sábado, 4 de septiembre de 2021

Secuestro parental: Los 233 niños secuestrados (por sus madres)

"Con las denuncias falsas ganan tiempo para la huida".
MARTÍN MUCHA, BERTA GONZÁLEZ de VEGA, 8 abril 2019 
Con información de Laura Garófano.
De los 320 'secuestros parentales' documentados en 2018, el 73% (233) fueron obra de mujeres. Xavi, que lleva ya 3 años sin saber de su hijo: "No busco venganza; sólo quiero volver a verlo".
El padre de Axel solloza por el pequeño que no ve. Con él comparte la forma del rostro y la mirada. En el cartel de SOS Desaparecidos se leen las características de la desaparición: «Posible secuestro parental». Xavi Rojas se quiebra mientras rememora su ausencia. Hay un largo silencio marcado por el dolor. Recuerda su amor por las motos, el último día que le vio, las sonrisas perdidas... El tiempo que le han robado con su hijo. Xavi -nacido en Barcelona, 44 años, 170 centímetros de estatura- quiere contarlo todo porque ya no puede más. Su ex mujer Almudena, catalana también, desapareció con Axel. Ha vivido denuncias falsas, un largo proceso judicial para obtener la custodia del pequeño... Y nada. Sigue sin saber de él. Como si se hubiera desvanecido...
«Papá es el diablo», así recibió el hijo de Rafael a los agentes que le iban a rescatar de su madre, Mª Sevilla, presidenta de la asociación Infancia Libre, quien lo tenía escondido desde hace 2 años. «Me olisqueaba... Vivían como animales», comentaron los investigadores. En la semana en que se ha resuelto este dramático caso de secuestro parental, que ha sido portada de periódicos y abierto telediarios, vamos en busca de los datos y los casos de este fenómeno. Cada 27 horas 22 minutos y 30 segundos se produjo un secuestro parental en España. Según las últimas estadísticas del Informe de Personas Desaparecidas en España 2019 -del Centro Nacional de Desaparecidos dependiente del Ministerio del Interior-, el año pasado se contabilizaron 320 secuestros parentales en nuestro país.
LOS CASOS. 
De ellos, como en el caso de Almudena y de Mª Sevilla -esta última incluso fue al Congreso invitada por Podemos- la mayoría son sustracciones que protagonizan las mamás. Según una investigación de La Haya -del Centro Internacional para Niños Desaparecidos y Explotados- el 73% de ellas las realizan las madres [es una cifra a la baja considerando que la asociación española Niños sin Derechos eleva esta cifra al 92%]. En este informe de fecha julio de 2018 se reconoce, además, que España no da la información del género del secuestrador parental. La estimación se basa en sus estadísticas globales. Se puede señalar sin error, en base a este cálculo, que al menos 233 de este tipo de raptos son obra de las madres en España. Son Gonzalo que busca a Laura. Raúl a Amaya. Oscar que añora a Álvaro. José Antonio a María Luna... Y así cientos de casos.
"PAPÁ TE ESTÁ BUSCANDO".
Algunos son extremadamente mediáticos, como el de Juana Rivas, quien protagonizó una fuga seguida por todo el país. Un caso ejemplar: acaba de ser condenada a 5 años de cárcel y pérdida de la patria potestad por 6 años. Es la consecuencia de haber retenido a sus hijos durante 14 meses. Pero también los hay sin resolver. Como el de Anaís, sustraída el 4 de septiembre de 2016 en San Javier (Murcia). En el cartel de la Fundación Anar, el mensaje del padre: «Tu papá te está buscando y no parará hasta encontrarte. Te quiero con locura».
El retrato robot de la secuestradora parental lo hace Javier Somoza, portavoz de la Asociación Niños sin Derechos: «Ellas sufren el síndrome de la perversa narcisista... Son personas sin empatía, que necesitan la aprobación de otros y cuando no la consiguen, buscan acabar contigo. Y esta voluntad nunca cesa». ¿Y qué papel juega el hijo? «El niño es utilizado como herramienta de destrucción». En base a los casos de la organización que lidera -siendo una víctima también- continúa la descripción de su patrón de conducta. «No los escolarizan. No los vacunan. Suelen cambiarlos de residencia constantemente». 
En la mayor parte de los casos, el padre suele tener la custodia del niño o ellas se escapan antes de que él consiga el cambio del régimen. Por eso, es tajante al señalar que en su asociación no se acepta a ningún condenado por maltrato o violencia. Para entender su psicología, cuenta lo que le dijo su ex pareja antes de llevarse a Miguel, su hijito de 7 años: «Nunca podrás librarte de mí del daño que te voy a hacer. No sólo voy a arrancarte lo que más quieres. Te voy a hacer sufrir mientras dure tu vida».
