EL ACTIVO DE MAYOR VALOR ECONÓMICO DE LA PAREJA: Vender, perder dinero, convivir...
Además del valor sentimental que suele tener la vivienda familiar, ésta es de forma frecuente el activo de mayor valor económico de la pareja.
Qué hacer con ella no es, por tanto, una cuestión baladí. Si echamos un vistazo a las estadísticas veremos que en 2012 -últimos datos disponibles del INE- más de 110.000 parejas decidieron poner fin a su relación. Se produjeron 133 nulidades matrimoniales, 6.369 separaciones y 104.262 divorcios. Aunque no hay cifras sobre cuántas de ellas tenían vivienda en propiedad, teniendo en cuenta que España es un país inminentemente comprador, podemos hacernos idea de la magnitud del problema.
Si la pareja vive de alquiler, la solución puede resultar relativamente sencilla. Basta con rescindir el contrato con el casero y buscar otra casa en la que empezar de cero o llegar a un acuerdo con él si 1 de los 2 quiere quedarse en el inmueble.
Sin embargo, todo se complica cuando hay una vivienda en propiedad de por medio. Y los problemas adquieren otra dimensión si, además, la pareja tiene hijos y estos son menores de edad.
Otro dato: El 42,5% de los matrimonios que decidieron separarse o divorciarse en 2012 no tenían hijos en común. Sin embargo, un 47,9% tenía algún hijo menor de edad.
Cuando es así, es decir, cuando el matrimonio o la pareja tienen hijos menores de edad, no importa de quién sea la vivienda. Es decir, no importa el régimen económico del matrimonio, si hay separación de bienes o gananciales. Ni siquiera si están casados o solamente conviven ya que el juez otorgará el uso y disfrute del inmueble al hijo o a los hijos hasta que estos cumplan la mayoría de edad y, por ende, disfrutará también de la vivienda familiar la persona a la que el juez decida conceder la custodia del menor.
Así lo dice el art. 96 del Código Civil. “En defecto de acuerdo de los cónyuges aprobado por el Juez, el uso de la vivienda familiar y de los objetos de uso ordinario en ella corresponde a los hijos y al cónyuge en cuya compañía queden”.
Puesto que habiendo hijos de por medio la situación se complica, veamos en este primer artículo qué sucede con la casa conyugal en caso de separación y divorcio cuando no hay descendientes o si los hay, son ya mayores de edad.
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