Aviso: "En el mundo hay millones de varones impotentes e incontinentes por causa médica. (No dejes que toquen la próstata, ni que te hagan el PSA)". ¡Pásalo!
Entre las actividades preventivas
traumáticas, el autor se refiere de manera especial a la prueba del PSA
para determinar si se puede tener cáncer de próstata lo que, por sus
consecuencias, puede comportar que sea peor el remedio que la
enfermedad.
Y es que, como señala el comentarista, morir con cáncer de
próstata no es morir de cáncer de próstata.
acta sanitaria. 30/04/2012, Juan Gérvas (jgervasc@meditex.es) es médico general y promotor del Equipo CESCA (www.equipocesca.org)
"Hola, me llamo Cristina, y mis amigos me llaman
Cris".
"Hola, me llamo Carlota, y mis amigos me llaman Carla".
"Hola,
me llamo Isabel, y mis amigos me llaman Isa".
"Hola, me llamo Penélope, y
no me gustan las abreviaturas".
Este
es el típico chiste alrededor de lo que centra la vida de muchos
varones, el pene y su potencia.
Pero la potencia sexual está en el
cerebro, el órgano sexual por excelencia.
Allí se cocinan los deseos y
las expectativas, las ganas y las posibilidades, las ansias y las
pasiones, las fantasías y las experiencias, los instintos y los
razonamientos.
Tal cocina produce al final una increíble erección que
permite la consecución del placer.
Un pene colgante y flácido, que
apenas sirve para orinar, deviene en un cilindro grueso y vibrante que
pide con urgencia (y suele conseguir) frotación y roce.
Es un milagro, y
una maravilla de la Naturaleza, esa hermosa erección suculenta y
hambrienta. Bien se valora el milagro cuando "algo falla" y tal erección
no se alcanza, o es de chichinabo. El mundo se cae encima del que
experimenta un gatillazo, temporal o permanente (y de quien participa en
el encuentro sexual).
El
cerebro dura hasta la muerte, y es verdad aquello de "antes pierde el
hombre el diente que la simiente". Mientras haya cerebro hay sexo y, si
todo va bien, hay erección y hay vida (piensan muchos varones, y muchas
mujeres encantadas de disfrutar de tal milagro).
Desde luego, se puede
vivir sin erección, pero no sin sexo.
El sexo infiltra la vida, con su
potencia vivificadora, y la erección ayuda en la relación sexual, aunque
no todo sexo sea penetración, evidentemente.
Los
mecanismos de la erección no son bien conocidos, por más que incluso
podamos intervenir con medicamentos cuando falla.
Pareciera que es una
cosa mecánica, que con un poco de química se recupera.
Es así porque la
erección es sólo una parte de la vida sexual; una parte importante, pero
sólo una respuesta que media el cerebro. En el cerebro está el sexo y
la satisfacción sexual. El pene es una extensión del cerebro. A veces,
el pene pareciera que es el cerebro mismo.
El
pene es el órgano de la cópula, y además contiene la uretra, y permite
la micción.
Desde la vejiga urinaria al meato urinario hay un largo
trayecto.
Si todo va bien, la erección y la micción funcionan sin
pensar.
Si todo va mal, puede combinarse la impotencia sexual con la
incontinencia urinaria.
Inseminación traumática
El
pene erecto es ansioso, y en su contento puede ser agresivo para buscar
satisfacción, bien personal, bien con un/a tercero/a, bien en grupo.
El
refrán dice groseramente que "cuando la gana aprieta, ningún culo se
respeta".
Pero en agresividad, nada como el pene perforador de los
chinches.
El
chinche macho tiene un pene en forma de sable, con un cuerno puntiagudo
capaz de perforar la cutícula de la hembra, a la que "apuñala"
brutalmente.
Los chinches machos no paran de copular, llegan a tener más
de 100 cópulas por día, y copulan con otros machos (la homosexualidad
es frecuentísima, por más que los machos liberen feromonas que "avisan"
de su sexo), con otros animales, y con chinches hembras.
El proceso de
inseminación deja heridas, de las que las hembras se recuperan evitando
demasiadas cópulas (mediante el alejamiento), pues en otro caso pueden
llegar a morir.