Esa aflicción la vivió de cerca Julio. Su Dora -nombre cambiado- hoy vive en Coslada (Madrid), en una casa de acogida con su madre, española como Julio. Él, como consuelo, tiene la alegría de saber dónde está. Le costó lágrimas y esfuerzo. Supo que durante meses, de los 4 a los 5 años, la niña estuvo en paradero desconocido. Él hasta llegó a ponerse en huelga de hambre para denunciar la situación.
. Su historia comienza así... Cuando Julio se separó todos vivían en Inglaterra. Ella, sin trabajar, se quería volver a España; él no. «Me hacía la vida imposible. Me puso una denuncia por violencia doméstica... La archivaron, pero esa denuncia, en el aeropuerto, le sirvió para salir sin mi permiso». No es algo anormal. También forma parte de la casuística. «En el 98% de los casos de secuestro parental hay, en paralelo, denuncias falsas. Eso les hace ganar tiempo para su huida», afirma Somoza. En el caso de Dora es una certeza.
En noviembre de 2016, empezó el calvario de Julio. Él se tuvo que quedar unos meses en Inglaterra cerrando su negocio. Se celebró entonces un juicio para ver cómo retornaba la niña a Inglaterra, porque el Gobierno británico la acusaba a ella de secuestro parental, «pero el juez español dijo que la niña donde mejor estaba era con su madre». Desde entonces, su ex ha incumplido el régimen de visitas. Julio planteó cambiar el régimen de custodia. Ella se negó y volvió a ponerle una denuncia, esta vez por vejaciones: «Me absolvieron, ella recurrió y, de nuevo, me absolvieron en segunda instancia». El juicio fue el 11 de octubre de 2017. 2 días antes, la madre había sacado a la niña del colegio y se resguardaron en un centro de acogida de madres maltratadas. Se enteró de que lo cambiaban a otro centro educativo. Allí logró hablar con la directora, la psicóloga y la trabajadora social. Le contaron que ella se presentaba como una mujer maltratada. Las educadoras, felizmente, se dieron cuenta de su inestabilidad mental. Después, a la abogada de Julio le llegó otra sorpresiva notificación: una que indicaba que, para cualquier contacto, la dirección de su hijo es una asociación de protección de maltratadas. «Ingresó sin nada que le acreditara como una maltratada. Lleva 19 meses bajo su cuidado», explica Julio, que durante meses hizo indagaciones para saber dónde estaba aquel centro, incluso con drones. 
De octubre de 2017 a octubre de 2018 no supo de Dora. Y en todo ese tiempo no fue al colegio. Patrón que se repite una y otra vez.
AYUDANDO AL RAPTO
Somoza advierte que, como en el caso de Mª Sevilla, quien llevaba la presidencia de la asociación Infancia Libre, hay indicios de que hay asociaciones de reciente creación que «sólo sirven para ayudar» a las secuestradoras parentales. Por cierto, Sevilla presumió en su exposición en el mismísimo Congreso que su ONG asistía a 170 madres de niños. Crónica tiene testimonios que certifican que más de una de ellas han sustraído a su hijo con el apoyo de la organización de Mª Sevilla.
«Son muchos casos y muchas asociaciones que lo han hecho. Es una historia que se repite. Se aprovechan de las leyes vigentes», afirma Somoza. Sevilla también dijo en voz alta en la Cámara Baja que el equipo de Infancia Libre era un grupo de trabajo formado por «jueces en excedencia, psiquiatras, pediatras, psicólogos, docentes...». 
El portavoz de Niños sin Derechos asegura que ciertas asociaciones «aconsejan denunciar al padre» aunque no haya pruebas concretas. Para más inri, el padre del niño secuestrado por Mª Sevilla fue denunciado 3 veces falsamente, incluyendo por abuso sexual sobre su propio hijo.
Lo cierto es que cuando auténticos peritos judiciales analizan estos casos, los jueces españoles ratifican la pérdida de la custodia del niño por parte de la madre. Como a Luis -nombre cambiado, nos ha pedido protejamos su identidad-, cuya mujer se llevó a su hijo desde Cádiz a Mallorca. Una vez allí, le acusa por malos tratos. En la denuncia ella declara literalmente: «Que se quiere separar y que le ha dicho un abogado que le denuncie por malos tratos». Todo desestimado.
