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Reacción de los hijos al divorcio: Cuanto más pequeño sea el niño, más dificultades tendrá para entender el por qué de la separación de sus padres
Cuando un niño de 4 o 5 años se entera de que sus papás se separan, hay un gran desconcierto porque él todavía no lo entiende.
Él ha visto a sus padres siempre juntos y se niega a admitir que esta situación se cambie. Protestará día a día de la ausencia del otro, e insistirá en que vuelvan a estar juntos.
Pero todo eso dependerá muchísimo de la forma en que se desarrolle el proceso de separación.
Los padres no deberán ahorrar esfuerzos para que los niños entiendan su decisión y les hagan ver que es algo necesario.
Cuanto menor el niño, más dificultad tendrá para entender lo que esta pasando en su casa.
Ante la situación de separación de sus padres, muchos hijos se ponen rebeldes, malcriados o deprimidos, y esta situación fácilmente se reflejará de una manera negativa en su desarrollo en la escuela, en su contacto con la familia, y en su convivencia social, lo que hará con que pasen a buscar otras salidas no adecuadas y beneficiosas para sus conflictos.
En otros casos, las consecuencias vienen después del divorcio y la competencia entre quién es mejor, si el padre o la madre, según el trato que se les den.
Consecuencias psicológicas que la ruptura conyugal puede generar en los hijos.
1.-Divorcio en el embarazo.Si la separación ocurre durante el embarazo o durante los 1º meses de vida, es probable que el niño se vea afectado por el estado de ánimo de la madre, y por lo tanto pueda nacer con poco peso o con retraso en el desarrollo cognoscitivo y emotivo.
2.-Divorcio con hijos entre 1 y 3 años.En la época de la separación, es probable, que el niño se vuelva muy tímido, se comporte como un niño más pequeño que su edad afectiva, requiera mucha más atención y tenga pesadillas nocturnas.
3.-Divorcio con hijos entre 3 a 6 años. El niño no entiende todavía qué es una separación, pero al notar que uno de los miembros de la pareja no duerme en casa, es probable que piense que es por su culpa, y reaccione de formas opuestas: o se vuelve muy obediente (pensando que si es bueno el padre volverá) o también mucho más agresivo o rebelde de lo que su carácter haría esperar.
En esta edad, además algunos de los pequeños niegan la ruptura tanto a sí mismos como a los demás (mienten a los parientes o amigos diciendo que sus padres todavía duermen juntos de noche, y ellos siguen jugando con muñecas durante meses, simulando su propia familia y haciendo que sus padres duerman uno al lado del otro).
4.-Divorcio con hijos de hasta los 6 años.Los niños sufren un gran temor a ser abandonados, junto con una profunda sensación de pérdida y de tristeza.
Pueden sufrir trastornos del sueño, de alimentación y adoptar conductas regresivas.
5.-Divorcio con hijos entre los 6 y 9 años. Aparecen sentimientos de rechazo, las fantasías de reconciliación y los problemas de lealtad.
Es posible que los niños experimenten rabia, tristeza y nostalgia por el padre que se ha ido.
En los casos en que los cónyuges han tenido conflictos graves, algunos hijos pueden vivir una lucha entre sus afectos por los padres y por la madre.
Otras veces, se les descuida en el aspecto material, obligándolos a que preparen la comida, vigilen a los hermanos menores y asuman responsabilidades demasiado pesadas para su edad.
6.-Divorcio con hijos entre 9 y 12 años. Los hijos suelen manifestar sentimientos de verguenza por el comportamiento de sus padres, y cólera o rabia hacia aquel que tomó la decisión de separarse.
Además aparecen los intentos de reconciliar a sus padres, el descontrol de los hábitos adquiridos y problemas somáticos (dolores de cabeza, estómago...)
7.-Divorcio con hijos adolescentes. De los 13 a los 18 años, la separación de los padres causará problemas éticos, y provocará, por lo tanto, fuertes conflictos entre la necesidad de amar al padre y a la madre y la desaprobación de su conducta.
Generalmente las reacciones más comunes en esta etapa son:
· Una madurez acelerada, es decir, el adolescente adopta el papel del progenitor ausente, aceptando sus responsabilidades.
· Por el contrario podría adoptar una conducta antisocial: no acata ni acepta las normas, desobediencia, conductas de robo, consumo de alcohol, drogas...
La separación no necesariamente debe causar estas reacciones, pero sí algunas de ellas. Es importante subrayar que la diversidad de experiencias que viven los hijos después de la separación de los padres es, de cualquier modo, una señal positiva, porque prueba que el divorcio no es el único hecho que los perjudica y que, muchos de ellos, superan la crisis familiar saliendo de ella reforzados y más maduros que sus coetáneos pertenecientes a familias unidas.
Elaborado y presentado por KIDETZA Federación de Euskadi de Madres y Padres Separado: Xabier Moñux * Psicologo, Terapeuta de Familia, y Coordinador de los P.E.F. KIDETZA de Donostia.
Maribel Elustondo * Psicopedagoga y Terapeuta de Familia del P.E.F.
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