domingo, 10 de abril de 2016

SAP: Divorcio y Violencia Doméstica.


Susana con su hija Nayara - ABC

«Tengo claro que me van a tener que matar para llevarse a mi hija». Una mujer de Toledo se rebela contra el fallo que obliga a entregar a su hija a un maltratador.

Susana Guerrero Rodríguez no tuvo infancia. A menos que consideremos que tener infancia sea que tu madre te maltrate, huyas, te vayas con un matrimonio ajeno y que el marido te empiece a violar sin el menor miramiento, pases por diversos centros de menores y, para colmo, el mismo individuo te deje embarazada con 17 años.
10 años despúes, la historia vuelve a repetirse, presuntamente.
Según denuncia, Susana alega que su pequeña Nayara (con «un 37 % de menoscabo en su salud psíquica», de 10 años de edad, ha sufrido abusos sexuales por este mismo individuo, además de sufrir malos tratos por parte de su esposa. Así que como una juez le ha quitado la custodia de su pequeña para dársela a su padre (el mismo que, según ella, abusa de su hija) por estar «dificultando las visitas paternales», Susana se ha hartado y dice que su hija ya no le verá más. «Tengo claro que me van a tener que matar a mí para llevarse a mi hija. El Estado me ha fallado durante 7 años. Lo que no puede ser es que ahora falle a mi hija. Alguien se ha parado a pensar las consecuencias que puede tener mi hija si pasa al lado de él», cuenta a ABC por teléfono entre lágrimas.
Los hechos ocurren en Talavera de la Reina (Toledo). Allí, cuando Susana tenía 13 años y empezó a vivir esta terrorífica historia, la Policía detuvo al hombre y le mandó a la cárcel, donde pasó unos meses en prisión provisional. Sin embargo, de esa causa salió absuelto. «Me enseñó a negar que había tenido cualquier relación sexual con él y así lo hice ante los jueces», cuenta Susana. Pasaron los años y llegó el embarazo, la criatura y los malos tratos a la madre. Ella aguantó hasta los 20. Volvió a denunciar y esta vez ganó: a su peor pesadilla le condenaron a prisión, aunque le rebajaron la pena porque, efectivamente, confesó que se le había ido la mano. No fue a la cárcel.
En 2010, el maltratador condenado empieza a denunciar a Susana por negarse a entregar a su hija. Ella lo niega y al poco se marcha a Canarias. A la vuelta de una de esas visitas que la niña hace a su padre, esta cuenta que el matrimonio le pone vídeos de hombres y mujeres desnudos. La madre vuelve a denunciar y un juzgado de Canarias imputa al padre por presuntos abusos y a su mujer por presuntos malos tratos.
La misma juez.
En paralelo, la misma juez de Talavera que años atrás condena al padre por violencia machista, dicta otra sentencia en la que arrebata la custodia a Susana y se la concede al maltratador. La juez estima que la niña tiene el síndrome de alienación parental: que el odio a su padre está influenciado por su madre. El martes, la A. P. de Toledo tenía previsto fallar sobre esta sentencia y ratificarla o no. Sin embargo, la defensa de Susana logró que se dictara una providencia en la que suspende provisionalmente el fallo al estar abierto el procedimiento penal de Canarias.

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