¿Qué viviendas quieren los divorciados y ‘singles’?
Los solteros buscan inmuebles que tengan entre 50 y 60 m² y 1 o 2 habitaciones.
La coyuntura actual y el avance de los años están llevando a la sociedad a adoptar nuevos hábitos de vida. La crisis, el desarrollo de las nuevas tecnologías, el aumento de la esperanza de vida o la libertad de compromiso en las relaciones sentimentales han conducido a que se registre un número mayor de personas que vive sola.Así lo confirman los últimos datos de la Encuesta de Población Activa realizada por el Instituto Nacional de Estadística de diciembre de 2011: 3,4 millones de personas viven solas en España.
Paradójicamente, la crisis, en vez limitar la creación de hogares, ha potenciado su proliferación, especialmente entre la población activa. De hecho, según estas cifras estadísticas, ha aumentado un 27% el volumen de viviendas de un único inquilino con trabajo (unos 300.000 hogares), hasta representar 1,51 millones del total.
¿Qué viviendas quieren los solteros y divorciados?
“Desde luego que el segmento de inquilinos, tanto de ‘singles’ como de divorciados, están tomando fuerza y aumentando entre las personas que viven solas”, afirma David Infante, agente y consultor inmobiliario personal.“Cada vez la edad para casarse es mucho más tardía y el número de divorciados ha crecido en los últimos años, sobre todo, entre los hombres, que son los que abandonan normalmente la vivienda”, explica.
Por eso, el tipo de vivienda destinada para esta potencial demanda también está empezando a pedirse y necesitarse más.
De hecho, en algunas partes de España hay empresas que han construido y comercializado edificios enteros de pisos pequeños y tecnológicamente equipados para ‘singles’.
“En general, los solteros que no quiere compartir piso, buscan inmuebles similares a un estudio que tengan entre 50 y 60 m², 1 o 2 habitaciones o apartamentos en alquiler con rentas muy bajas, menos de 500 euros”, afirma Jesús Duque, vicepresidente de Alfa Inmobiliaria.
Los divorciados, por su parte, tienen más necesidades de espacio y les importa más la localización del piso y los servicios de la zona si tienen hijos, aunque también es cierto que algunos pueden admitir una renta mensual superior.
Asimismo, entre los separados, compartir piso suele quedar descartado:
“Con hijos es imposible, no hay espacio”, cuenta Paco Rodríguez, presidente de la Asociación Padres y Madres en Acción (PAMAC), aunque por otra parte, reconoce que “sin hijos (compartir piso) es una alternativa a los precios del mercado”.
Las principales opciones de los padres divorciados que normalmente tienen que buscarse otra vivienda después de la separación son, tal y como apunta Rodríguez, “volver a casa de sus padres (si viven todavía) o acudir a casas de acogida para los sin techo (si no tienen hijos)”.
Algunas Comunidades Autónomas, como la Comunidad de Madrid, realizan sorteos de viviendas de protección oficial, donde normalmente suelen ser beneficiarios los solicitantes separados y divorciados mediante resolución judicial que hayan sido privados del uso y disfrute de la vivienda conyugal y no tengan hijos.
“No hay un cupo de VPO para padres y madres divorciados con hijos ni en las Empresas Municipales de Viviendas ni en el Instituto de la Vivienda de Madrid (IVIMA) de Madrid ni en el resto de autonomías, al contrario que sí existe para otros colectivos sociales (madres solteras, familias numerosa, emigrantes, mujeres maltratadas…)”, afirma el presidente de PAMAC.
Alternativas de vivienda
Por esta razón, las alternativas de un divorciado en la actualidad están un poco limitadas. Debido a que muchos de ellos tienen una vivienda en propiedad, pero no se han liquidado los bienes gananciales, no pueden acceder a una cuenta ahorro vivienda.Además, muchos de los separados tienen que seguir pagando la hipoteca de la que fue su vivienda familiar y no pueden contratar otra, ya que los bancos no permiten que una persona tenga 2 hipotecas.
