La administración judicial se mantiene como la peor valorada y solo 1 de cada 5 españoles avala su funcionamiento.
CARLES CASTRO, BARCELONA, 30/08/2020
"Pleitos tengas y los ganes”. La maldición gitana no parece una sentencia sin fundamento. En España, la justicia se mantiene como la institución peor valorada por los ciudadanos, en contraste con la mayoría de servicios públicos que, por lo general, han mejorado su imagen en los últimos años, según las encuestas del CIS. Incluso una prestación tan criticada como la ayuda a la dependencia cosecha tasas de satisfacción superiores (del 27%, frente al 19% de la administración judicial).
Y no es solo que los ciudadanos se muestren insatisfechos con el funcionamiento de los tribunales sino que la propia institución obtiene en los sondeos un suspenso claro en el capítulo de confianza. Como si los españoles apreciaran en negativo los atributos de la justicia: ciega e independiente. Los datos lo dejan muy claro: mientras solo 1 de cada 5 ciudadanos juzga satisfactorio el funcionamiento de la administración de justicia, más del 60% (6 de cada 10) lo ven claramente insatisfactorio. Ciertamente, las cifras negativas han mejorado con respecto a un año atrás (ya que caen en 10 puntos) y lo hacen aún en mayor grado con relación al momento álgido de la crisis, en el 2013, cuando las evaluaciones críticas rozaron el 80%.
Evaluación de los tribunales
El 61% de la ciudadanía se muestra insatisfecha con la administración de justicia.
Sin embargo, las opiniones positivas apenas mejoran (3 décimas con respecto al 2019). Es verdad que en los últimos 20 años el porcentaje de valoraciones satisfactorias llegó a caer al 11%, pero la tasa actual todavía sigue por debajo de la de 1995 (cuando rozaba el 24%). De hecho, otro de los índices de satisfacción con la justicia que maneja el CIS apenas registra una mejora de las opiniones positivas desde 1987 (entonces del 20%, y hace un año, del 23%).
Por el contrario, las valoraciones críticas habrían crecido en casi 20 puntos (del 29%, hace más de 3 décadas, a casi el 50% ahora).
Sin duda, a la institución judicial le queda el consuelo de que ha registrado peores indicadores que ahora a lo largo de los últimos 25 años. Sin embargo, cuando el contraste se efectúa con el resto de servicios públicos, el balance es bastante sombrío. Por ejemplo, la satisfacción con la enseñanza llegó a caer al 28% en el 2013 (34 puntos menos que en 1995). Pero en los últimos 7 años ha experimentado una mejora de casi 20 puntos y, a día de hoy, un 47% de los españoles se muestran satisfechos con el funcionamiento del sistema educativo (frente a menos de un 39% que lo juzgan negativamente).
Paradoja
La seguridad ciudadana alcanza,en cambio, tasas de satisfacción cercanas al 60%.
Incluso un capítulo, la gestión de las pensiones, que hace solo un par de años registraba tasas de insatisfacción similares a las de la justicia, ha experimentado una mejora muy superior. Hoy, un 37% (casi 20 puntos más que en el 2018 y 18 puntos más que en el caso de la justicia) aprueba el funcionamiento del sistema de pensiones, mientras que las opiniones negativas han caído más de 27 puntos en 2 años.
En definitiva, la justicia sale derrotada en cualquier comparación con otros servicios o instituciones públicas: el transporte, las comunicaciones, los servicios sociales y, por supuesto, la asistencia sanitaria. La satisfacción con esta última llegó a caer en más de 20 puntos en el año 2013, con respecto a su techo del 2010, cuando un 60% se mostraba satisfecho con su funcionamiento. Sin embargo, hace 1 año la sanidad ya había recuperado ese índice de satisfacción y, actualmente y por razones obvias, esa tasa se acerca al 70%.
Sin duda, a la institución judicial le queda el consuelo de que ha registrado peores indicadores que ahora a lo largo de los últimos 25 años. Sin embargo, cuando el contraste se efectúa con el resto de servicios públicos, el balance es bastante sombrío. Por ejemplo, la satisfacción con la enseñanza llegó a caer al 28% en el 2013 (34 puntos menos que en 1995). Pero en los últimos 7 años ha experimentado una mejora de casi 20 puntos y, a día de hoy, un 47% de los españoles se muestran satisfechos con el funcionamiento del sistema educativo (frente a menos de un 39% que lo juzgan negativamente).
Paradoja
La seguridad ciudadana alcanza,en cambio, tasas de satisfacción cercanas al 60%.
Incluso un capítulo, la gestión de las pensiones, que hace solo un par de años registraba tasas de insatisfacción similares a las de la justicia, ha experimentado una mejora muy superior. Hoy, un 37% (casi 20 puntos más que en el 2018 y 18 puntos más que en el caso de la justicia) aprueba el funcionamiento del sistema de pensiones, mientras que las opiniones negativas han caído más de 27 puntos en 2 años.
En definitiva, la justicia sale derrotada en cualquier comparación con otros servicios o instituciones públicas: el transporte, las comunicaciones, los servicios sociales y, por supuesto, la asistencia sanitaria. La satisfacción con esta última llegó a caer en más de 20 puntos en el año 2013, con respecto a su techo del 2010, cuando un 60% se mostraba satisfecho con su funcionamiento. Sin embargo, hace 1 año la sanidad ya había recuperado ese índice de satisfacción y, actualmente y por razones obvias, esa tasa se acerca al 70%.
Contraste
Cualquier otro servicio público, además de la enseñanza o la sanidad, logra mejores registros
Ahora bien, existe un capítulo muy relacionado con la justicia que, no obstante, ha exhibido una evolución bien distinta: la seguridad ciudadana. Actualmente, casi un 60% de los ciudadanos se muestran satisfechos de su funcionamiento frente a menos de un 28% que emiten un juicio crítico. Ciertamente, también este capítulo ha vivido momentos de zozobra colectiva, ya que se trata de un ámbito muy sensible a las influencias de coyuntura.
Sin embargo, sus peores registros siempre han quedado muy lejos de los de la justicia. En el 2012, por ejemplo, la mitad de los ciudadanos se mostraban críticos con los niveles de seguridad ciudadana, pero más del 45% los aprobaban. Y actualmente la tasa de satisfacción supera de largo la de hace 25 años (51%) o la del 2018 (casi un 54%). La justicia, en cambio, sigue enfrentándose a un juicio severo de los ciudadanos. Una constatación que debería estar presente a la hora de afrontar la inaplazable renovación del Poder Judicial.
Cualquier otro servicio público, además de la enseñanza o la sanidad, logra mejores registros
Ahora bien, existe un capítulo muy relacionado con la justicia que, no obstante, ha exhibido una evolución bien distinta: la seguridad ciudadana. Actualmente, casi un 60% de los ciudadanos se muestran satisfechos de su funcionamiento frente a menos de un 28% que emiten un juicio crítico. Ciertamente, también este capítulo ha vivido momentos de zozobra colectiva, ya que se trata de un ámbito muy sensible a las influencias de coyuntura.
Sin embargo, sus peores registros siempre han quedado muy lejos de los de la justicia. En el 2012, por ejemplo, la mitad de los ciudadanos se mostraban críticos con los niveles de seguridad ciudadana, pero más del 45% los aprobaban. Y actualmente la tasa de satisfacción supera de largo la de hace 25 años (51%) o la del 2018 (casi un 54%). La justicia, en cambio, sigue enfrentándose a un juicio severo de los ciudadanos. Una constatación que debería estar presente a la hora de afrontar la inaplazable renovación del Poder Judicial.
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