En
la cópula perforan cualquier lugar, la espalda, la cabeza, las patas,
el vientre o lo que sea, e inyectan el esperma.
En el abdomen las
hembras tienen una escotadura en forma de V, para facilitar la cópula y
disminuir el traumatismo.
En cada cópula la cantidad de esperma es
enorme, equivalente a litros si el chinche macho tuviese tamaño humano.
Los espermatozoides son destruidos en gran número por el sistema
inmunológico, y los que sobreviven emigran hasta los ovarios, si es
hembra, o hasta los conductos deferentes, si es macho.
Por consecuencia,
el macho inyecta espermatozoides propios y ajenos durante la cópula.
Y
la hembra cuenta con un "depósito" de espermatozoides que van fecundando
los huevos a lo largo del tiempo.
Si no hay otros machos, las hembras
son fecundadas por sus hijos varones.
Algunas
actividades médicas son tan traumáticas como las cópulas de los
chinches y dejan secuelas y muerte. Buen ejemplo es "la prevención del
cáncer de próstata".
El diagnóstico precoz del cáncer de próstata, inútil y peligroso
Llamamos
cribado ("screening", en inglés) a las actividades de diagnóstico
precoz.
Se busca la enfermedad ante de que dé síntomas, lo que se llama
prevención secundaria.
Y se busca la enfermedad en personas de
determinado sexo, edad y condición, sin otro criterio, sin síntomas.
En
general, todos los cribados producen daños, y sólo algunos producen
beneficios.
Lo dice, literalmente, AM Gray, director de los "Screening
Programmes. UK National Screening Committee", y catedrático de Atención
Primaria en la Universidad de Oxford, Reino Unido
Son
inútiles y peligrosos los cribados del cáncer de mama (con auto-examen
y/o con mamografía), del cáncer de colon (con la prueba de sangre en
heces), de melanoma (con exploración y biopsia), de cáncer de cuello de
útero (con citología), de pulmón (con TAC), de próstata (con tacto
rectal y/o determinación de PSA), de tiroides y demás.
Por
ejemplo, P Gotzsche, del Centro Cochrane Nórdico, de Copenhague
(Dinamarca), dice del cribado de cáncer de mama con mamografía que si
fuese un medicamento ya se habría abandonado.
Todos
los varones tienen próstata, órgano sexual que vierte un líquido a la
uretra para contribuir a formar el semen, durante la eyaculación, cuando
el pene está en erección.
Por ejemplo, aporta magnesio, que da el
aspecto lechoso típico del semen.
La próstata está perforada por la
uretra y por el final de los conductos deferentes, que aportan los
espermatozoides y el resto del semen.
Se puede estimular la próstata en
el juego sexual, mediante el roce con otro pene (o un dedo, o un objeto
similar) introducido en el recto.
Antiguamente
se sabía si un tratamiento era inútil cuando ni los médicos ni sus
familiares los "disfrutaban". Hoy los urólogos se determinan el PSA con
más frecuencia que la población varonil. Pero ni el PSA ni el tacto
rectal disminuyen la mortalidad por cáncer de próstata. Mediante ese
cribado se suelen diagnosticar cánceres de próstata indolentes, benignos
y que nunca hubieran matado al individuo.
A
cambio, al biopsiar la próstata se produce algún caso de septicemia, y
al operar y/o radiar la próstata hay algún muerto, y en casi el 20%,
destruyen el milagro de la erección y/o de la micción, y por
consecuencia hay en el mundo millones de varones incontinentes e
impotentes. Le toca a todo el mundo, como al multimillonario Warren
Buffett, de 81 años, en el que nada justifica hacerle de rutina el PSA, y
ahora radiarle
Son
millones de varones que creen "haber sido salvados de morir de cáncer",
cuando han sido "mutilados para extirpar cánceres benignos e
indolentes, que nunca les hubieran matado". Es, pues, sobre-diagnóstico y
sobre-tratamiento, y al determinar el PSA se actúa con la misma
agresividad (sexual) indiscriminada del chinche macho.
En "Investigación y Ciencia" (mes de abril, 2012) se dedica un artículo a este problema
¿Hasta cuándo, esta urología preventiva traumática y destructiva?
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