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El 40% de las parejas que se divorcian desarrollan problemas psicológicos
La mediación familiar permite que los cónyuges se separen de mutuo acuerdo, lo que recorta la duración de los procedimientos legales y beneficia a los hijos
Á. R. 02.05.2010
Las rupturas de pareja son traumáticas, sobre todo, cuando hay hijos y papeles firmados.
Tan difícil resulta romper la vida en común que cuatro de cada diez parejas terminan pidiendo cita en los servicios de salud mental o en las consultas de psicólogos y psiquiatras.
Así se desprende de un informe realizado por la Asociación Córdoba, Familia y Mediación (Cofayme) sobre casos reales ocurridos entre el 2000 y el 2009.
Hay muchos otros indicadores que demuestran el éxito relativo del divorcio clásico, ese que se pacta en los bufetes de los abogados y a golpe de sentencia: más del 80% de las parejas rotas declararon que lo acordado en el primer convenio regular no les facilitó el proceso, así que muchas de ellas se vieron obligadas a abrir un nuevo procedimiento judicial, el de la modificación de las medidas relativas a aspectos como la guarda y custodia de los hijos.
Cuando el problema empieza a rodar, la bola aumenta y se vuelve imparable.
Una solución para frenarla es recurrir a la medición familiar:
"La diferencia es que el abogado media en los problemas de la superficie y nosotros llegamos más al fondo", distingue María Rosa Sanz, una letrada especializada en esta materia.
En su despacho hay libros de leyes, sí, pero también una pizarra similar a la de los colegios:
"Es la única manera de que las cuentas se vean claras y de que las pensiones se ajusten a la realidad. Hay hombres que no saben lo que valen los libros del colegio o una factura de la luz. Y en la pizarra los números se ven con claridad", dijo.
Es una técnica fácil, pero que requiere de muchas horas de conversación y del acuerdo de ambos cónyuges para sentarse a dialogar.
"En la mediación familiar no se admiten ni las salidas de tono ni las faltas de respeto. Y, ante todo, cuando el matrimonio viene al despacho tiene que tener claro que se quiere divorciar. Hay gente que busca escarmentar a su pareja, pero termina detectándose", dijo la experta.
La mediación familiar es, en suma, "una nueva forma de abordar el divorcio, enseñando a las parejas a separarse y al mismo tiempo a mantener su responsabilidad como padres", definió Sanz.
El proceso hace posible, por ejemplo, que "los hijos mantengan una relación adecuada" tras la ruptura y, al mismo tiempo, "ayuda a la familia a separarse de la manera menos traumática", lejos de los juzgados.
"Esta manera de trabajar incita a las partes a que decidan cómo quieren regular su vida futura, teniendo en cuenta al otro y los intereses de los menores", subrayó Sanz.
Los resultados avalan esta manera de finalizar las relaciones de pareja, que aún es muy poco utilizada.
Así, en aquellas familias donde no ha habido grades problemas en el periodo de posdivorcio, el 20% de los adolescentes menciona a su padre como una persona a la que acudirían si tuvieran algún problema o estuvieran preocupados.
La proporción desciende hasta el 5% en aquellos casos en que los jóvenes se vieron envueltos en un divorcio crónico, según el informe de Cofayme.
"Esto sucede por la reserva de los adolescentes a provocar una nueva disputa entre los ex cónyuges cuando solicitan el auxilio emocional del progenitor no custodio. Prefieren sacrificarse y sufrir sus problemas en silencio antes que provocar una nueva reyerta", explicó la mediadora.
El estudio de Cofayme también observa una "clara asociación" entre la mala calidad del proceso del divorcio y el peor cuidado de los hijos, ya que las preocupaciones de los padres hacen que estén "emocionalmente más agotados y menos dispuestos a atender las necesidades de sus hijos", dijo la experta.
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