lunes, 22 de julio de 2019

Efectos del Divorcio: Por una política familiar valiente.

Por Agustín Buades, Mallorca, 21.07.2019
El 95% de las rupturas han sido divorcios y 6 de cada 10 rupturas se produce de manera no consensuada/contenciosa.
La ruptura familiar continúa siendo el principal problema de las familias de Baleares mientras el Govern de les Illes Balears no está haciendo prácticamente nada para ayudar a resolverla.
Los padres casados y sus hijos están, por término medio, en mejor situación que las familias que han experimentado un divorcio, las parejas de hecho y los hogares monoparentales. Tienen mejor salud, menos pobreza y tasas más bajas de alcoholismo y otras adicciones; los chicos presentan menores índices de fracaso escolar y delincuencia juvenil, así como menor frecuencia de relaciones sexuales precoces y embarazos no deseados; en sus hogares hay menos violencia doméstica.
Que la familia estable y basada en el matrimonio resulte ser, por regla general, la mejor fórmula de convivencia doméstica no excluye que presente casos disfuncionales ni que a veces se dé el éxito con otras soluciones. Pero su superior rendimiento medio justifica que reciba un apoyo preferente en las políticas públicas, como en los demás campos se favorece lo que más beneficios reporta a la comunidad, en particular a largo plazo.
En efecto, un criterio clave para las prácticas y los planes socio-económicos es la sostenibilidad. Tomando este concepto, definimos la “familia sostenible” como la que mejor asegura el bienestar de sus miembros sin poner en peligro el de la sociedad en general y el de las futuras generaciones. La unión matrimonial estable cumple esas condiciones.
Resultan particularmente elocuentes los datos que muestran las repercusiones de la estabilidad familiar en el entorno y en el futuro. 
Por ejemplo, índices más bajos de alcoholismo y drogadicción entre los miembros de los hogares estables suponen una descarga para los servicios sociales. Lo mismo vale en relación con la inferior tasa de pobreza absoluta y relativa (el divorcio y la monoparentalidad son importantes causas de la “feminización de la pobreza”), y con la menor incidencia de delincuencia juvenil. También, los casados contribuyen más a la productividad en la siguiente generación porque sus hijos adquieren un nivel de formación superior por término medio.
Hay que diseñar las políticas familiares a partir de los datos que proporcionan la psicología, la medicina, la sociología, la economía, etc.”, para “desideologizar” el debate sobre políticas familiares en busca del consenso más ampliamente posible.
También habrá que poner en marcha medidas para prevenir las crisis familiares, como el refuerzo de los servicios de mediación.
Y revisar el marco legal del matrimonio civil en España, con objeto de favorecer la estabilidad.
Se trata en definitiva de concentrarse en fomentar “lo que funciona”, que a la vez resulta ser, según las encuestas, el ideal de la mayoría.
Las administraciones de Baleares no pueden seguir permaneciendo indiferentes ante una problemática como es la estabilidad familiar y que se ha convertido en el principal problema de las familias en Baleares. No se está preservando el derecho de los padres a la estabilidad conyugal. Y es que el derecho a la estabilidad conyugal, y más especialmente para los matrimonios con hijos y en situaciones de conflictividad o crisis, debe ser una tarea fundamental de las administraciones, que no pueden seguir ignorando este dramático problema.

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