Los informes de los psicólogos que analizaron a la ex mujer de Luis no dudan: «[Ella] tiene deficiencias como cuidadora, con puntuaciones bajas en asertividad, equilibrio emocional, capacidad para resolver vínculos afectivos, cuidado responsable y cuidado afectivo». El final, en esta ocasión, ha sido feliz porque ha logrado recuperar a su hijo.
EL FINAL DE LA ESCAPADA
Crónica ha podido encontrar casos sumamente recientes. Como el de Pedro -nombre ficticio-, quien está en un pueblo de Valladolid. Lleva 10 colegios en 7 años de vida. Su padre, Víctor, no le ve desde Navidades y no cree que lo vaya a ver en Semana Santa. La madre no le coge el teléfono desde hace semanas. Ella se mudó de Zaragoza a la localidad vallisoletana donde vive ahora con sus 4 hijos de 4 padres distintos sin decírselo a Víctor.
Haciendo un trabajo de detective dio con ella. En el colegio se creían que el verdadero padre de su hijo era la actual pareja de la mamá. Está pensando en pedir un cambio en la guarda y custodia pero dice que le da miedo una denuncia falsa por violencia de género o por abusos sexuales a su hijo. No lo podría soportar... Otro dilema es el de Manuel, 41 años, quien está a cargo de una empresa de limpieza de colegios.. Él ha tenido a sus 2 hijos un mes en paradero desconocido. Según le ha dicho su abogado, ella ha logrado hasta cobrar una pensión como mujer maltratada. Su ex pareja le había acusado también por malos tratos. La juez, en enero, le ha absuelto y señala claramente «que las denuncias son por intereses espurios». En ambos casos, al menos, ya han encontrado a sus hijos.Lo que más le importa a los padres.
El caso de Enrique, de Madrid, es rocambolesco. Al poco de convivir con su ex pareja, ella se queda embarazada y, tras parir, registra a la niña como madre soltera. Él se da cuenta de lo que ocurre cuando un día recoge la tarjeta sanitaria de la niña del buzón y no están sus apellidos. «Ya teníamos muchas discusiones. En una de ellas, me lesionó con un cuchillo. Nos denunciamos los 2. Yo dormí en un calabozo en pijama y ensangrentado... Se archivó». Desde entonces, durante 1 año y medio, desapareció y él no sabía dónde estaba. 1º tuvo que interponer una demanda de paternidad. El plan se derrumbó porque, felizmente, Enrique conservaba el cordón umbilical.
Contrató a un detective para saber dónde estaban, hasta dar con ellas en Viladeseca, en Tarragona. Su ex tenía una hija mayor con otro hombre, que le contó a Enrique que había hecho lo mismo con él. Que cobra ayudas de madre soltera, «lo sé por detectives» y «si puede, también la de mujer maltratada». Después del embrollo judicial, desde diciembre tiene ya reconocida su paternidad y un régimen de visitas. Cada 15 días recorre 1.100 kilómetros para ver a su hija. «Tiene 2 años y medio. Seguiré luchando por ella. Estoy esperando que haya medidas nuevas»... 
La gran mayoría de los padres se vuelve paranoico. «Grabo todo. No quiero que me ponga una demanda de nada. Ha sido un sinvivir». 
Lo mismo hace Julio, el padre de Dora. «Por si me pone una denuncia por abusos sexuales, que es lo que suelen hacer en estos casos».
DOS FINALES
Desde octubre, Dora ha vuelto al cole. Su padre ha pedido una valoración independiente psicológica de la madre. «Quiero la custodia total y, si se somete a un tratamiento y está bien, no tengo problema con la compartida», explica. Recuerda el reencuentro, después de haberla visto sólo 4 días en 2 años. «Me reconoció, vino corriendo», dice pletórico. 
Hace una petición que podrían decir en coro todos los citados en este reportaje: «Que no tengan miedo a pensar por sí mismos, sin presiones. Que admitan las pruebas, que actúen de oficio ante una denuncia falsa, porque los perjudicados son los niños, las auténticas víctimas». Ve la luz después de pensar que lo perdía todo.
La cara B, la de la búsqueda y la angustia, es la de padres como Iván, Juan Carlos, Alejandro, Xavi... Xavi y Axel:«No busco venganza; sólo quiero volver a verlo». Hay reminiscencias del caso de Juana Rivas con el suyo pero al revés. Su hijo estaría en Italia. En Florencia se le vio por última vez.. Van casi 3 años sin él.
-¿Qué recuerda de Axel?
-Cada sitio donde he estado con él me hace llorar...
La mejor foto juntos -dos sonrisas, padre e hijo- la tiene estampada en el cojín que abraza cada noche.

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