últimos flecos de este divorcio, en la corte de famosos se disparan las peticiones de nulidad matrimonial.
Los hermanos Francisco y Cayetano Rivera esperan que los tribunales eclesiásticos les echen un capote y den la estocada a sus respectivos enlaces.
A Francisco, que se casó en 1998 con Eugenia Martínez de Irujo (se separaron en el 2002), le urge la nulidad para entrar en la junta directiva de la Hermandad de la Esperanza de Triana, que no acepta a separados.
La duquesa de Montoro así lo cree, y ha expresado públicamente su consentimiento.
A su hermano Cayetano Rivera (que se casó en el 2001 con Blanca Romero y rompió 3 años después), le mueve su nueve amor: la bella exmiss Eva González.
Antes que los diestros, han resuelto el trámite de la disolución incontables famosos, empezando por sus propios padres, Carmen Ordóñez y Paquirri, a los que también, en su día, se les acabó el amor.
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