“Si realmente tienes dinero, esto está superado. Los millonarios no tienen problemas de acceso a la vivienda, solo los asalariados”, opina el representante de PAMAC.
José Mª B. L., un divorciado con un niño de 4 años que tiene que mantener un inmueble familiar de forma no deseada de más de 120 m² con garaje.
Tras la separación las principales alternativas que cuenta a su disposición son “la renuncia a los hijos, quedarme con la vivienda familiar, ser acogido caritativamente, compartir piso de manera forzosa o irme a vivir a zonas alejadas o barriadas consideradas socialmente como marginales”, nos revela.
En cuanto a las ayudas estatales, José María opina que en divorcios especiales que impliquen cargas familiares sin custodia, no hay suficientes, “es más, se dificulta”, subraya.
Subvenciones públicas más específicas y sin tantos límites (determinada edad, límite de ingresos sin tener en cuenta los gastos fijos…) para solventar las necesidades de vivienda o nuevos tipos de pisos más pequeños y más asequibles, mejor adaptadas a este público, es lo que haría falta.
Las dificultades económicas ha obligado a muchos jóvenes a tener que compartir piso para independizarse.
De hecho, el piso compartido es la principal opción de los jóvenes para vivir en la gran ciudad. Según un estudio de pisos.com, la mayoría de las personas que se deciden a compartir vivienda se sitúan en una franja de edad de entre los 18 y 25 años.
No obstante, con la crisis este tipo de inquilino está creciendo y ampliándose a otros espectros de población.
Tal y como afirma Miguel Ángel Alemany, director general del portal, “la falta de solvencia modifica las tendencias: los que no pueden comprar, alquilan; los que no pueden alquilar, buscan un piso compartido; y los que compraron pero tienen dificultades para llegar a fin de mes, ponen en alquiler habitaciones. De este modo, el perfil del inquilino es mucho más amplio debido a la coyuntura económica actual”.
Rehabilita y alquila
La posibilidad de que este producto también pueda abarcar a la demanda de los jóvenes o solteros con ganas de emanciparse que no quieren compartir piso es otra razón más para que cada vez se empiecen a diseñarse viviendas con menos espacio o prestaciones, pero más baratas para este tipo de inquilinos.“En Madrid, por ejemplo, hay viviendas muy baratas en Lavapiés, Tirso de Molina o dentro e almendra central, que son lo más barato para este público”, señala Infante.
Además, muchos inversores y propietarios también pueden sacarle partido.
Muchas de las viviendas actuales, o partes de casas grandes se pueden aprovechar: antiguos trasteros, buhardillas de entre 25 y 30 m², se pueden reformar y alquilar por una renta asequible de menos 500 euros al mes. “Es lo que actualmente tiene bastante tirón”, apunta Infante.
Las personas que alquilarían este tipo de inmueble tienen un perfil bastante bueno, ya que no tienen ningún problema con el pago de la vivienda, que utilizarían de 2 a 3 años.
Así, los inquilinos podría obtener una rentabilidad bastante segura y pragmática.
Además, la mayoría de estos inquilinos jóvenes y solteros suelen tener el respaldo de sus padres para que respondan.
Ante la cuestión de si es necesario o no la construcción de inmuebles especialmente diseñados para estos inquilinos únicos, la concepción mayoritaria es que no.
De hecho, puede ser un peligro establecer una especie de ‘guetos’ para inquilinos únicos que limiten el crecimiento normal de las familias.
“Hay suficiente oferta en el mercado”, señala el vicepresidente de Alfa Inmobiliaria, “es solo cuestión de adaptar el precio de los inmuebles apropiados a esta demanda”.
La reconversión de viviendas ya existentes, la rehabilitación de espacios, el alquiler de habitaciones o el abaratamiento de viviendas pequeñas pueden llegar a cubrir las necesidades de esta demanda específica.
Asimismo, también será esencial la comprensión y colaboración de las Administraciones públicas para atender y solucionar adecuadamente este problema. Todavía está por ver si el nuevo plan de alquiler público destinado a las personas más desfavorecidas que anunció el Ministerio de Fomento dirigido por Ana Pastor, solventará estas necesidades.
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