Beatriz cortázar / madrid//03/2014
Cuando apenas tenía 14 años, Luis Miguel Rodríguez (55)
heredó unas tierras en la localidad de Parla. Su padre se dedicaba a la
agricultura, pero Luis Miguel, Luismi para sus amigos, tenía otras
aspiraciones. Influenciado como estaba por el cine americano, especialmente por una película que le marcó la vida y
que se centraba en un taller de desgüace de coches. Ese negocio le
pareció fascinante y optó por utilizar ese terreno para empezar a
acumular chatarra de coches que hoy recicla y distribuye.
Sin más estudios que los básicos, su ojo para los negocios
le ha hecho poseedor de un imperio que tuvo su momento de partida cuando
en 1991 consiguió en subasta pública la adjudicación por parte del
Ayuntamiento de Madrid de la retirada de vehículos.
Después, en 1995, Desguaces La Torre se encargó de la recogida y
eliminación de vehículos retirados por la Policía en la vía pública y
desde entonces su crecimiento ha sido un no parar.
Luismi era un hombre de éxito profesional con una vida personal muy discreta
y alejada de los medios de comunicación. Casado con María Asunción
Fernández, es padre de 2 hijas, hoy estudiantes universitarias, que
también participan en el negocio familiar.
Porque Luismi creó todo junto
a su esposa, propietaria del 49 % de las empresas. Además de
esta central, el matrimonio posee varias fincas de distinto uso.
Oficializar su relación.
De todo esto apenas nos habríamos enterado sino llega a ser por la relación que en la actualidad «el rey del desguace» mantiene con Carmen Martínez Bordiú
(63). Separado de María Asunción y compartiendo vivienda con la
«nietísima» en la calle Velázquez, a Luismi todos los Franco le han
recibido con los brazos abiertos. Desde Francis Franco a la mismísima
marquesa de Villaverde. Se les ve en Sigüenza, en el cumpleaños de
Carmen, en un viaje a Londres o en comidas y cenas privadas. Hasta la
fecha Bordiú no ha querido hablar públicamente de su estrecha amistad con
Rodríguez pero es un secreto a voces que su deseo es que se divorcie y
puedan oficializar su relación.
Cuentan que ese es su anhelo a pesar de
que el vidente David Trivin, al que suele consultar en muchas ocasiones,
vaticina que esta pareja tiene los días contados.
Pero hoy la noticia es que ABC ha sabido que el matrimonio ya ha dado los 1º pasos para divorciarse.
La idea de Luismi es hacerlo de mutuo acuerdo, sin juicios eternos que
únicamente dañarían su patrimonio y el bienestar de los suyos, de ahí
que le haya dado su tiempo a su mujer para que decida cómo quiere hacer
el reparto y la manera en la que dejar todo arreglado.
En el entorno de Rodríguez comentan lo complicado que va a resultar dividir un patrimonio tan importante.
«Todo lo que gano lo reinvierto», ha declarado Rodríguez. De ahí que
protagonizar ahora un divorcio polémico sería sacrificar mucha parte de
lo conseguido.
«Es verdad que durante un tiempo la relación de Luismi con su esposa estaba muy tirante pero
últimamente se llevan muy bien», asegura una persona muy cercana al
matrimonio. También que los movimientos que se están haciendo para el
divorcio vayan «sin prisa, que no hay urgencia ya que ninguno de los 2
pretende casarse de nuevo», añade un amigo del matrimonio.
Para Luismi
lo peor y más incómodo de ahora es verse en la prensa cada 2 por 3.
«Asunción es una mujer sumamente discreta que huye de la
publicidad. Lo mismo le pasaba a Luismi, que lo lleva fatal y no se fía
de nadie», comenta esa fuente. Por eso le costó tener que salir a
aclarar el incidente que Bordiú protagonizó cuando le tiró una copa encima al ver cómo charlaba con la miss Elena Ibarbia.
Ese ataque de celos provocó un tsunami mediático que intentó parar sin
mucho éxito. Los arrebatos de Carmen son un clásico en esta relación: «Carmen ya apenas viaja, está siempre pendiente de Luismi
y quiere saber dónde se encuentra a cada momento hasta el punto de que
le gusta que a las 9 de la noche esté siempre en casa para cenar
juntos», añaden.
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