http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=576729
La cara (oculta) de la violencia de género
La capacidad que tiene la mujer violenta para maltratar psicológicamente a un padre responsable es inmensa.
24/04/2010 RAÚL Mainar
Como la Luna, la violencia de género también tiene su cara oculta.
La prensa sólo nos sirve la dimensión de un problema en el que casi siempre la víctima es la mujer.
Muestra el maltrato físico al que se ven sometidas y, desgraciadamente en demasiadas ocasiones, muestra la muerte de mujeres a manos de las personas que supuestamente más las amaban.
Pero eso, como digo, sólo es una cara de una realidad que va más allá.
Como en la Luna, hay algo oculto que nadie destaca, quizás porque, como en la Luna, habría que hacer un viaje muy largo, un esfuerzo importante, y darle la vuelta al asteroide para saber lo que nos oculta.
Quizás, sólo quizás, esta cara oculta también sea menor, pero no por ello menos importante.
En las clases, manuales y conferencias con que se ilustra a las mujeres sobre la violencia de género se les informa que el maltrato físico es sólo la punta del iceberg.
Que en escasas ocasiones hay violencia sin preaviso.
Que son numerosos los síntomas de un más que posible ataque violento contra ellas.
El lenguaje verbal y el maltrato psicológico que ejerce el hombre son los antecedentes de la violencia física.
Es ahí cuando, según cuentan, deben de actuar y denunciar.
Así el Estado podrá intervenir a tiempo y utilizar las herramientas a su disposición para garantizar la seguridad de sus ciudadanas (y ahora permítanme aquí remarcar ciudadanas y no ciudadanos).
Porque: ¿qué pasa con los ciudadanos agredidos por sus parejas o ex parejas?
¿Han oído Uds. algo? No se les ve por ningún lado. Simplemente parecen no existir.
Bien, pues un puñado de ellos anda, andamos, escondidos en esa cara del problema a la que la Justicia no ha hecho todavía ningún esfuerzo por llegar.
Es un hecho evidente que en un desencuentro de pareja, por razones puramente de fuerza física, una mujer difícilmente agredirá a un hombre.
Sin embargo, en estas situaciones de tensión también la mujer puede ejercer la violencia.
Porque también hay mujeres violentas.
La mujer violenta se manifiesta de una manera mucho más sutil.
La mujer violenta sabe utilizar su debilidad física, la psicología y la connivencia del Estado a su favor.
La mujer violenta sabe que el sólo hecho de mentir juega a su favor, y eso ya le servirá como garantía de que el Estado velará por alejar de su área más próxima al presunto delincuente con el que convivió.
Pero la mujer violenta puede ir más allá.
Si hay hijos de por medio, el Estado habrá a buen seguro concedido la custodia a la madre, por defecto, a pesar de tramitarse el divorcio bajo el auspicio de un Juez y de un Ministerio que vela supuestamente por la Justicia.
En esas condiciones la capacidad que tiene entonces la mujer violenta para maltratar psicológicamente a un padre responsable es inmensa.
Pónganse en el lugar de esos padres a los que sólo les permiten ver a sus hijos en un determinado momento, generalmente 3-4 horas de un día cualquiera de la semana (algunas veces, los que tienen más suerte, hasta dos veces a la semana).
Suena similar a los regimenes de visitas familiares a los reos en las cárceles, sólo que en este caso su delito ha sido simplemente divorciarse.
¿No es eso acaso maltrato psicológico a los padres divorciados favorecido por un injusto sistema judicial?
Pero un injusto régimen de visitas impuesto por un Juez es, como el maltrato físico del que hablábamos antes, sólo la punta del iceberg de unas relaciones entre los padres generalmente ya muy deterioradas.
El deterioro llega a tal punto que el progenitor custodio (la madre en el 90% de las ocasiones) está en disposición de utilizar el régimen de visitas establecido para impedir el encuentro entre hijos y padres y, en muchos casos, humillar a estos últimos.
Y, créanme, las excusas utilizadas por esas madres para ello son infinitas.
a.-Impedir la opinión del padre en las decisiones que tienen que ver con la educación del hijo o de cualquier tema que le afecte directamente (médico, social, etc.), aunque las sentencias remarquen la obligatoriedad de tomar este tipo de decisiones entre los dos padres;
b.-teléfonos comunicando que impiden contactar con el hijo;
c.-traslado de domicilio;
d.-supuestas alteraciones en la rutina de vida de hijo provocadas por el padre; y,
e.-al final, para alejar definitivamente a ese molesto padre que se afana por mantener ese débil hilo de unión con su hijo,
f.-falsas acusaciones de amenazas a la policía.
Esa es la receta para conseguir un padre sumiso y pagador, forzado a pasar una pensión alimenticia y a desentenderse de los hijos si quiere mantener su equilibrio mental.
Así, a los padres agredidos sólo les queda la esperanza de que sus hijos crezcan y un día se hagan oír para exigir compartir más tiempo con ellos, pero para entonces puede ser ya muy tarde.
Si realmente son capaces de ponerse en esa situación entenderán que algunos hombres estallen (los menos) y otros (muchos) nos volvamos a casa frustrados, impotentes, empañados en lágrimas, incapaces de comprender por qué la sociedad no quiere hacer ese viaje al otro lado de la Luna.
Por eso resulta loable que por fin un partido político haya sido capaz de encender los motores de ese cohete y llevar la custodia compartida a debate a la Aljafería.
¿Serán capaces el resto de partidos de ponerse de acuerdo y pilotar tamaña nave?
Sería un gran ejercicio de responsabilidad social que además de seguramente reducir los niveles de violencia de género (real e imaginaria) permitiría el desarrollo de niños más felices.
Padre divorciado
1 comentario:
vuelvo a ser yo. Casualmente os he encontrado.
Efectivamente, la violencia de género tiene una cara oculta. Tarjeta roja a los malos tratos. Por supuesto. Pero también tarjeta roja a los relatos novelados de algunas mujeres, que obvian los medios con tal de alcanzar siempre un fin, casi siempre económico y que lleva a destruir a inocentes y a cuántos le rodena.
Porque están defendiendo la igualdad? No es cierto. Lo que defienden no se llama igualdad... es otra cosa, es semejanza, parecido, pero o igualdad. De verdad que no entiendo como se puede estar subvecionando sin más control que el de las estadísticas, la labor de unas mujeres que en pos de un bien social, dejan entrever cuanto te acercas a los casos reales, el predominio de un género y el mantenimiento de una forma de vida.
En serio, no puedo entenderlo.
Publicar un comentario