http://www.elmundo.es/suplementos/suvivienda/2010/623/1267743606.html
Malvendido por divorcio
LA VIVIENDA SE HA CONVERTIDO EN UN AUTÉNTICO PROBLEMA PARA LAS PAREJAS QUE SE SEPARAN
MÓNICA TRAGACETE.5 de Marzo de 2010
«Oportunidad. Urge venta de vivienda por divorcio».
«¡Piso chollo por divorcio!»
«Vendo mi piso por lo que me queda de hipoteca. Urge, divorcio»...
Los reclamos de este tipo se multiplican en los foros y páginas de anuncios de internet.
Liquidar la vivienda conyugal tras el divorcio nunca fue fácil y con la crisis arreciando la economía familiar, menos aún.
«El uso de la vivienda es uno de los problemas más complicados de la crisis matrimonial», confirma el abogado Luis Zarraluqui, presidente del bufete Zarraluqui Abogados de Familia.
Madrid, estudio de 60 m2, con baño y cocina reformados, en la zona de Pío XII.
Antes: 230.000 euros. Ahora: 210.000.
«Estoy en trámites de divorcio y necesito vender el piso ya… Mira que es una rebaja considerable, una oportunidad única…».
Rebaja de 20.000 euros y bajando, porque la negociación prospera:
«Me corre prisa vender; si quiere, cuando venga a verlo vemos a ver qué se puede hacer…», el vendedor cede.
Los abogados matrimonialistas alertan de que muchas parejas se ven obligadas a malvender sus propiedades cuando deciden divorciarse.
«Con buena voluntad, antes, se acordaba la venta de la vivienda. Ahora no es posible porque la situación no es favorable», reflexiona Zarraluqui.
«Ahora que no hay seguridad económica y la crisis inmobiliaria es grave, la gente se lo piensa 2 veces antes de divorciarse», argumenta Patricia Alzate, abogada y doctora en Derecho de la Familia.
«He atendido a personas en proceso de divorcio que te preguntan qué va a pasar con su vivienda y, al explicarles la situación actual, han decidido posponer el divorcio», agrega África Viciana, de Despacho de Familia.
Durante los 3 primeros trimestres de 2009 se produjeron en España 89.883 divorcios, separaciones y nulidades matrimoniales.
Cuando la pareja que se rompe tiene hijos en común, la cosa empeora.
La normativa vigente –Ley del Divorcio de 1981– contempla que el progenitor al que le sea otorgada la guardia y custodia de los hijos ha de disfrutar de la vivienda matrimonial hasta que los hijos sean independientes económicamente, aunque ésta pertenezca al otro cónyuge.
En la mayoría de los casos es el hombre el que tiene que hacer las maletas.
Francisco Rodríguez se separó en 1999 y desde entonces paga el 50% de la hipoteca del piso en el que convivía con su ex mujer y su hija. Durante 4 años aportó incluso el 100% de la hipoteca. Estuvo hasta 2006 viviendo de alquiler, hasta que se fue a casa de sus padres para 3 meses. Lleva allí 4 años.
«Llega el día 5 de cada mes y estoy a 2 velas», se lamenta Paco, que, como director de la Asociación de Padres y Madres en Acción, trabaja para que los políticos se hagan cargo de la delicada situación en la que se encuentran muchos divorciados.
Alfonso, de 46 años, aún está en trámites de divorcio.
Tiene trabajo pero en poco tiempo tendrá que salir de su casa para irse a vivir a un piso compartido, pagar la manutención de su hijo y hacerse cargo del 50% de la hipoteca del piso matrimonial.
Una situación económica que aún no se ha planteado, pero que ya le trae numerosos quebraderos de cabeza.
«Sólo pido que para los divorciados se contemplen una serie de ayudas similares a las de la Renta Básica de Emancipación», comenta.
Patricia Alzate todavía recuerda asombrada el día en el que a su despacho acudió una pareja pidiéndole que el convenio regulador del divorcio incluyera seguir compartiendo la vivienda marital. Ha podido atender 12 casos de este tipo.
«Es una situación extrema de carácter transitorio», dice la abogada.
«Son en su mayoría gente joven que está desesperada porque no ha podido vender su piso o porque aún lo tienen hipotecado», aclara.
Isidro Niñerola, presidente de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA), apunta que ésta es una tendencia residual, nada recomendable.
«Hemos observado tiempos distintos en la liquidación del patrimonio. Antes se vendía en 4 o 5 meses y ahora en 1 año o más, si es que llega a venderse».
La convivencia de los ex cónyuges es una situación puente que no suele extenderse más de 6 meses. Y siempre el punto y final es hundir el precio del piso hasta límites insospechados.
«Así, los pisos se venden solos», se lamenta un divorciado.
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