Más del 10% de las mujeres sufre este trastorno tras dar a luz.
Un estudio fija causas biológicas y abre nuevas vías para tratarlo.
Tener un hijo está considerado uno de los momentos más felices en la vida de una mujer. Pero muchas de las nuevas madres no lo viven así. Más de 1 de cada 10 —hasta 1 de cada 3, según algunos expertos— sufren un proceso de depresión que se convierte en un auténtico trastorno especialmente cruel. Donde todos a su alrededor solo ven motivos de alegría, ellas se enfrentan a todo lo contrario: son las que caen en una depresión posparto.
La contradicción entre lo que siente la protagonista y lo que se espera de ella y el sentimiento de culpa por no cumplir con el papel esperado solo agravan una complicación que casi siempre llega por sorpresa, amargando los 1º meses (incluso años) después del momento de dar a luz.
Ahora, un pequeño estudio, publicado en Molecular Psychiatry, podría arrojar la 1ª explicación sobre las causas biológicas de este trastorno. No se trata de que las madres se hayan vuelto histéricas o sensibles, por decirlo en un lenguaje coloquial; es que tienen unos condicionamientos genéticos que las predisponen a ese sufrimiento. Una buena noticia doble para las mujeres: no son unas raras o unas blandas, y lo que les pasa se puede prevenir.
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